Después de colgarse el bronce en los 100 metros libre y de alcanzar las semifinales en los 200 en el último Mundial de Kazán en 2015, Grabich se despidió rápido en 2017. No pudo acceder a ninguna semifinal. Ni en los 200 ni en su prueba estrella, los 100 libres. Tampoco en los 50. Este mañana con un tiempo de 22s68, el nadador de Casilda quedó en el puesto 34, a 40 centésimas del húngaro Takacs, que consiguió el último billete para las semifinales. «Nadé bien, traté de no desesperarme en la frecuencia. Esta marca es lógica respecto del torneo que vengo haciendo. No podía pretender hacer menos que mi registro. Todas las carreras tienen una relación. Si en 200 hice tanto, en 100 otro tanto y en 50 lo mismo», le explicó Grabich a LA NACION.
Grassi tampoco pudo nadar por la tarde de Budapest. Se estrenó el primer día en 50 metros mariposa y esta mañana corrió los 100, también en mariposa. Con un tiempo de 52s59, el santafesino se ubicó en el puesto 25. «Los tiempos están ahí. Estuve a 50 centésimas de mi marca, menos de medio segundo, no es nada. Son 10 centímetros, pero dentro del agua son cosas que suman. No nadé rápido. Fue un ida y vuelta común y corriente. La carrera la había pensado para pasar 20 centésimas más rápido y volver por abajo de los 28 segundos (hizo 28,01 en el primer largo). Todavía no tengo claro el porqué», explicó Grassi, que analizará el video junto a sus entrenadores. «Quiero ver qué vieron y cómo me vieron. Yo me sentí cómodo. Estaba tranquilo», añadió.
«Con 52 segundos ya no alcanza (el americano Tim Phillips, último clasificado para las semis, logró un tiempo de 51s96). Para poder meterme tenía que bajar 11 centésimas mi marca, que era de 52s09. Estaba para nadar en menos, pero estas carreras a veces salen y a veces, no. Es un Mundial. Es algo estar dentro de los 25 mejores nadadores. Yo soy el más exigente de todos. Vine por la semifinal y estoy bajoneado, pero no fue malo. Esto sigue. En el otro Mundial nadé más de 20 centésimas más lento. Acá se mejoró mucho el nivel.», concluyó Grassi.