Un día después de que la FIFA, el máximo organismo del fútbol mundial, le haya levantado la sanción de tres partidos que le restaban por cumplir con la Argentina, Lionel Messi hizo los deberes en el Camp Nou. El Barcelona goleó a Villarreal en su casa, siempre con un ojo puesto en lo que hace Real Madrid, con quien está igualado en puntos en lo más alto de la tabla, ayer también insaciable ante el descendido Granada. Esta semana, anda de fiesta en fiesta el rosarino. Celebró el perdón de la FIFA, gritó su gol número 51 de la temporada y ya mira de cerca a su nuevo contrato con el equipo catalán, que está en la etapa final de las negociaciones.
Apareció Messi en el Camp Nou junto a sus dos hijos, Thiago y Mateo, y a su mujer, Antonella Roccuzzo. Hoy es el Día de la Madre en España y el número 10 no lo quería dejar pasar. Y lo que empezó en familia terminó con sus amigos del tridente. De la mano de Messi, Luis Suárez y Neymar, el Barça encaminó el triunfo ante el siempre duro Villarreal, el segundo equipo menos goleado de la Liga (32), por detrás del Atlético de Simeone (25). Pero si Messi y sus compinches andan inspirados, no hay receta para frenarlos.
«Antes se decía que había un crack por equipo. Cuando se fichó a Neymar, se decía que no era una buena idea juntarlo con Messi. Ahora, no sólo tenemos a dos: hay tres. Para mí, es la mejor delantera del mundo», subrayó el técnico de Barcelona, Luis Enrique, sobre el tridente azulgrana que superó por tercer año consecutivo la barrera de los 100 tantos: en esta campaña suman 102, tras los 122 y los 131 que firmaron en las últimas dos temporadas.
Messi dejó la zona de wing derecho, se estacionó en el carril del 10 y manejó los hilos del Barcelona. Fue el tercer jugador que más pelotas tocó (52), líder a la hora de repartir pases en ataque (28). «Leo es un especialista en saber dónde tiene que recibir el balón. Frente a un equipo como Villarreal, que juega con un 4-4-2, era importante tener fluidez con el balón y por eso queríamos que Messi jugara en esa posición», explicó Luis Enrique. Cuando el partido se le puso cuesta arriba a Barcelona, después de que Bakambu sorprendiera al Camp Nou y pusiera el 1-1, apareció el Nº10 para rescatar al Barça. Firmó el 2-1 con una jugada de derecha izquierda, marca registrada de la casa. Respiró todo el estadio, sobre todo el DT.
No se conformó Messi y selló la tranquilidad cuando gritó el cuarto gol de penal. Se dio un gusto y se la picó al arquero Andrés Fernández, que miró de reojo como la pelota llegaba mansa a la red. «¿Nos puede sorprender algo de Leo?», dijo Iniesta.
Barcelona cantó la victoria y los dirigentes azulgranas aplaudieron la inminente renovación del contrato del rosarino. «Pinta muy bien. Todo acabará en buen puerto. Diría que ya está en la recta final y que en pocas semanas habrá novedades», explicó el vicepresidente del club, Jordi Mestre. El presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, se reunió con Jorge Messi, padre del crack rosarino, la semana pasada para continuar con las negociaciones, que comenzaron en marzo. «Aunque todavía quedan puntos por cerrar, algunos más importantes que otros, todo marcha bien», aseguran fuentes cercanas al jugador.
Messi no quiere que se le escape la Liga. La tiene difícil Barcelona porque Real Madrid no afloja. El equipo de Zinedine Zidane goleó al Granada a domicilio (4-0). Y eso que el técnico francés armó un equipo lleno de habituales suplentes, pensando más en la vuelta contra el Atlético por las semifinales de la Champions League, el próximo miércoles (3-0 en la ida), que en cuidar la ventaja que tienen en el torneo español: el Madrid comparte la punta con el Barça, se dijo, pero tiene un partido pendiente ante Celta.