El triunfo ante Rosario Central evidenció que la cabeza en el fútbol juega un rol determinante y más allá de lo futbolístico la principal virtud fue haber recuperado la confianza.

Desde lo táctico el planteo de Eduardo Domínguez no tuvo muchas diferencias con el que venía implementado Diego Osella, de hecho el Barba implementó dos cambios en relación al partido con Talleres haciendo ingresar a dos jugadores que estaban suspendidos y que el anterior DT los consideraba titular. Por lo cual, se podría decir que ambos entrenadores eligieron a los mismos protagonistas.

El esquema y la idea de juego fue similar respecto a lo que se observó en el primer tiempo ante Boca y Talleres, es decir replegar líneas, incomodar al rival y tratar de salir de contra. La diferencia claro está estuvo en la contundencia y sobre todo que frente a Central, el equipo sabalero se puso en ventaja por primera vez en este 2020.

Y ese gol de Rafael Delgado fue un click, resultó un shock de confianza para los jugadores y se evidenció en los minutos posteriores con los goles convertidos por Wilson Morelo y Tomás Chancalay. En siete partidos, Colón había anotado un tanto y en 12′ marcó tres.

Hasta el primer gol, Colón mantenía una postura conservadora, de esperar en campo propio, de hecho el córner que derivó en el tanto de Delgado fue la primera aproximación al arco de Central. Pero sin dudas que verse arriba en el resultado liberó al equipo y lo hizo tomar una confianza que antes no tenía.

En eso mucho tuvo que ver la llegada del nuevo cuerpo técnico que sin dudas actuó rápidamente, con la ventaja de que Domínguez ya conocía a varios futbolistas. Y no es casualidad que muchos de ellos tuvieron una buena actuación como por ejemplo Emanuel Olivera, Matías Fritzler, Marcelo Estigarribia y Tomás Chancalay quienes levantaron y mucho su rendimiento en la noche del Gigante de Arroyito.

Se podrá decir que hubo una mejora futbolística y eso es innegable, pero sin dudas que el principal fundamento para explicar el triunfo como visitante después de 25 partidos, está emparentado con el aspecto mental y anímico. Por 90′ Colón ganó en confianza y eso se reflejó en el resultado.

Nadie puede afirmar que cuatro días bastan para mejorar un equipo en relación al juego, por eso los técnicos que asumen en momentos complicados, lo primero que buscan es hacer foco en la cabeza. Eso sucedió con Domínguez y sus colaboradores que en pocos días lograron revertir un estado de desazón en otro de esperanza.

Ahora tendrá que llegar la recuperación futbolística, está claro que Colón cuenta con un plantel de mayor jerarquía que los otros que pelean por no descender. Pero eso no lograba traducirlo porque lo mental resultaba más determinante que las cuestiones del juego. Lo anímico se imponía por sobre las condiciones futbolísticas y eso se logró revertir ante Central, ya que Colón recuperó confianza y cuando eso pasa, la esperanza se agiganta.