Existe una manera distinta de abordar la discapacidad que incluye a las familias y la terapia interdisciplinaria. Chicos, chicas y jóvenes con discapacidad encontraron en el proyecto «Yo, también» una herramienta para practicar deporte y mejorar su calidad de vida, por encima de cualquier diagnóstico.

El programa, encabezado por el Profesor Marcelo Arimany, incluye prácticas saludables y actividades integradas con el objetivo de contribuir al desarrollo autónomo, fortalecer lazos sociales y favorecer la integración social y cultural de los participantes y su entorno.

El proyecto cuenta con la participación de 150 chicos en invierno y 450 en verano. “Son 10 instituciones que trabajan con personas con discapacidad, donde hacen actividades en conjunto y también utilizan la pileta del Polideportivo 9 de Julio, el primer natatorio inclusivo del país”, explicó Arimany.

«Yo, también» parte de la idea fundamental de entender al juego como un dispositivo habilitador de espacios de recreación, invención en el cual además de poder ser ejercido por todos, también facilita el intercambio con los otros.

“Se propone jugar, saltar, correr, nadar, reír, sin espacios diferenciados, todos con todos, con los “puentes” o “andamios” que sean necesario construir, para que eso ocurra, habilitando que esa niña, niño y adolescente sea tomado como sujeto y nombrado por su nombre y no por su patología, que lo destina sin porvenir a ser objeto de la asistencia o la beneficencia”, concluyó el responsable del programa.

EL CAMBIO DE LA MIRADA SOCIAL HACIA LA DISCAPACIDAD

El Programa “Yo, También” acompañó la presentación del libro «El cambio de la mirada social hacia la discapacidad» que se desarrolló el viernes pasado en el Centro Municipal de Distrito Sur.

La obra de Karina Vimonte busca concientizar de manera didáctica sobre la importancia de la comunicación como método para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.