Algo deberá cambiar después de esta derrota de los Pumas. La caída por 30-12 ante Gales dejó en claro que Daniel Hourcade ya no tiene ascendencia sobre este grupo de jugadores. O se busca un nuevo staff o se refuerza el equipo con los jugadores que actúan en Europa.
Parecía que más abajo de lo hecho una semana atrás no se podía caer, pero el seleccionado argentino siguieron retrocediendo. Aun corrigiendo el que había sido el principal déficit del primer encuentro de la serie con Gales (imponerse en el contacto), volvieron a decepcionar.
Tuvieron muchas pelotas de calidad para atacar, pero en una especie de autoflagelación frustraron cada ataque con errores no forzados. Errores mentales, básicamente.
Se trató de la 19ª derrota de los Pumas en los últimos 22 partidos, con Japón, Georgia e Italia como únicos equipos a los que se venció. Ninguno de primer nivel. Ni siquiera este Gales sin sus principales figuras. Desde el Mundial 2015, la cifra asciende a 21 derrotas en 27 encuentros. Cifras elocuentes que además reflejan el rendimiento del equipo.
Los Pumas cometieron todas las equivocaciones posibles: pelotas trabadas arriba, un pre-push en el scrum, un line-out desperdiciado en pleno ataque, fallas en el tackle, penales por frustración, pass forwards, un penal al touch que no sale, un par de cargas aéreas mal resueltas. E infinidad de konck-ons y pelotas perdidas en el contacto.
Gales, por el contrario, fue práctico y efectivo. No tan dominante en el contacto como en el partido anterior, pero le sobró con ejecutar los fundamentos para sacar ventajas. Cometió 10 penales en todo el partido (dos en el primer tiempo) y tuvo una efectividad en el tackle por encima del 90%, según OPTA.
Patchell aprovechó la indisciplina para sacar distancias con el pie (14 puntos en el primer tiempo, 20 en total) y a los 23 Josh Adams apoyó un try insólito: tomó en la punta una pelota sucia que había ido al piso, pasó en medio de tras argentinos que miraron impávidos y después dejó en ridículo a Emiliano Boffelli.
Los Pumas encontraron algo de aire en la última del parcial, cuando primero Javier Ortega Desio y después Guido Petti Pagadizábal quebraron la defensa como si fueran backs y Bautista Delguy definió tras un gran pase del segunda línea. La diferencia era amplia (19-5), pero al menos aparecía una luz de esperanza.
Nada de eso ocurrió. Los primeros ataques de la segunda etapa terminaron con penales en contra por retención que Patchell cambió por puntos y a los 15 minutos el fullback Hallam Amos liquidó el partido al coronar una gran combinación de los backs galeses.
Cuando buena parte del marco que acompañó al equipo en Santa Fe (26.820 espectadores oficialmente) empezaba a retirarse buscando ganarle unos minutos a la helada tarde y la bocina final provocó algunos silbidos, la expulsión de Ross Moriarty y el try de Julián Montoya con el tiempo cumplido pusieron algo de atmósfera. Demasiado tarde. Alcanzó para decorar el marcador, pero no este ciclo.