El ex-defensor habló de su paso por Colón y la rotura de la Virgen. «Tenía cierta fama y el plantel la había empezado a mirar con desconfianza», apuntó.

El ex-defensor de Colón, Ariel Garcé, brindó este domingo una extensa entrevista a La Nación, donde contó detalles de su paso por aquel plantel, además de la relación con el presidente de aquella época, Germán Lerche.

Indudablemente un hecho por el que quedó marcado el jugador que integró el plantel de Argentina en el Mundial de Sudáfrica, fue el retiro de la Virgen en el estadio Brigadier López.

Obviamente fue uno de los temas tocados en la entrevista. A propósito de ese tema, el Chino aseveró: «Lo de la Virgen fue un detonante más para irme de Colón, pero en el fondo me fui porque después de pelear el descenso e ir mejorando con los años, en un momento vi que estábamos para dar el salto de calidad y apuntar a ser campeones. Me senté con el presidente (Lerche) para plantearle que había que cambiar ciertas cosas para dar ese paso, como el cuerpo médico, por ejemplo, tipos que estaban hacía 30 años en el club por acomodo, como pasa en tantos clubes. Habíamos perdido a dos o tres jugadores por diagnósticos errados. O por ahí llegábamos a Buenos Aires y no había comida en el hotel. Le planteé eso a Lerche y no le gustó nada».

Para luego, agregar: «Le recordé que al asumir, él mismo me había dicho que no sabía nada de fútbol. Y que alguna vez le tuve que prestar plata para solucionar cuestiones del plantel. A mí no me interesa ganar más plata, quiero ser campeón», le dejé en claro. Pero Lerche se llenó de soberbia, se la creyó, quizás porque se había acercado a Grondona, tenía un cargo en la Selección y se creía el más capanga por viajar con Messi en el avión.

Seguidamente, el ex-jugador rojinegro disparó: «Esto va a seguir todo igual, me dijo Lerche. Listo, yo me voy, le contesté. Unos meses antes había pasado lo de la Virgen, ya venía medio pesado el tema. Di una nota y vaticiné lo que iba a pasar en el club. No me dejó jugar el último partido contra Banfield y me fui a despedir de mis compañeros al vestuario».

En el transcurso de la charla, el periodista fue al hueso respecto a la rotura de la Virgen. Al respecto, Garcé no dudó en afirmar que «esa Virgen tenía cierta fama y el plantel la había empezado a mirar con desconfianza. Después de perder un Clásico con Unión ya todos empezaron a preguntar: cuándo, cuándo, cuándo la sacamos, y entonces decidimos retirarla, restaurarla, porque estaba medio dañada, y ponerla en otro lugar, en el predio, por ejemplo. La verdad, si querés verla desde la espiritualidad, no da para poner una virgen en la tribuna de un estadio. Si bien no era el capitán, lo era el Bichi, yo manejaba bastante al grupo, y además estaba lesionado, entonces me hice cargo. Contacté a un restaurador y les di unas directivas a unos muchachos para que la lleven. El problema es que se les rompió en el traslado».

Aquel inconveniente, que en su momento generó mucha polémica en el ambiente deportivo de la ciudad, repercutió en todos los medios nacionales. Por eso, ahondó en más detalles de aquel hecho muy particular: «Los locos estos me llamaron, desesperados. Les dije: Háganla desaparecer que consigo otra. Hablé con un escultor de Córdoba para que hiciera una igual. Jamás imaginé que se generaría semejante escándalo, la gente se puso loca, se metió la iglesia, aparecieron carteles de Garcé hereje, todo era desconcierto. Muchachos, yo firmo que me hago responsable de esto, le aclaré al plantel. No me gustó la actitud de muchos compañeros que se abrieron de gambas, me decepcionaron, me di cuenta de que como grupo no estábamos bien y ahí empecé a sentir que tenía que irme. Y le conté al presidente lo que pasó».

Para luego, admitir: «En síntesis: la cagada mía fue confiar en gente que no debía y que rompió la Virgen. Porque nuestra idea original era restaurarla y cambiarla de lugar, pero lo hicimos de modo algo inconsciente. Empecé a tener toda la prensa en contra, sobre todo del grupo Vila, que estaba enfrentado con Grondona y aprovechaba para pegarle al club de Lerche. Así que en esos medios tenía notas en contra todos los días».

Hay un dato no menor, que fue haber participado, en su último partido como futbolista, del descenso de Colón, al batirlo en el desempate que jugó con la camiseta de Atlético de Rafaela. Al respecto, Garcé opinó: «Fue horrible, durísimo, porque es un club al que le di un montón durante cinco años y además tengo amigos fanas de Colón. Encima mis compañeros me levantaron en andas, era mi último partido, parecía demasiado».

En la parte final, habló de lo que representó en su carrera haber vestido las camisetas de Central y Colón: «Son dos muy grandes del interior que conviven con su rival en la misma ciudad y tienen más de la mitad de los hinchas allí. Son clubes bastante sufridos los dos: Colón nunca ganó nada, y la gente no se quiere morir sin verlo ganar, el mejor ejemplo fue la final de la Sudamericana. Y Central va para 35 años sin ganar el campeonato».

Antes de despedirse, dejó su impresión de los entrenadores que lo marcaron en su carrera, al opinar que «Mohamed y Martino fueron los técnicos que me marcaron. Al Tata lo tuve poco en Colón, pero me pareció muy bueno. Y el Turco es el que más sabe y me encanta la persona. Cuando llegó, estábamos peleando por no descender y los primeros días nos puso a hacer jueguitos de cabeza, nos matábamos de risa. Nos llegan a ver así los hinchas y nos matan», pensaba, pero le ganamos 2-0 a Independiente, remontamos y zafamos. Y siempre con esa alegría».