Igualó sin goles en cancha de Lanús al cabo de los 90 minutos reglamentarios. La serie se definió desde los doce pasos, en donde el Canalla se impuso por 5-3 sobre Talleres. Ahora, el turno de Almagro.

No arriesgó prácticamente nada. Así y todo logró el objetivo y se metió en los octavos de final de la Copa Argentina. Un boleto a la próxima instancia que recién se dio cuando Zampedri marcó el último penal. Claro que el Canalla pasó porque también aprovechó la pasividad del equipo de Vojvoda. Un partido malo. Donde la única diferencia estuvo en que Jeremías Ledesma atajó el penal.

Ahora será el turno de Almagro para seguir avanzando en la competencia. Pero el juego que tuvo anoche el Canalla en cancha de Lanús fue pálido. Y ya suma dos partidos sin convertir goles.

En la primera parte, Central le ganó a Talleres el duelo de la posesión del balón. El Canalla impuso condiciones, pero fue liviano en ofensiva. Le faltaron ideas en tres cuartos de cancha, donde sólo hubo algunos chispazos de Carrizo por la derecha. Demasiado poco para quebrar el orden de la prolija última línea de los cordobeses.

Al menos, el equipo del Patón no tuvo demasiados inconvenientes en defensa. Es que los albiazules tampoco mostraron capacidad en ataque como para generar situaciones de peligro. Y no apostaron a la presión alta como una opción para recuperar la pelota en campo contrario, algo que al equipo de Vojvoda le había dado réditos hace algunas semanas atrás, cuando se vieron las caras por la segunda fecha de la Superliga.

Así, entre lo que no pudieron gestar y lo que no quisieron arriesgar, Central y Talleres aburrieron a propios y extraños. El primer tiempo se diluyó con los arqueros como espectadores. Sólo hubo un disparo del Chaco Herrera que exigió al otro Herrera, el arquero de la T. No más que eso.

Para el complemento, Vojvoda movió piezas: incluyó un delantero, Montenegro, por un volante, Pochetino. Y también cambió el esquema: el 4-2-3-1 inicial mutó a un 4-3-1-2. Con esos movimientos, Talleres sorprendió a Central en el arranque de la segunda parte. El equipo cordobés ganó en velocidad, en verticalidad, y también en agresividad. Y hasta hubo un mano a mano que Arias desperdició ante Ledesma.

Al Canalla le costó algunos minutos leer el nuevo escenario futbolístico planteado por un Talleres con ambición de protagonismo. Con dificultades para el manejo de la pelota, los de Arroyito retrocedieron en el terreno, y se plantaron para jugar de contra. Pero ninguno de los dos se impuso y por eso el partido se hizo tedioso y todo se encaminó a los penales… Donde se hizo presente la única diferencia entre ambos: la mano derecha de Ledesma.