Atrás quedó el Madelón sereno, reflexivo, equilibrado. El que ponderaba un club ordenado, una dirigencia que acompañaba y que hablaba de la necesidad de elevar la vara para alcanzar el objetivo deportivo de clasificar a una copa internacional. Pero desde los amistosos del receso por la Copa América del Centenario y la vuelta a la competencia oficial, donde el funcionamiento del equipo no aparece. emergió una nueva faceta, hasta ahora hoy desconocida en el técnico de Cafferatta.
Primero fueron los amistosos conflictivos, partidos que no terminaron como con Belgrano de San Francisco, después una conferencia de prensa levantada intempestivamente por el DT tras el empate con Aldosivi. Hace algunos días mientras se jugaba un amistoso con Culturald e Crespo, Adrián Czornomaz salió eyectado del banco, salto el foso con riesgo de lástimarse una de sus piernas para echar a los camarógrafos que estaban filmando el amistoso. «Que quieren que Quilmes se entere lo que estamos trabajando», vociferó.
Los medios habían sido convocados a media hora de comenzado el amistoso por el propio Departamento de Prensa del Club.
Ayer tras la expulsión por un airado reclamo a Rappallini, el técnico debió ser sacado de la cancha por un efectivo policial y por el Moncho Ruíz que trataba de serenarlo. Otra vez la victima del enojo fue Marcelo Piazza, el dirigente que fuera agredido verbalmente en su momento por Emanuel Britez y que es el responsable de la relación con los árbitros.
Madelón no es el mismo desde hace varios meses, no se ha dado tiempo para el disfrute de los clásicos ganados y las 14 fechas oficiales sin derrotas. Esta malhumorado, desencajado y eso parece transmitirse a un equipo que casi se queda con algún jugador menos.
En los últimos partidos cambio mucho y logró pocos. Tiró a la cancha a los pibes en Mendoza y luego los bajó de un plumazo otra vez a la reserva de Juampi Pumpido.
Dicen que Madelón está molestó con los dirigentes porque los refuerzos que llegaron no estuvieron a la altura de los que se fueron: Malcorra, Martínez, Zurbriggen.
Y dicen que ya más de un dirigente comienza a ver con preocupación por los permanentes desplantes y pretensiones del técnico.