El 26 de junio de 2011 se consumó en el Monumental la catástrofe perfilada cuatro días antes en Córdoba y ante Belgrano, donde como visitante perdió 2-en el primer duelo de la promoción por quien mantenía la categoría o descendía a la hoy Primera Nacional
Por Leonardo Peluso
River Plate, el club más ganador en el fútbol argentino, sufrió hace una década la humillación más grande de su historia: un inimaginable descenso a la segunda división que dejó como certeza que en el fútbol no hay invulnerables.
El 26 de junio de 2011, fecha de la que se cumplirán este sábado 10 años, se consumó en el estadio Monumental de Núñez la catástrofe perfilada cuatro días antes en Córdoba cuando Belgrano le ganó 2-0 como local en el primer partido de la promoción.
El «Pirata» cordobés llegó a la revancha con la ventaja por los goles de César Mansanelli, de penal, tras una irresponsable mano del defensor paraguayo Adalberto Román, y del «Picante» César Pereyra.
En el Monumental, River se colocó 1-0 con tanto de Mariano Pavone a los 5 minutos pero Guillermo Farré abortó con el empate (16m.ST) la recuperación del «Millonario», al que un 2-0 de local le alcanzaba para salvarse por provenir de la categoría superior.
El arquero Juan Carlos Olave tapó un penal al «Tanque» Pavone a los 24 minutos y el partido se consumió entre la desesperación de los jugadores de River, el desconsuelo de sus hinchas y los disturbios generados como reacción a lo inaceptable.
El árbitro Sergio Pezzotta, amenazado de muerte en el entretiempo por los «Borrachos del Tablón», terminó el partido unos minutos antes cuando el Monumental ya era la escenografía de un campo de guerra, con fuego en las tribunas y hombres abatidos sobre el césped.
El descenso, que antecedió un año al de otro grande como Independiente, fue el desenlace de tres malas temporadas, iniciadas con el último puesto en el Apertura 2008.
Tras el título obtenido en el semestre anterior, con el «Cholo» Diego Simeone como entrenador, River inició una caída que no pudo evitar ni con cinco cambios de técnico ni tampoco con la llegada a la presidencia de una gloria del club: Daniel Passarella.
Fueron 114 partidos con una magra cosecha de 141 puntos, que apenas si le alcanzaron para no caer en el descenso directo como Huracán y Quilmes.
El equipo de Juan José López perdió la última fecha con Lanús (1-2) en el Monumental, quedó en zona de promoción junto a Gimnasia y Esgrima La Plata, y no pudo revalidar la categoría ante el Belgrano del «Ruso» Ricardo Zielinski.
En todo ese proceso pasaron dos presidentes, José María Aguilar y Passarella y siete entrenadores: Simeone, Néstor Gorosito, Leonardo Astrada, Ángel Cappa y Jota Jota López, más los interinos de Gabriel Rodríguez y Jorge «Tapón» Gordillo.
Aguilar y Passarella dividieron en partes iguales el tiempo de gestión y el número de partidos durante el proceso del descenso, pero fue el «Kaiser» junto a otro histórico como Jota Jota los salieron en la foto más vergonzante.
La lista de jugadores que sumaron partidos en esa etapa de frustraciones alcanzó a 84 nombres entre los que se destacan, con más de 50 partidos, Matías Abelairas, Paulo Ferrari, Diego Buonanotte, Matías Almeyda y Alexis Ferrero.
El fatal desenlace deportivo del 26 de junio se hubiera evitado si River ganaba al menos uno de sus últimos siete partidos en el torneo Clausura o de haber terminado igualado en puntos y goles con Belgrano, que accedió a la promoción desde la B Nacional.
Pero tras ganarle a Racing 1-0 en Avellaneda por 12ma. fecha y quedar segundo a tres puntos del líder Vélez, el equipo de Núñez ingresó en una racha condenatoria de cinco empates y cuatro derrotas.
Al éxito en el Cilindro le sucedieron caídas ante All Boys y Boca Juniors, y luego sobrevino un empate con gusto a derrota: el 1-1 con San Lorenzo en el Monumental la noche del increíble error de Juan Pablo Carrizo, a quien se le escurrió de las manos un remate de Jonathan Ferrari ejecutado casi desde la mitad de la cancha.
River ya venía perturbado por el 0-2 en el superclásico en La Bombonera, partido que tuvo un cambio del árbitro: la baja de Héctor Baldassi, y la designación a Patricio Loustau de manera unilateral.
Luego de ese partido, Passarella estalló contra la AFA y su presidente Julio Grondona, a quien le pidió en una reunión de Comité Ejecutivo que diera un paso al costado porque su ciclo estaba cumplido.
Por ese suceso se tejieron mil suspicacias sobre los fallos arbitrales en contra de River en los partidos posteriores.
«Fui el presidente del descenso de River, pero no quien lo mandó. Lo mandó Grondona. Me peleé con él, con los barras y así me fue», declaró el excapitán campeón del Mundial ’78.
Su antecesor Aguilar, en una escueta declaración posteada en Facebook, lo contradijo: «El descenso sólo pudo ocurrir con Passarella. No conocí a ningún socio ni directivo de River en 40 años que no lo hubiera evitado».
Más prudente, Jota Jota López recordó: «Nosotros hicimos una buena campaña, lo que pasa es que veníamos con un promedio muy bajo. No le echo la culpa a nadie, pero se veía venir eso y cargaron todas las tintas sobre nosotros».
Junto con el descenso de River, Almeyda le puso fin a su carrera como jugador, inició su ciclo como DT y al año siguiente fue responsable de devolver al club a la Primera División. «En pocos años River va a ser el Barcelona y va a ganar todo», aseguró por entonces el «Pelado», con llamativa percepción de lo que viviría más tarde el club de la mano del «Muñeco» Marcelo Gallardo.