Por primera vez en la historia, un equipo de la D dejó en el camino a un par de la máxima categoría. El batacazo fue del equipo dirigido por Tomás Arrotea, que se impuso 1-0 con el tanto de Nahuel Ríos y llegó a 16avos.
Por primera vez en la historia, un equipo de la D superó a uno de Primera en la Copa Argentina. Lo hizo posible Real Pilar, único debutante absoluto en la edición 2019 que jugó su primer partido en la historia de la competencia, y que eliminó a Vélez en el estadio de Temperley. El gol de Nahuel Ríos le permitió al conjunto dirigido por Tomás Arrotea conseguir una hazaña histórica que será recordada por muchos años. Ahora irá por más y enfrentará a Belgrano de Córdoba o Deportivo Riestra con la ilusión de seguir escribiendo capítulos inolvidables.
Real Pilar mostró que la supuesta diferencia de categoría con Vélez quedó atrás cuando ambos salieron al campo de juego. Con determinación y sin sentirse en inferioridad, dio motivos para soñar con una victoria a partir del esfuerzo de cada uno de sus jugadores. El Fortín tuvo el dominio de la pelota y se paró en campo contrario con la intención de conseguir una rápida ventaja. Sin embargo, su adversario tuvo la suficiente entereza para soportar los embates y buscar su gol en varias oportunidades. Así llegó el tanto con el que el conjunto de Primera D se fue al descanso con la ventaja; Nahuel Ríos remató de larga distancia, Alexander Domínguez no ofreció resistencia y llegó el sorpresivo 1-0 en el estadio de Temperley.
El complemento mantuvo la tendencia de un Vélez protagonista y un Real Pilar replegado en su campo. Con el paso de los minutos se agigantó la figura de Tomás Sultani, arquero del equipo de la D. Se consumió el complemento y los futbolistas del equipo ganador sintieron el esfuerzo de correr siempre detrás de la pelota. El conjunto de la Superliga gastó todos sus recursos para llegar a un empate que no se dio. Su adversario se defendió con armas nobles, no debió recurrir a la violencia para sostener el resultado y hasta tuvo alguna ocasión para aumentar la distancia en el marcador.
La lluvia le dio al partido un tinte emotivo. Los minutos finales mostraron a un Vélez que no renunció a la idea de llegar al arco rival con pelota dominada. Real Pilar sintió el esfuerzo y muchos de sus jugadores terminaron acalambrados. No solo por el esfuerzo físico, sino porque, quizá, sabían que estaban ante una hazaña única. Por primera vez en la historia de la Copa Argentina, un equipo de la Primera D superó a un adversario de la máxima categoría. El humilde equipo que apenas alcanza los dos años de existencia lo hizo posible. Y una vez más, el certamen integrador demostró que está predestinado a cumplir sueños.