El colombiano volvió a anotar para darle el triunfo a Unión. Viene de ser el mejor interceptor en las últimas ediciones de Superliga.

Cuando Unión lo fue a buscar, como en muchos casos, se transformó en una apuesta. Venía del ascenso, con un paso fugaz por Arsenal sin poco protagonismo, y para Yeimar Gómez Andrade era un verdadero desafío afianzarse en la zaga central.

Ese proceso siempre contó con la confianza brindada por Madelón y el posterior esfuerzo de los dirigentes para renovar su vínculo.

El colombiano sobresale por ir a todas con vehemencia, no complicarse si debe despejar con un largo pelotazo. Ya nadie discute su capacidad para militar en la élite del fútbol argentino. Y con su perfil bajo se fue metiendo en el corazón de los hinchas rojiblancos.

Generalmente sus proyecciones en la pelota parada lo tienen ganando muchas veces e incluso pudiendo anotar en las temporadas anteriores. También habrá que apuntar que las circunstancias del juego hicieron que tenga varios tantos en contra.

Desde la rectificación de la medida para permitir el regreso de Bottinelli, indudablemente Madelón volvió a pensar en reunir a la dupla de marcadores centrales que tantas satisfacciones le dio al equipo en las últimas temporadas.

Este domingo, a la salida de un córner y después de un par de rebotes, el cafetero aprovechó para sentenciar a Unsain y poner el 2 a 1 en favor de los rojiblancos.

Gómez Andrade suma 4 goles en 61 partidos pero tiene una particularidad que lo pone en consideración del fútbol nacional: en la Superliga 2017/18 con 104 fue el jugador que más intercepciones tuvo, mientras que en la edición 2018/19 ganó 73 cruces y también estuvo al tope del rubro estadístico.