Omar De Felippe considera que el equilibrio lo otorgan los volantes centrales, pero no encuentra la dupla ideal.
Omar De Felippe considera que el equilibrio de cualquier equipo lo otorga el doble cinco. Y justamente ese parece el Talón de Aquiles de su Newell’s. El entrenador no encuentra los intérpretes ideales y se cansa de probar alternativas. Y por ahora ninguna dupla de volantes centrales le dio argumentos para dormir tranquilo.
Hay cuatro jugadores disponibles para ocupar el sector de volante central: Hernán Bernardello, Juan Ignacio Sills, Braian Rivero y el juvenil Jerónimo Cacciabue. De Felippe ya probó todas las combinaciones que las matemáticas le permiten. Lejos de ser una ciencia exacta, el fútbol presenta otros factores muchos menos manejables, y eso dificulta aún más la decisión del entrenador a la hora de elegir a la mejor dupla para ocupar el centro del campo.
De Felippe cuenta con preferidos, esos que tienen una chance más, a los que les perdona un desliz (o varios). Y no hay dudas que esa pareja es la que componen Bernardello y Rivero, que jugaron juntos en 10 de los 16 partidos del ciclo. Y más allá del rendimiento de ambos, los resultados fueron dispares: tres triunfos, tres derrotas y un empate.
Bernardello es el capitán. Y eso le da un plus de permanencia a pesar de que sus rendimientos en los últimos partidos estuvieron emparentados con el aplazo. Rivero es un jugador del que se espera mucho, tanto en despliegue como en juego, pero tuvo más bochazos que buenas notas y la paciencia de De Felippe demostró tener un límite.
El enojo del entrenador puso en cancha a Sills junto a Bernardello en el partido ante Atlético Tucumán por Copa Argentina. Y más allá de que los hinchas cuestionaron el rendimiento de Sills, el propio De Felippe respaldó a la dupla tras el partido y dijo: “Bernardello y Sills jugaron muy bien”. Toda una declaración de principios que impone mantenerlos el sábado ante Belgrano en Córdoba.
Más allá del pensamiento de De Felippe, no hay dudas que Sills tuvo errores ante los tucumanos, en especial a la hora de pasar el balón, pero también es cierto que Bernardello mejoró mucho a partir de la presencia de Sills. Sin tanta obligación de marca, no anduvo corriendo de atrás a los volantes rivales. Y con la pelota sabe, aunque a veces sea demasiado ambicioso con los pases.
A la hora de analizar al doble cinco, hay dos datos curiosos, que el cuerpo técnico seguramente conoce, o al menos debiera saberlos, aunque al no ser matemática los deja de lado.
Hay una dupla que estuvo en cancha en tres partidos y el equipo no perdió. Cuando De Felippe usó a Sills junto a Rivero la Lepra ganó dos partidos (Tigre 2-1 y Defensa 1-0) y empató el restante (Atlético Tucumán 1-1). Eso fue en el torneo pasado, con Bernardello lesionado. Aunque apostar por este doble cinco implica dejar afuera al capitán, y ahí entra a jugar algo más que lo futbolístico.
El otro dato no es positivo. Y De Felippe ya chocó tres veces con esa pared. Cada vez que el técnico quiso más equilibrio o intentó ser más cuidadoso e incluyó a un tercer cinco, la Lepra perdió. Boca y Gimnasia en el torneo pasado y Vélez en el actual son ejemplos de una fórmula alejada del éxito.
También hubo dos participaciones del pibe Cacciabue, casi como un actor de reparto. Aunque en ambas oportunidades fue protagonista principal. Frente a Talleres fue héroe y anotó el gol del triunfo en el Coloso, con Sills como ladero. Una semana después, fue a la Bombonera y De Felippe le agregó la ayuda de Bernardello, y ya se dijo que fue fracaso. El juvenil terminó sufriendo el partido jugando como lateral. Luego vino Independiente y el entrenador lo mantuvo, pero terminó siendo el villano, al perder una pelota en la salida de un córner y permitir la victoria del Rojo. Salida en el entretiempo como castigo y más banco que minutos en cancha de ahí en más.
Newell’s necesita estabilizar el doble cinco. El equilibrio del equipo se lo demanda. Y para lograrlo, De Felippe debe estar convencido de cuál es la mejor pareja. Sin favoritismos, porque este Newell’s no está para caprichos o protegidos. A la cancha deben salir los más rendidores. Seguir dudando traslada esa indecisión a la cancha. Y el equipo lo sufre.
Hernán Bernardello
4,79 es el promedio del volante en el ciclo De Felippe según el análisis de El Hincha. Su mejor partido fue el debut ante San Martín.
Braian Rivero
4,37 es el puntaje del mediocampista desde la llegada de Don Omar. El mejor partido del Kiwi fue con Independiente, con 7 puntos.
Juan Ignacio Sills
4,85 es su puntaje en los diez partidos que jugó con De Felippe en el banco. Su peor partido fue con Paranaense en Curitiba.
Jerónimo Cacciabue
5,16 promedia el juvenil, aunque sólo fue puntuado en tres partidos, y fue figura ante Talleres con 7.