En un mano a mano con Infobae, El peleador revive la mítica escena en la que parece volarle un diente a Maywather: «Dicen muchos que se lo volé, pero puede ser vaselina, saliva o cualquier cosa». Además, habla sobre el cambio que sufrió su vida tras aquellas veladas.
Marcos René Maidana está sonriente y se muestra amable, un tanto avergonzado por el cariño que lo rodea. Luce una costosa camisa azul con unos dados como detalles. Los accesorios que adornan su cuerpo son dorados: lentes, cadena y reloj, al tono. Habla poco y bromea sobre su silencioso andar. Sus pocas palabras no lo hacen terco, lo exponen como un hombre bonachón.
Recibe a Infobae con un fuerte apretón de manos y responde mientras fija la mirada. A veces se cruzará de brazos, otras se mostrará más distendido. El «Chino» confiesa en notas previas estar alrededor de los 90 kilos y advierte que está entrenándose para sentirse más saludable. En él no deambula el espíritu de retornar a los rings, sólo disfrutar en su Margarita natal, pescar en algún brazo perdido del Paraná y apagar el día con anécdotas junto con sus amigos. Ahora le sumará un ítem más a su agenda: estrenó su promotora de boxeadores con el sueño de gestar otra «Maidana-Mayweather» pero esta vez desde una cómoda butaca en primera fila y con otras dos figuras del momento sobre el cuadrilátero.
Con 35 años, vive la vida de un ex deportista que tuvo su época gloriosa y supo aprovecharla (su récord fue de 35-5). «Decidimos meternos en el boxeo y estamos intentando triunfar como promotores. Faltan boxeadores, hay que buscarlos nomás. Creo que hay prospectos en las provincias, en los gimnasios, que nadie ve. Hay muchos. Ahí es donde vamos a ir nosotros. Vamos a invitar a los entrenadores que traigan a sus boxeadores si los quieren mostrar, hacerlos reconocidos», asegura.
Es inevitable el cariño que genera. Ese pegador insaciable traspasó el nicho del boxeo. Logró dominar el imaginario popular de una nación amante de las grandes veladas de pugilismo gracias a sus dos presentaciones ante el rey de una era, Floyd Mayweather (entre mayo y septiembre del 2014 afrontó las dos peleas).
«La verdad que no sé. Dicen muchos (que le volé) un diente, pero puede ser saliva, vaselina o cualquier cosa. La verdad que no sé, no lo vi sin dientes, ni vi el diente volar. Nada. No sé», explica cuando se lo consulta sobre un emblemático golpe sobre la campana del 3° round de la segunda pelea. Aquellas imágenes se mitificaron: la cámara lenta muestra algo salir volando de la boca del norteamericano y no fueron pocos los que se encargaron de afirmar que era un diente.
«En esa pelea la estrategia fue de buscar un golpe justo, definitivo. Llegó el golpe, pero fue justo con la campana y Mayweather siempre está bien entrenado. Físicamente muy bien y por eso aguantó y no lo afectó para nada. Creo que lo movió un poquito pero no le hizo mucho», rememora el ahora promotor que el 12 de enero tendrá su velada para estrenar el rol en Mar del Plata y con su hermano Fabián «TNT» Maidana en la pelea estelar de Chino Maidana Promotions.
— ¿Qué hubiese pasado si ganabas esa pelea? Porque ya fue una revolución para vos con una buena derrota
— Iba a ser algo muy lindos para nosotros, para el boxeo argentino; y para mí ni que hablar. Pero tendría que estar peleando hasta ahora si ganaba, jajaja.
— ¿Cuánto cambió tu vida desde esa pelea?
— Cambió mucho. Bah, no sé si mucho pero cambió mi mentalidad más que nada.
— ¿En qué?
— Yo ya buscaba llegar a una cierta parte de mi carrera y sumar buenas bolsas para con eso poder retirarme porque esto es como un trabajo. Llegás a cierta edad que te querés jubilar. Eso pasa también con los boxeadores a veces. ¡No con todos!
— ¿Pero fue sólo un cambio económico después de esa pelea?
— No, cambió todo. Ya cuando gané la pelea ante Broner medio que fueron cambiando muchas cosas mediáticas.
Es cierto que las luces se las robaron las dos peleas contra Floyd, pero el trampolín a la fama de Marcos se llamó Adrien Broner, un norteamericano problemático y provocador que caminó una parte de su carrera bajo el ala Mayweather. Se rumoreaba que podía enfrentar a «Money», pero para eso debía terminar con un ascendente Maidana. Lejos estuvo: el «Chino» lo destrozó el 14 de diciembre del 2013 en San Antonio con una actuación tan contundente que decantó en una decisión unánime de las tarjetas como visitante.
— Reviviendo esa pelea, Broner era muy provocador y hasta hubo un momento en los que te hace una burla, que vos después se la devolvés, pero se te había transformado la cara. ¿Qué pasa por la cabeza de un boxeador en ese momento?
— En el primer o segundo round él me hizo una monería, pero en el 11°, que ya estaba medio castigado y desconcentrado, lo desconcentré más devolviéndole lo que me hizo. Es como que me subió una bronca, pero al toque pasó todo porque no te podés enojar en el boxeo. Si te enojás, perdés…
Infobae le propone un juego. Una foto actual y otra de dos décadas atrás. Una en la que un bon vivant santafesino fuma un habano, bebe burbujas de nivel y posa con una indumentaria que, quizás, es más costosa que todo el guardarropas de su juventud. En la otra, nueve pibes que rozan la adolescencia viajan hacinados en la caja de un camión jaula mientras se hacen espacio entre cajones de verdura. En las dos está el «Chino» Maidana, pero él se obnubila con la de su adolescencia y muestra su cara más alegre.
«Con estos íbamos a los eventos de boxeo a pelear. Acá está Lucas Matthysse y otros chicos también. ¿Qué le dice el de hoy a ese? Que todo se puede. Sí, recuerdo. Recuerdo muy bien mi infancia. Como estoy ahora, trato de mostrar también que se puede. Todo, luchando y perseverando, se puede. Con mucha perseverancia», le dice a este medio aunque más parece estar diciéndoselo a su otro yo.
«Esto es un ejemplo para todos los chicos y no sólo a los que son boxeadores. Para toda la vida, en todo. Es un ejemplo de que podés triunfar», afirma quien gracias al boxeo –y específicamente a las peleas con Mayweather– acunó bolsas millonarias y hoy decide utilizar una porción de aquello para invertir en la reconstrucción del pugilismo nacional.
«Lo estoy haciendo por placer, porque me gusta y quiero ayudar a los boxeadores», anuncia.
Este fornido ex deportista exhibe en las redes social su perfil más opulento y se expone a juicios de valor de aquellos que no lo rodean: «¿Que le digo a los que dicen que la estoy gastando? Que no, porque son fotos nomás para la gilada. Son fotos. Tengo bien pensado lo que hago, bien. Sé lo que hago».
— ¿Cómo te ves en 30 años?
— Si estoy vivo, bien… jajaja. Qué se yo… Me veo bien. Haciendo boxeo, metiendo en el boxeo, con la gente del boxeo porque eso es lo único que sé hacer. ¡Y lo que me gusta!
Maidana no es el de Instagram. Lejos está de serlo en esta nota. Sus reflexiones más lúcidas irrumpen para contrarrestar esa imagen que expone a través de la burbuja cibernética. «La plata por ahí importa por la familia, para que tengan un respaldo, pero a mí me da lo mismo. Yo me crié sin nada. Ahora que tengo trato de cuidarlo y estar bien, darme mis gustitos. Pero la plata es lo de menos. ¿Qué es lo importante? La felicidad…», manifiesta.
— ¿Y cómo se llega a la felicidad?
— Tenés que tener la cabeza bien, bien en la familia más que nada y en la gente que te rodea.
— ¿Y vos te sentís bien de la cabeza?
— Creo que sí, soy feliz.
El "Chino" Maidana recordó el golpe del "diente" de Mayweather y reflexionó sobre su vida actual https://t.co/rAdjCOLfwS | Por Rodrigo Tamagni pic.twitter.com/iTsFeD6qVA
— infobae (@infobae) October 19, 2018