Y la realidad es que de las siete incorporaciones el técnico aún no pudo contar a pleno con ninguna en este inicio de Superliga con partidos de Copa Argentina en el medio.
Pasó el temblor. O al menos habrá un poco más de tranquilidad en el Parque. Los anuncios pesimistas que ponían a De Felippe en la cuerda floja quedarán guardados algunas semanas, más allá que la realidad no ponía al DT en esa situación de vida o muerte que muchos suponían antes del partido ante Atlético Tucumán por Copa Argentina.
Es cierto que Newell’s no juega bien. Le cuesta acomodarse como equipo. A De Felippe no le está resultando sencillo definir un esquema y una formación. Y gran parte de este inconveniente, que el técnico y la dirigencia lo saben y generó cierto debate mediático, es que los refuerzos, que al final llegaron en el número que imaginaba el DT, arribaron con demora. Y ese retraso genera que la puesta a punto sea sobre la marcha, en la propia competencia, pero además obliga al técnico a improvisar más de la cuenta, y lo hace dudar sobre los riesgos que puede o no correr en cuento al estado físico de los refuerzos y los tiempos que están en cancha.
Los refuerzos reales, esos que se pueden tener en cuenta son siete: Leandro Grimi, Mariano Bíttolo, Alfio Oviedo, Teodoro Paredes, Iván Piris, Alan Aguerre y Mauro Formica. Los otros, Zé Turbo, Lisandro Alzugaray y Gastón Del Castillo son apuestas que el propio De Felippe no cuenta como potables, al menos por ahora.
Y la realidad es que de las siete incorporaciones el técnico aún no pudo contar a pleno con ninguna en este inicio de Superliga con partidos de Copa Argentina en el medio.
Leandro Grimi no pudo debutar por distintas lesiones; Teodoro Paredes se desgarró tras jugar dos partidos; Alfio Oviedo aún no se adapta; Iván Piris se pone en forma dentro de la cancha; Mariano Bíttolo sufrió una sobrecarga ante los tucumanos; y a Mauro Formica hay que llevarlo de a poco para evitar una lesión. La única excepción es Alan Aguerre, que al ser arquero tiene otro tratamiento físico y futbolístico.
Iván Piris (5 partidos y 450 minutos)
El lateral derecho jugó los cuatro partidos de Superliga y también estuvo en el cotejo del sábado por Copa Argentina ante Atlético Tucumán, pero está claro que aún no está en su verdadero nivel físico y futbolístico.
De Felippe no pensaba ponerlo en cancha tan rápido, ya que llegó sin pretemporada, pero la lesión de Facundo Nadalín obligó a apurar el debut de Piris, que todavía no mostró su potencial. No hay dudas que es un jugador de selección paraguaya y está obligado a entregar mucho más en su juego, aunque por ahora le cuesta.
Frente a los tucumanos mejoró, tal vez fue su mejor partido, incluso De Felippe lo puso por izquierda en la segunda parte y se acomodó sin problemas.
Mauro Formica (4 partidos y 196 minutos)
El refuerzo de mayor jerarquía tuvo que entrar a la cancha mucho antes de lo recomendado. De Felippe tuvo que tomar ese riesgo a partir de la necesidad de mejorar el juego del equipo, pero los 90 minutos ante los tucumanos por Superliga fueron demasiados y en el cotejo de Copa Argentina el Gato jugó con el tanque medio lleno y le costó marcar diferencia a partir de un estado físico que no era el ideal.
Formica es un jugador distinto, un refuerzo inesperado e inalcanzable para la billetera de Newell’s. Por eso su llegada fue un golpe de mercado importante. Pero hay riesgos que se corren al darle más minutos de los que su físico hoy puede entregar. Y el miedo a la lesión está latente en cada partido.
Jugó un ratito con Independiente y dejó pinceladas; varios minutos más con Godoy Cruz y empezó a mostrarse como indispensable; pero los 90 minutos frente a Atlético por Superliga lo pusieron en el límite de los riesgos que se pueden tomar. Hizo un gol y fue figura, pero en el cotejo por Copa Argentina sintió el esfuerzo y apareció poco y nada.
De Felippe debe jugar en la delgada línea de la necesidad de tenerlo en cancha y los riesgos de lesión. Un verdadero problema.
Mariano Bíttolo (4 partidos y 266 minutos)
Un buen refuerzo que puede jugar como lateral o carrilero izquierdo. De Felippe lo esperó unos partidos para que se ponga en forma porque por ese sector tenía alternativas, pero ingresó como titular ante Godoy Cruz y dejó en claro que no iba a dejar más el equipo.
Los riesgos estaban, y en el cotejo del sábado debió dejar la cancha por una sobrecarga en el isquiotibial y es duda para el encuentro ante Belgrano del próximo sábado.
Teodoro Paredes (2 partidos y 180 minutos)
Llegó con escasa expectativa, incluso del propio De Felippe, y en sus dos presentaciones ante Vélez e Independiente fue una grata sorpresa para todos.
Buen juego aéreo, entrega total, firme en los anticipos, un refuerzo que pinta para ser importante en la estructura, pero se lesionó y ahora habrá que esperar un tiempo para que vuelva a estar en condiciones. Un desgarro en el sóleo le puso cuatro semanas de recuperación y todavía tiene para varios días antes de recibir el alta. Uno menos por ahora.
Alfio Oviedo (4 partidos y 105 minutos)
Hasta la llegada de Formica era el jugador que llegó con mayor expectativa, incluso superiores a las de su compatriota Iván Piris, de mejor currículum.
La semana de negociación de D’Amico en Asunción y los 3,5 millones de dólares en los que se valuó su pase son una muestra de lo que se espera del atacante paraguayo, pero por ahora estuvo lejos de cumplir con esas expectativas.
Los minutos que estuvo en cancha lo mostraron lento, aún no adaptado a un fútbol más exigente, aunque con una capacidad para cabecear que es sello de los paraguayos.
Y esta situación lo desenfocó a De Felippe. El DT entiende que le está costando la adaptación en todo sentido e incluso pensó en hacerlo jugar en reserva, aunque al final aceptó que no era lo ideal.
Pero el entrenador puso la vara alta con Oviedo y hasta que no lo vea bien ni siquiera lo llevará al banco. Una decisión en el límite del capricho.
Alan Aguerre (1 partido y 90 minutos)
Llegó por pedido del DT para tener una alternativa de Ibáñez y la decisión de incluirlo como titular en el partido por Copa Argentina fue un acierto.
Si bien Ibáñez no había tenido malos partidos, la buena actuación de Aguerre le abre al entrenador una chance de tener dos alternativas para el arco y en un contexto de un equipo sin tantas variantes, contar con dos arqueros es una buena noticia.
Leandro Grimi (aún no debutó)
Una pesadilla. El primero que llegó y pudo hacer la pretemporada desde el inicio, pero pagó cara su inactividad tras la lesión ligamentaria y se lesionó en Copa Santa Fe cuando jugó su primer partido completo.
De Felippe pensaba utilizarlo como segundo zaguero, aunque también era opción como lateral, pero por ahora sólo lo vio correr por Bella Vista en busca de una puesta a punto que se torna interminable.
Hace algunas semanas tuvo el alta médica, pero una sinovitis en la rodilla volvió a ponerle un freno y generó fastidio en el cuerpo técnico, que sabe que no podrá utilizarlo hasta dentro de un mes, siempre y cuando no se vuelva a resentir.
Refuerzos hubo, aunque la demora en su llegada por ahora impacta directamente en el armado del equipo, en la búsqueda de De Felippe de poner en cancha la mejor combinación entre calidad de juego y condición física. Y para bien o mal, esto impacta en el resultado.