En poco tiempo Colón quedó afuera de las dos competiciones que venía afrontando y en la Superliga se ubica en los últimos puestos de la tabla.

Antes de comenzar este semestre Colón tenía como principal objetivo la Copa Sudamericana, en segundo orden la Copa Argentina y por último la Superliga.

Y en poco tiempo el equipo se quedó con las manos vacías y ningún desafío importante en lo inmediato, más allá de sumar en el torneo local para engrosar el promedio.

En la Copa Argentina superó a Deportivo Morón en la definición desde los 12 pasos luego de empatar 1 a 1. Y en los 16avos fue eliminado por San Lorenzo en los penales al igualar 2 a 2. Es decir que ni siquiera pudo acceder a los octavos de final.

En la Sudamericana, pasó con angustia al San Pablo nuevamente en la ejecución desde los 12 pasos y en octavos no pudo con el Junior perdiendo como visitante y empatando como local.

Mientras que en la Superliga, de siete partidos apenas ganó uno y suma seis puntos sobre 21 en juego. En consecuencia de los 13 encuentros que disputó en este semestre tan solo ganó dos.

A excepción de los cotejos ante Godoy Cruz y el San Pablo (justamente los dos que ganó) en el resto el equipo dejó muchas dudas. No resultó confiable, perdió solidez y no lució dentro del campo juego, además de no tener una identidad de juego.

En el mercado de pases, fallaron los dirigentes y el entrenador dado que los que llegaron no aportaron demasiado, salvo los penales de Burián y algunos buenos minutos de Zuculini. Pero además en este tiempo el técnico Eduardo Domínguez no logró potenciar a los jugadores.

Falló en la conformación del equipo, en los cambios y en los planteos de juego, salvo el partido ante el San Pablo en el Morumbí. En el partido ante el Junior conformó el banco de relevos sin un 9, dejó afuera a Leguizamón y Sandoval e incluyó a dos volantes centrales (Bastía y González) quienes no sumaron minutos.

Insistió demasiado con Alan Ruiz quien no aportó nada desde el juego y nunca marcó diferencias. Apostó por Heredia, quien salvo los tres goles ante Godoy Cruz después hizo muy poco.

Le dio pocas chances a Gonzalo Bueno quien demostró que merece más minutos en cancha. A Zuculini recién lo hizo debutar en la sexta fecha del torneo y nunca encontró el 11 ideal produciendo variantes de un partido al otro.

Terminó aportando más confusión que claridad y encima los resultados que antes lo sostenían ahora lo condenan. Antes Colón no lucía pero los números lo respaldaban, en cambio ahora no gana ni tampoco juega bien.

Así las cosas y pese a ratificar que cumplirá su contrato (hasta junio del 2019) está claro que a partir de ahora si los resultados no se dan el camino comenzará a estrecharse y el margen de maniobra se acotará para el DT.

Domínguez tendrá que motivar al plantel en lo que resta hasta fin de año para terminar el semestre de la mejor manera y al menos maquillar un poco el fracaso conseguido.

No será sencillo, dado que los desafíos eran muy importantes y ahora tienen gusto a muy poco. Encima tampoco tiene el Clásico a mano como para levantar cabeza. Por lo cual el día a día y los resultados definirán el futuro del entrenador.

No caben dudas que el trabajo de Domínguez en Colón fue de mayor a menor y que ya finalizando su segundo año al frente del plantel atraviesa su peor momento.

El equipo no responde desde lo colectivo y a veces lo sostiene alguna que otra individualidad. Pero eso con el correr del tiempo se agota, Fritzler lo salvó en el Morumbí y estuvo cerca de hacerlo con Junior. Y antes fueron los guantes de Burián en la definición desde los 12 pasos.

Pero no siempre puede ser así y el tiempo pone las cosas en su lugar, este Colón que supo de algunos milagros (triunfo ante Racing y clasificación a la Sudamericana del 2019 y la victoria en el Morumbí) terminó sucumbiendo ante la lógica futbolística.

Sin una estructura de juego y una identidad futbolística las cosas decantan por sí solas, y el resultado es el que se observa. Colón fuera de la Copa Argentina, de la Sudamericana y 20º en la Superliga. Y más allá del bajo nivel de los jugadores, el mayor responsable es Domínguez quien conduce el plantel y no logró potenciarlo como debía.