Camboya es un país del Sudeste Asiático cuya geografía comprende llanuras bajas, la costa del Golfo de Tailandia, el delta de Mekong y una zona de montañas. Su capital y principal ciudad es Nom Pen (centro cultural, político y económico de la nación). Tiene una superficie de 180 mil km cuadrados y según el último censo realizado cuenta con aproximadamente 16 millones de habitantes.

Allí se encuentra el joven bonaerense Félix González Dalmas, actual entrenador de la Selección Mayor de Camboya. ¿Pero cómo un «desconocido» para el futbolero promedio argentino llegó a ser el director técnico de una Selección FIFA? Para obtener esa respuesta hay que retroceder en el tiempo y sumergirse dentro de la historia de vida de un verdadero trotamundos.

«Yo al principio jugaba ajedrez y a los 7 años nos mudamos a un barrio mucho más humilde, en Moreno. Ahí comencé a jugar al fútbol en un club de barrio. Mi padre, un apasionado, al igual que mi hermana. Todos fanáticos de Boca», así comenzó su relato en diálogo con Infobae.

Por la crisis, a los 13 años, su familia decidió emigrar a Estados Unidos. Desde ese entonces se produjeron una verdadera sucesión de aventuras futboleras que tuvieron un denominador común: Japón. «Un día estaba jugando solo y empecé a hacer amigos gracias a la pelota, siempre me acompañaba. Gracias al fútbol también pude entrar a la Universidad», confesó este hombre nacido el 2 de febrero de 1988.

Tras tener un buen paso a nivel universitario, intentó probar suerte en el ascenso de España (Castellón y Hércules), Japón, Corea del Sur y Uruguay. «Intenté ser profesional cuando las condiciones no estaban dadas. Tenía 20 años y no me conocía nadie. No tenía representante ni nada», esbozó.

«En Uruguay estuve en Plaza Colonia, que estaba en Segunda. Tuve un pase frustrante, no estaba acostumbrado. Muchas promesas incumplidas. Igualmente, siempre que las cosas no me han salido no busqué excusas, buscaba cómo mejorar. Y a los 28 decidí retirarme», comentó con dolor. Y luego, agregó: «No quería jugar al fútbol por jugar, quería hacer algo diferente. No se dio. Fue como romper con una novia, pasé unos meses de mucha tristeza».

Su amor por el fútbol es tan fuerte que esta situación no la pudo romper. El anhelo por ser jugador profesional se desvaneció, pero la pelota nunca dejó de estar a su lado. «Quería hacer algo que tenga valor. Me hacía las preguntas que se hacen ahora los millennials, quería hacer algo que importe», sentenció.

En su regreso a Buenos Aires se asentó en Capital. Durante un paseo conoció a un grupo de estudiantes del Centro Universitario Argentino Nippon (CeUAN). Juntos crearon un equipo de fútbol llamado Gamuxara, del cual él pasó a ser el entrenador.

Esta nueva aventura hizo que abandone la medicina para anotarse y realizar el curso de director técnico, algo que le cambiaría la vida. «Cuando no me salían las cosas empecé a analizar mi juego, a ver videos. En ese momento no estaban todos los análisis y videos en Youtube. Trataba de grabar o conseguir partidos y los analizaba. Buscaba la respuesta a por qué no podía tener tanto la pelota o dónde debía ponerme para recibir mejor», relató.

Tras recibirse, y mientras entrenaba a chicos en un polideportivo y daba clases de inglés, recibió un inesperado llamado gracias a su amigo japonés de la Universidad de San Diego. Tashi, que ya lo había ayudado para probar suerte en el fútbol asiático, hizo de nexo para que conociera a Keisuke Honda.

«Él necesitaba que lo ayude con el inglés y con algunas cosas del fútbol. Me llamó cuando estaba en Italia. Yo tenía que dar una clase de inglés y cancelé todo para prepararme, fue hace un año y 7 meses. Hablamos de la vida y terminamos contándonos anécdotas, como si nos conociéramos de toda la vida. A las semanas me llamó diciéndome que quería que lo acompañara en su nuevo desafío», rememoró González Dalmas. ¿El destino? Pachuca de México.

Al ser un destino de habla hispana, él pasó a tomar un rol mucho más importante que el esperado. Pasó a ser su intérprete, ayudante y hasta analista de videos. Félix, que «se defiende» hablando japonés gracias a su novia (es de origen japonés y con raíces en Trinidad y Tobago), sostuvo que la propuesta de Honda lo sedujo ya que «tiene escuelas en varios lugares del mundo y es dueño de clubes». «Keisuke es mucho más que un futbolista», afirmó.

A mediados de 2018 todo dio un giro inesperado. El ex CSKA Moscú y Milan desembarcó en el Melbourne Victory de Australia, pero paralelamente fue contratado como manager de Camboya. ¿Una de sus primeras medidas? Proponerle el cargo de entrenador a su ladero argentino.

«Todavía no caigo. Es una locura tener esta oportunidad a los 30 años. Lo veo como que es algo que recién empieza. Quiero trabajar para que el fútbol de Camboya pueda crecer», comentó, aún incrédulo, de la gran oportunidad que se le presentó.

El conjunto asiático, que se encuentra en el puesto 172 del ranking FIFA, desde su arribo intenta jugar con un dibujo 4-3-3 y que la pelota sea su principal aliada. González Dalmas sostiene que esta decisión no es «por una moda», sino que es la mejor opción con la que tiene debido al material con el que cuenta. «Salvo los 3 arqueros, el resto de los jugadores no supera el 1.79 metros. Si nosotros jugamos al pelotazo no vamos a ganar, vamos a tener menos oportunidades. Este es un estilo que se adapta y favorece al jugador de Camboya para el futuro», justificó.

Félix, en sus entrenamientos, utiliza juegos y/o apuestas para intentar sacarle el gen competitivo a su plantel y se apoya en la tecnología para trasmitirle conocimiento a sus futbolistas.

«Todos los jugadores tienen un espíritu competitivo, y de alguna manera se lo tenemos que sacar. Hacemos apuestas después del entrenamiento para ver cómo trabajan bajo presión. Si pierden tienen una prenda. Es algo para generar una costumbre y hábitos dentro del equipo. Queremos que siempre estén compitiendo. Competir es divertirse», contó.

Aunque varios entrenadores aún son reticentes, para González Dalmas la tecnología es una herramienta fundamental en su día a día de trabajo: suele preparar diapositivas y videos en cada entrenamiento.

«Antes de comenzar siempre preparo una presentación con videos y con animaciones. Trato, de la manera más simple posible, explicar el ejercicio que vamos a hacer ese día y el porqué. En las prácticas usamos drones y al otro día les mostramos las imágenes para ver las cosas buenas y lo que hay que mejorar», profundizó. Y luego, resaltó: «Las imágenes son la mejor manera de aprender. Los jugadores así se acuerdan de lo que hay que hacer, como cómo salir jugando de atrás o cómo hacer las progresiones».

También intenta motivar la charla, ya que «por un tema cultural los camboyanos no suelen hablar, son más reservados». El entrenador busca que sus dirigidos pierdan el miedo a comunicarse y de esa manera saber cómo se sienten en las prácticas.

Igualmente, el panorama para trabajar no es el mejor. La liga local recién está comenzando y es semi profesional. Sin embargo, él lo ve como una gran oportunidad: «Casi todas las selecciones que enfrentamos son favoritas ante nosotros, pero nosotros las carencias las vemos como oportunidades. Nos gusta el desafío».

Camboya viene de participar en el Campeonato de Fútbol de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), en el que quedó eliminada en fase de grupos al perder tres partidos y ganado solamente uno (3 a 1 ante Laos).

Lejos de bajar los brazos, González Dalma es optimista de cara al futuro: «A los jugadores siempre les decimos que no se enfoquen en los resultados sino en el crecimiento. Por eso cuando me preguntaban por los objetivos decía que son que los jugadores jueguen mejor y se sientan mejor que el partido anterior. Para la gente es importante el resultado, y queremos darle una alegría a esta gente que ha sufrido tanto».

– «Guillermo nos llevó a una final, ganó dos torneos, tiene muchísimo valor lo que consiguió. Yo, que lo viví de los dos lados, es muy difícil lo que hizo. A la mayoría nos toca perder. Ojalá que le toque ganar la próxima vez. Estamos agradecidos. Y la expectativa que se generó es gracias a él y los jugadores».

– «Tengo muchas esperanzas en Burdisso. Ya volverá a ganar Boca. Igualmente es muy importante ya estar cerca».

– «¿Dirigir a Boca en el futuro? Siempre intento tener objetivos, es importante, pero estoy enfocado en el día a día. Si hace un año y medio me decían que iba a estar hablando de mi presente en Camboya no lo iba a creer. La visión que tenemos es usar el fútbol para poder llegar a la gente y poder ayudarla».

– «Mi hermana ama a Boca, es muy fanática. Vive en Estados Unidos, pero hace locuras por Boca. Sabe mucho más que yo, es una enciclopedia. Fue a ver la final de la Libertadores».

– «Después de la final, llegó, aterrizó y se fue a trabajar. Fue un viaje de 20 horas, para que sea más barato. Fue llegar, cambiarse e ir a trabajar. Mi hermana siente pasión por Boca».

Cruzar la calle en Camboya, una verdadera travesía:

– «Algo muy particular acá es el tuctuc. Es como una moto que atrás tiene una cabina. Ese es el medio de transporte, pero cuando manejan no hay muchas reglas. He visto autos que se meten en contramano para estacionar o hacen una vuelta en ‘u’ en cualquier lado. Un caos terrible».

– «El tráfico es una locura. La gente va caminando por el medio de la calle, gambeteando autos».