Lange es triple medallista olímpico y obtuvo el oro en sociedad con la rosarina Cecilia Carranza Saroli en Río de Janeiro 2016, nueve meses después de ser operado por un tumor de pulmón.

Por Fernando Bianculli

Camino a su séptimo Juego Olímpico y con toda su vida invertida en la náutica, el regatista Santiago Lange afirma que el viento moldeó su personalidad por enseñarle a «aceptar cosas que no quería» y que hoy, a sus 59 años tras vencer al cáncer, siente «más ganas que nunca» de competir en el alto rendimiento.

«El viento es mi fascinación, me hizo pasar las peores adversidades y los momentos más lindos. Me formó como persona. Soy quien soy gracias al viento y al mar», asegura el arquitecto naval, que este lunes se estrena en el mundo editorial con su biografía «Viento: la travesía de mi vida».

Lange es triple medallista olímpico: obtuvo el bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008 junto con el correntino Carlos Espínola en la clase Tornado; y el oro en sociedad con la rosarina Cecilia Carranza Saroli (clase Nacra 17) en Río de Janeiro 2016, nueve meses después de ser operado por un tumor de pulmón.

«Me voy a retirar cuando no disfrute lo que hago, pero hoy me sorprendo a mí mismo, diría que tengo más ganas que antes», avisa en una entrevista con Télam.

– Télam: ¿Cómo nace la idea del libro?

– Lange: Fue un ofrecimiento de Red Bull, que es mi compañero de viaje desde 2000. Después de los Juegos de Río tuve varios ofrecimientos y ninguno me convenció pero con Red Bull me dejé llevar por la frase ‘tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol’. Ahí empezaron los problemas, ja.

– T: ¿Por qué?

– L: Porque fue un proceso que el principio me costó un montón. Desde el inicio que Red Bull había puesto una escritora alemana y me parecía que no era lo mejor. Quería que el libro fuera argentino porque todo lo que viví fue acá, entonces me dijeron: ‘bueno, buscate un escritor’ y empecé a hacer agua por todos lados. Pero terminó siendo una experiencia súper bonita, gratificante y emocionante.

– T: ¿Qué aporta este libro?

– L: Me cuesta juzgar eso porque no me gusta hablar de cosas hechas por mí, quedará en cada lector encontrar lo que puede dar. En lo personal traté de que el libro sea muy sincero, honesto y que hable cosas referidas a lo que dice el subtítulo: La travesía de mi vida.

– T: A propósito del título, ¿cómo definiría su relación con el viento?

– L: El viento es mi fascinación. Fue el que me empujó durante mucho tiempo, el que me hizo pasar las peores adversidades y los momentos más lindos. Fue el que me formó como persona porque me enseñó a aceptar cosas que quizás no quería.
Soy quien soy gracias al mar y al viento. Están los dos muy ligados a mi personalidad.

– T: El viento muchas veces se utiliza como sinónimo de adversidad. ¿Esa es una idea muy presente a lo largo de su vida y su carrera?

– L: No lo tomo como adversidad, de hecho el subtitulo del libro iba a ser «A favor y en contra». Muchas veces el viento te empuja y a mí me empujó muchas más veces de las que me tiró para atrás. El viento es difícil de leer, es un arte leerlo pero por otro lado la ciencia de la meteorología se ha desarrollado enormemente y hoy tenemos muchísimo más entendimiento sobre él.

– T: ¿La náutica lo ha vuelto un personaje solitario?

– L: En un punto sí, porque es un deporte solitario. Nosotros estamos todo el día solos en el río y no tenemos tribuna. Si bien estás con tu equipo, con tu compañero o compañera, la realidad es que nosotros navegamos todo el día solos en el río mientras en Buenos Aires hay 8 millones de personas.

– T: ¿Le haría algún reproche a su profesión?

– L: No, tengo solo agradecimiento. Me ha dado todo lo que tengo: amigos, trabajo.. ¿qué más le puedo pedir?

– T: En un momento de su carrera cuestionó su vocación preguntándose qué aporte le hacía a la sociedad con su esfuerzo diario como deportista. ¿Cómo resolvió esa situación?

– L: Creo que haber seguido lo que me gusta hizo que esa situación se resuleva sola. Ser fiel y consecuente con lo que es mi pasión. Después vinieron algunos resultados, las medallas, y ya empecé a sentir que éramos inspiración para jóvenes navegantes. Con las medallas también hemos podido darle alegría a la gente, que se sintió orgullosa de que Argentina haya podido ganar una medalla olímpica.

– T: ¿El oro olímpico terminó de convencerlo sobre su aporte como atleta?

– L: La medalla de Río 2016 fue la que más repercusión tuvo porque llegó después de haber atravesado la enfermedad. Me trajo cosas increíbles porque hoy en día sigo recibiendo mensajes de gente que superó el cáncer y me cuenta que fui una motivación para ellos. Eso es algo alucinante.

«Me voy a retirar cuando no disfrute lo que hago, si no estoy dándolo todo, si no siento que estoy disfrutando de lo que hago, si siento que estoy medio bajo o que no busco más la excelencia. Ahí me voy a retirar seguro».

– T: Cuando le diagnosticaron la enfermedad, ¿sintió que terminaba su carrera?

– L: Lo primero que hice fue preguntarme por qué a mí. Me parecía injusto porque siempre tuve una vida muy sana, me sorprendió y no entendía por qué me había pasado eso en el pulmón. Si podía seguir navegando o no, en ese momento no tenía ni idea. Nunca supe hasta después de la operación si iba a poder seguir en el alto rendimiento porque no sabía cómo podía terminar la historia.

– T: ¿Su mentalidad de deportista lo ayudó para superar el cáncer?

– L: Absolutamente. Hay dos hechos claros: el ser deportista te da esos valores de lucha y esfuerzo, de confianza en uno mismo, y por otro lado el hecho de practicar este deporte, en el que jugamos con la naturaleza, continuamente te enseña a aceptar cosas externas que uno no puede controlar.

– T: Nueve meses de la operación, el oro olímpico en Río hubiera significado el final perfecto para su carrera. ¿Por qué decidió seguir?

– L: Porque es mi vida, disfruto mucho de lo que hago. No importa si ganamos o perdimos anteriormente. Entonces me pregunto ¿por qué no seguir haciéndolo?

– T: En otras disciplinas, muchos atletas se plantean darle un buen cierre a la carrera y que no sea el deporte el que le ponga fin. ¿Esto no aplica en la náutica?

– L: Yo me voy a retirar cuando no disfrute lo que hago, si no estoy dándolo todo, si no siento que estoy disfrutando de lo que hago, si siento que estoy medio bajo o que no busco más la excelencia. Ahí me voy a retirar seguro. Pero hoy me sorprendo a mi mismo, diría que tengo más ganas que antes. Mis ganas de rendir, de seguir en el alto rendimiento, son enormes. No me importa el riesgo que implica ponerme viejo y navegar peor.

– T: ¿Qué proyecta para después de Tokio 2020?

– L: Todavía no proyecto pero hoy por hoy siento que existe la posibilidad de que siga navegando, pero es algo que voy a pensar después de los Juegos.