Está claro que el equipo jugó mejor con las variantes que realizó Osella en el segundo tiempo, siendo un equipo más incisivo en ataque y con otro cambio de ritmo.

Si bien el punto obtenido ante Racing no le alcanzó para evitar entrar en zona de descenso, la realidad indica que con los cambios realizados en el segundo tiempo Colón mejoró su rendimiento y estuvo cerca de ganar el partido. Pero para ello, debió primero estar en desventaja para que el DT metiera mano en el equipo y encontrara soluciones en el banco.

En virtud de lo sucedido ante La Academia habría que preguntarse sino llego la hora de arriesgar un poco más y de este modo modificar el esquema que le permita potenciar a los intérpretes. Es cierto que con la desventaja en el resultado el Sabalero se vio obligado a modificar y eso le permitió poner en cancha jugadores con mayor dinámica y peso ofensivo.

Está claro que los ingresos de Rodrigo Aliendro, Gabriel Esparza y Wilson Morelo le cambiaron la cara al equipo, eso hizo que Luis Rodríguez se retrasara y que Colón tuviera más presencia en el área rival. Esparza le dio cambio de ritmo a la banda izquierda y Aliendro aportó movilidad por derecha. Colón mutó del 4-4-2 previsible a un 4-3-1-2 si se quiere con el Pulga tirado atrás y con Morelo junto a Viatri en ataque. Y con Matías Fritzler como único volante central.

A esta altura, jugar con dos mediocampistas centrales de local (Lértora y Fritzler) no parece ser una medida acertada y mucho más en la situación que atraviesa Colón. Además ya casi ningún equipo pone en cancha dos futbolistas de contención y que no pisan el área rival.

Por lo cual, no sería una opción descabellada pensar en cambios en la zona media. Por lo observado da la sensación que el Pulga se siente más cómodo unos metros atrás en donde puede entrar en juego y no quedar tan aislado. Con el 4-4-2 y resignando la pelota como sucedió en los últimos partidos, el 10 queda inconexo y entra muy poco en juego.

Habrá que ver si Osella está dispuesto a cambiar y romper el 4-4-2 que pensando en lo defensivo puede ser redituable buscando el equilibrio, pero al que le falta variantes en ataque y circuitos de juego. Sumar de a uno en estas circunstancias no sirve y por ello hay que pensar en ganar.

Obviamente que se lo puede hacer con el 4-4-2, pero a veces da la sensación que rompiendo las estructuras rígidas se puede obtener resultados. Y eso se observó con Racing en el complemento luego del gol de Zaracho. Colón anotó un gol, después de tres partidos sin hacerlo, pero además generó chances claras como para anotar alguno más.

El principal desafío de Osella es encontrar variantes en ataque sin perder equilibrio defensivo, con Racing lo logró en la parte final del encuentro. Y lo hizo con una formación más ofensiva, con jugadores más dispuestos para pisar el área rival (Esparza, Aliendro y Morelo). Ahora la pregunta que se impone es si lo repetirá desde el inicio por convicción o solo si lo hará por necesidad.