Decidió ser promovido por Maravilla Martínez y planea prepararse en los Estados Unidos para competir profesionalmente.

Hay momentos y circunstancias. Hay clima. Hay silencios, palabras, ojos que viajan por el espejo enorme del gimnasio, ojos que se clavan en otros ojos. Hay ganas de decir un montón de cosas. Hay ansiedad e ilusión. Alberto Palmetta contiene en sus venas la expectativa de los que acaban de cerrar una etapa para iniciar otra. A los 26 años, después de participar en los últimos Juegos Olímpicos de Río y quedar eliminado rápidamente, tiene previsto hacer su debut como pugilista profesional el próximo 18 de noviembre, en Catamarca. «Cumplí un ciclo en la selección. Durante cuatro años aprendí mucho y viví cosas hermosas, pero ahora es tiempo de pasar al profesionalismo y concretar sueños», admite Beto, apenas arranca la charla con la nacion.

Atrás deja un proceso rico y aleccionador de diez años como boxeador amateur. Con vivencias y experiencias inéditas que viajaron por la cumbre y por el llano. Sin embargo, el futuro asoma más que tentador para cristalizar los sueños deportivos. Hace unos días firmó un contrato con la productora Maravilla Box, propiedad de ex campeón mundial mediano Sergio Martínez, y se aseguró el pronto desembarco en algún ring de Estados Unidos. «Me siento a la altura de las circunstancias. El nivel de AIBA es muy alto y me formó para los grandes desafíos del profesionalismo convencional. Vamos arrancar a combatir en la Argentina, pero la mira estará puesta en Estados Unidos».

-¿Qué te llevó a decirle basta al boxeo amateur y pasar al profesionalismo?

-Yo tenía proyectado que antes de hacerme profesional iba a darme el lujo de estar en un juego Olímpico representando al país. Era mi mayor deseo. Ahora que lo logré, debo buscar nuevas motivaciones. Ser amateur en la Argentina es un sacrificio enorme, desgasta mucho. Si uno quiere vivir de esto, es necesario hacerse profesional y combatir con los mejores.

-¿Hubo algún enojo con los dirigentes de Federación Argentina de boxeo?

-Viví ocho años intensos en la selección argentina y estoy muy agradecido. Pero durante esos años también se fueron acumulando muchas cosas negativas que me convencieron que debía buscar nuevos rumbos después de los Juegos Olímpicos. Tuve muchas diferencias con el técnico, Julio García, por los métodos de entrenamientos, también la parte económica fue determinante. Hoy quiero mirar para adelante.

-¿Qué pasó en Río de Janeiro que no lograron medallas?

-Me hubiese gustado tener una mejor preparación, a la altura de un Juego Olímpico. No tuvimos sparrings de jerarquía y entrenamos y concentramos en la Argentina sin enfrentarnos a la realidad con la que nos íbamos a encontrar en Río. Esto es como una obra de teatro: si ensayás todos los días y corregís errores, previo a salir a escena, todo va a salir perfecto. Ahora, si no reparás en las fallas y crees que está todo bien posiblemente tengas inconvenientes.

-Pero la participación de ustedes en las competencias de AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur) les dio un fogueo internacional que nunca antes la selección había tenido.

-Fue muy positivo todo el rodaje previo que tuvimos, pero en el momento clave de la preparación no lo apuntalaron. Te hago una pregunta: si estudias durante un año entero para rendir un examen y luego, después de un año, te lo toman de sorpresa, ¿te acordarías renglón por renglón? Esto es lo mismo. Estuvimos ocho meses sin preparación con gente de nivel, sólo guanteamos con los cubanos una semana. Ojo: no quiere decir que todo el trabajo por parte de la Federación no haya servido, pero hay cosas para seguir afianzando.

-¿Por qué elegiste a Maravilla Martínez y no otro promotor?

-Sergio es mi referente y mi ídolo en el boxeo. Siempre admiré su talento, su profesionalismo y su lucha por llegar a ser campeón mundial. Trataba de copiarle algunas cosas o analizar ciertas tácticas que utilizaba. Los dos somos zurdos y me pareció que puede asesorarme mejor que nadie, tanto arriba del ring como en la vida. Cada vez que hablé con él me brindó confianza.

-¿En qué categoría te gustaría pelear: welter o superwelter?

-Los últimos dos años del ciclo me establecí en 69 kilos. Por ahora la idea es debutar en superwelter, pero en el futuro buscaré bajar a welter (66) porque ahí están los grandes desafíos.

-Maravilla, en su momento, tuvo que radicarse en el exterior para trascender y tener una buena carrera boxística, ¿cuál es tu idea?

-La idea es acercarme a la elite e ir preparándome para los grandes desafíos en el exterior. En Estados Unidos están los sparrings de nivel, necesarios para el crecimiento boxístico. No hay que engañarse ni dejarse engañar: si uno quiere llegar lejos tiene que entrenarse afuera. El boxeo nacional está estancado hace tiempo por culpa del sistema que ha instalado la FAB, al dejar que unos pocos promotores hagan su negocio sin importarles los boxeadores…

-¿Te gustaría que algunos de tus ex compañeros de la selección sean manejados por Maravilla Martínez?

-Si creen que lo mejor es estar con Maravilla, está perfecto. Si sienten que lo mejor es estar con otras personas, está perfecto también. Lo decidirán ellos. Por lo pronto, yo creo que estar con Sergio y Sampson (Lewkowicz) es la mejor opción para llegar lejos.

A Alberto Palmetta el futuro se le asoma tentador, con forma de mujer hermosa. Dependerá de él que concrete o no el romance.