El Pachi no es delantero, pero sabe de convertir. Sin embargo, lleva un año sin gritar uno propio. El último fue el 23 de octubre de 2017 en la eliminación a Godoy Cruz en cuartos de final de la Copa Argentina. ¿Cortará la racha en tierras entrerrianas?
Iban 31 minutos del segundo tiempo, Godoy Cruz ganaba 2 a 1 en Córdoba y Rosario Central peleaba por evitar la eliminación de la Copa Argentina en los cuartos de final. Pero el equipo que por entonces dirigía el uruguayo Paolo Montero lo daría vuelta y, al final, dejaría en el camino a los mendocinos. La llave para la épica fue Federico Carrizo, el autor del empate después de un gran movimiento individual. Fue la tarde del 23 de octubre de 2017. Hace ya un año de eso. Y ese es el tiempo que trascurrió desde que el Pachi hizo su último gol con la camiseta del Canalla.
Federico Carrizo no es goleador. Pero en su función de volante ofensivo siempre está ahí cerca. Tanto es así que la sequía que padece es la más extensa de su carrera, que comenzó en mayo de 2010 en la entidad de Arroyito.
En total fueron 29 partidos (24 como titular) sin hacer goles entre Superliga, Copa Argentina y la fugaz Sudamericana. Pero esta situación no altera lo que significa Carrizo para el equipo y para Central. Su función dentro está más ligada a la generación del juego que a la finalización.
“Soy un jugador al que le gusta más asistir que meter goles, por eso me preocupa más el no poder dar pases gol a los delanteros, porque ellos son los que más terminan sufriendo cuando no convierten”
El último domingo en La Bombonera ante el bicampeón, Carrizo fue uno de los que contó con las situaciones más claras para romper el 0-0 entre Boca y Central. En el tramo final del partido dispuso de dos oportunidades inmejorables para convertir pero falló: un remate dentro del área de Boca después de un pase de Néstor Ortigoza que se fue por arriba del travesaño, y un cabezazo desviado, también desde una buena posición, tras un buen centro de Andrés Lioi.
Pero Carrizo, mediocampista de 27 años, cordobés de Villa Giardino, formado en las inferiores de Central, insiste en que lo suyo es la gestación. “Todos tenemos la responsabilidad de generar juego -dice- pero nosotros como volantes, que somos los que los tenemos que tratar de asistir a los delanteros, nos está faltando un poco de claridad para meterles pase gol a los hombres de ataque, ojalá se nos empiecen a dar esas cosas en el corto plazo”.
Mientras tanto, el hincha de Central lo espera. Espera sus goles. Entre los 18 que hizo en los 177 que jugó con Central, hay uno que genera esperanza. Fue el que le hizo a Newell’s el año pasado. Y nadie puede dejar de pensar en la Copa Argentina.