Los Food Track sacaron todo afuera y bajo un cielo diáfano coronaron el domingo. Familias completas llegaron desde distintos lugares para ser parte del callejero santafesino. La lluvia del sábado no opacó las expectativas de los que viven este evento como «único». No solo fueron cumplidas sino superadas porque las tribunas se llenaron y los emprendedores tenían largas filas en sus puestos.

Con un cielo despejado y el sol brillando en el Callejero Santa Fe Ciudad, la jornada del domingo se vivió a pleno. Poco a poco las tribunas se comenzaron a poblar y los fanáticos tiñeron de color una nueva jornada del Súper TC2000 en la capital provincial. Los puestos gastronómicos comenzaron a sacar mesas y sillas y a media mañana largas filas se formaron. Las opciones para todos los gustos hizo que todos vivieran una jornada única.
El intenso movimiento de familias, jóvenes y niños, hombres y mujeres, con el equipo de mate, ya con menos abrigo y con la alegría y expectativa de formar parte de una verdadera fiesta del automovilismo. La lluvia del sábado le dio una nueva postal a la ciudad con los fanáticos bajo el agua, pero el sol del domingo compensó y se vivió una verdadera fiesta.
Omar es uno de los cocineros de los food trucks que desde temprano comenzó a llamar con el olor a choripanes y hamburguesas a los miles de fanáticos. “El día no podía estar mejor. Hace tres días que estamos trabajando y dando lo mejor de Santa Fe para la gente que viene a esta fiesta del Súper TC2000. Es la primera vez que venimos con el puesto y nos fue muy bien, superando las expectativas que teníamos”, dijo muy contento.
Mario, de Kuki Chef, un emprendimiento familiar con una larga trayectoria también contó su experiencia. Desde un rincón, donde se ubicaron todos los puestos gastronómicos, instaló un gran disco y sobre él prendió el fuego y cocinó costillares y chorizos con la idea de imitar el asado de los domingos. Mientras recibía los pedidos contó con alegría lo que significa el callejero santafesino para él.
«Estoy haciendo costillas a las llamas, el tradicional asado de los domingos. Estamos muy contentos porque como cada año la gente responde muy bien. El sábado las lluvia complicó todo, pero el sol del domingo borró todo y estamos muy contentos»,contó.
Con respecto al callejero en sí, dijo que une dos pasiones: hacer asados y ver la carrera de autos, y el callejero “tiene algo especial que lo hace único”, disparó Mario y es por eso que no se pierde una edición desde que las calles de Santa Fe se convierten en una pista de carrera.

Ser parte de la fiesta

Pablo llegó a la fiesta del Súper TC2000 con toda la familia. “Vinimos hace un par de años. Lindo, muy lindo, esto suma mucho y atrae mucha gente. Todo está muy bien organizado. Somos de Rosario, vinimos el viernes y nos quedamos hasta que termine”, destacó este santafesino. Su esposa lo acompaña junto a sus tres pequeños, con sus remeras se sumaron “a una fiesta muy linda”.
Marisol es de San Nicolás y vino a acompañar a su novio que sigue todas las carreras. “Divino Santa Fe. Nunca había venido al circuito callejero. Realmente es bárbaro. Hay que venir. Está muy buen Santa Fe, con todo sus servicios, la verdad muy bueno”, dijo contenta por la experiencia de vivir el callejero.
Pedro es de Santa Fe y siempre se suma a la “carrera del año”. “Es un espectáculo muy bueno para todo el fin de semana y para la ciudad es muy bueno, porque llega mucha gente. Siempre vengo con mi familia”, destacó.
Mauricio también es de Santa Fe. Con sus hijos Matías y Maximiliano, disfrutaron de un domingo distinto en la ciudad. “Es muy lindo. Siempre venimos a disfrutar de este espectáculo. Es algo muy importante, por todo el movimiento que genera, sobre todo en esta época, esto motiva y genera movimiento. No se lo pierdan, porque esto es fantástico. Se disfrutra mucho y en familia”, consideró.
Por último, Nicolás de la vecina ciudad de Paraná contó que “Hace dos años seguidos que venimos. Estamos con mi hijo, mi hermano y mi viejo. Esto es una locura, es increíble. Al que no venga, que no se lo pierda. Hincha de Ford. Tomás, el pequeño de los niños, vaticinó que “ganaba el mejor: Werner” y con el pulgar para arriba saludó a la cámara.