La consagrada nauta Cecilia Carranza Saroli habló de su presente y futuro en el yachting y se refirió a la implicancia que tuvo en el deporte argentino la obtención de la medalla de oro ganada junto a Santiago Lange en Río 2016. Además, hizo alusión a su preparación rumbo a Tokio 2020.
El inicio de un fin de semana de tenue sol a la vera del río, hacía presumir que el pasado sábado 29 de septiembre, podía llegar a ser una jornada más en el Club Náutico Paraná. Sin embargo, una vaga idea terminó siendo un excepcional al convertirse en un momento inolvidable.
En esta era globalizada y con el auge de las redes sociales, son pocas las cosas que circulan en internet, que la gente pueda desconocer. De hecho, la tecnología bien aplicada logra unir a las personas. Tal fue el caso de la tripulación del velero Gran Jarana con la medallista dorada de los últimos Juegos Olímpicos: Cecilia Carranza Saroli.
Enterándose a través de Instagram sobre su llegada a la capital entrerriana, el grupo nautas y amigos paranaenses probó suerte invitándola a la rosarina a un asado informal. Y tan rápido como puede llegar a navegar a bordo del barco de la clase Nacra 17, Ceci les respondió afirmativamente.
Fue allí que desde la entidad, la recibieron con bombos y platillos, en un encuentro prácticamente casual, pero cargado de buena energía y camaradería.
“Vine a Paraná por el casamiento de un familiar y dada la invitación de los chicos a un almuerzo, aproveché la oportunidad también para disfrutar de la ciudad, del río y la amistad. Paraná es un lugar que me trae muy buenos recuerdos de cuando navegaba en Optimist o en Laser. Es una ciudad muy linda”, manifestó.
Ella navegó desde niña. Hoy, tiene 31 años. Recibió a lo largo de su carrera muchísimos premios, reconocimientos y honores, pero tuvo el día más importante de su trayectoria al conseguir el oro en Río de Janeiro 2016 junto al histórico Santiago Lange. Así, se convirtió en la primera mujer en ganar una medalla dorada en vela.
“Mientras mis compañeras se iban de viaje de estudio, yo partía de gira deportiva por Argentina y eso es algo que me dio este deporte y que hoy, lo cuento y me emociona muchísimo. No sé si todo el mundo tiene la posibilidad de conocer lugares y gente de la manera en que lo hice, tanto acá en Paraná, como en otros lugares. Con el correr de los años, pude seguir recorriendo lugares y conociendo gente pero alrededor del mundo y por eso, realmente me siento agradecida por todo lo que el deporte me dio”, confesó.
-¿En qué momento de tu carrera atravesás esta parte del año?
-Ahora y desde hace un tiempo, me encuentra disfrutando de la clase Nacra 17, después de varios años de Laser. Me encuentro trabajando en plena campaña olímpica junto a Santiago (Lange), por segunda vez. Nuestra campaña para Río 2016 fue hermosa y ésta nos encuentra en otra etapa de nuestras vidas, en un momento diferente. Además, estamos entrenando con una embarcación nueva porque la que usamos hace dos años fue modificada y si bien es la misma categoría, al barco le cambiaron varias cosas, lo que nos implica otro desafío y eso lo tomo como un momento ideal para aprender innumerables cosas.
-¿Cómo se prepara una campaña olímpica?
-Es una tarea muy compleja e intensiva. Se requiere de una planificación muy bien pensada y a la vez con mucha flexibilidad para que esa planificación pueda ser modificada cuantas veces sea necesario, porque el nuestro es un deporte que constantemente requiere ver si estoy o no por el camino correcto, si tengo aspectos que cambiar o no. Y la verdad que hacer una campaña olímpica con posibilidades de ganar una medalla requiere de mucha dedicación y esfuerzo. En mi caso, no lo tomo como un sacrificio sino como un gusto, porque lo que hago me apasiona. Pero la realidad es que al entrenamiento hay que ponerle muchísimas horas y estar en diferentes lugares del mundo durante todo el año para poder medirse con los rivales que nos hacen dar cuenta de qué es lo que debemos mejorar y en qué fallamos.
Lo increíble de nuestra disciplina es la cantidad de variables que reúne. No da el tiempo para tildar la cantidad de variables existentes para trazar una campaña en la que se pueda llegar de la mejor manera preparado al evento que queramos. Lo interesante es poder aprender y entender en qué debemos hacer foco y ponerle mayor dedicación y quizás menos a otra cosa. Entonces cuando descubrimos en qué invertir mejor el tiempo, empezamos a mejorar.
-¿Sentís que la obtención de la medalla dorada en Río 2016 les eleva la vara en vista a lo que viene?
-No sé, porque nosotros de por sí somos súper exigentes como equipo. No importa el resultado que hayamos logrado, sino querer mejorar cada día. Lo que pasó en Río de Janeiro fue circunstancial, fue hermoso, pero fue en ese momento y quedó ahí. Ahora, queremos ser mejores pero comparándonos con nosotros mismos y eso nos hace constantemente tener la vara bien alta. Nunca nos volvemos conformes de un entrenamiento. Si bien miramos las cosas positivas que logramos con entusiasmo, también estamos permanentemente viendo que debemos corregir para el otro día.
-¿Creés que el oro obtenido por ustedes marcó un antes y un después en el deporte a vela de nuestro país?
-Me encantaría decir que sí y que hoy nuestro deporte es conocido en todo el país, que es mucha la gente que quiere sumarse a practicar y que las instituciones que nos rodean tienen las herramientas para recibir a todas esas personas. Pero sinceramente creo que no es así. Si bien hay un pequeño cambio, ese cambio no es como me gustaría que fuere. En realidad nuestro deporte ha hecho historia desde hace muchos Juegos Olímpicos antes.
Aunque la medalla que conseguimos fue épica, muy de película, muy hollywoodense, el deporte náutico ha traído al país varias medallas más. Lamentablemente, como comunidad náutica nunca pudimos capitalizar eso para que cada vez seamos más los navegantes de río y de mar. Me encantaría que eso cambiara. Siempre pienso a futuro, de qué manera aportar para que aprovechemos toda el agua que tenemos en Argentina y para que seamos cada vez más las personas en contacto con el río. Esto no significa que todos quieran ser medallistas olímpicos. Para mí, lo lindo de la náutica son las herramientas que brinda, los valores que transmite, el respeto que otorga. Para eso, no hace falta ser medalla de oro. Sino, simplemente estar en contacto con el agua y creo que en ese sentido hay mucho por hacer para que cada vez más seamos los que disfrutemos arriba de una embarcación.
-¿Sentís que particularmente en el Litoral le damos la espalda al río?
-Puede ser. Hay muchísimos lugares de nuestro país en los que la gente puede acercarse al agua. Creo que tarde o temprano habrá que trabajar sobre eso, principalmente pensando en la gente que no tiene espacio para llegar al agua. Considero que desde el Estado se puede hacer una tarea importante para aquel que quizás no tiene la posibilidad de ser parte de un club pero sin embargo, con herramientas pueda acercarse al agua igual.
-¿Cuáles serán tus próximos pasos de aquí hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?
-Recién acabamos de terminar la temporada con el Mundial de Vela Olímpica, donde obtuvimos una medalla de Bronce y conseguimos la plaza para Tokio 2020, un logro que nos da mucha tranquilidad para trabajar en vistas a lo que viene.
Ahora acabamos de planificar todo el período que tenemos por delante hasta arribar a los Juegos Olímpicos. En breve transitaremos por una etapa de pretemporada muy importante y muy fuerte que es la del verano argentino. Allí tenemos que trabajar intensamente sobre la parte técnica del barco, descubrir y aprender sobre los materiales de la embarcación para poder enfrentar la temporada que viene que inicia en abril. A partir de ahí correremos algunos campeonatos en Europa y seguramente buscaremos apuntar a lograr buenos resultados en el preolímpico que se hará en Japón, para medirnos a ver cómo estamos en ese momento.