El decisivo choque del domingo en Porto Alegre representa mucho más que el partido en el que la Selección se jugará la clasificación a los cuartos de final de la Copa América
Por Gustavo Yarroch
El Novotel Tres Figueiras es un cuatro estrellas agradable pero con menos comodidades que las que están acostumbrados a disfrutar la mayoría de los jugadores de la Selección. Sin embargo, aquí nadie esbozó ninguna queja al respecto, como sí ocurrió en los primeros días en tierras brasileñas al llegar a un hotel de la misma cadena en Salvador de Bahía, la sede del debut con caída ante Colombia. El foco y las energías están puestos en el partido del domingo ante Qatar, decisivo para las aspiraciones de Argentina de acceder a los cuartos de final de la Copa América.
Una mezcla de optimismo en conseguir los tres puntos y de preocupación por las flojas actuaciones ante Colombia (0-2) y Paraguay (1-1) invaden al plantel argentino, al cuerpo técnico y también al presidente de la AFA, Claudio Tapia, lógicamente intranquilo ante escenario de incertidumbres.
Ahora bien, ¿qué pondrá en juego realmente Argentina el domingo ante los qataríes, en el Arena do Gremio? Estas cinco cosas:
1. En primer lugar, se jugará la clasificación para los cuartos de final. Para ello, necesita conseguir los primeros tres puntos en esta Copa América en la que por ahora asoma como una decepción, al menos para los ojos de los hinchas brasileños y uruguayos que caminan por las calles de esta ciudad y al reconocer el acento argentino preguntan: «¿Qué le pasa a Argentina?».
Otro interrogante frecuente es: «¿Y Messi? ¿Qué pasa con Messi?». La victoria que tanto le hace falta le permitiría a Argentina evitar un papelón deportivo, uno de esos fracasos estruendosos que recortan prestigio e instalan dudas sobre el futuro: sería la primera vez que se queda afuera de la Copa América en la primera ronda. De ahí la impostergable necesidad que tiene de ganar.
2. La continuidad de los históricos de la Selección. ¿Cómo evitar la sensación de que un empate o una caída marcarían, ahora sí, el final de los ciclos de Sergio Agüero y Ángel Di María en la Selección? Y no son pocos quienes hasta en la intimidad de la concentración se animan a preguntarse si Lionel Messi tendría las fuerzas suficientes para volver a decirle que sí a un llamado de la Selección en caso de que el equipo sufra otra frustración en medio de la oscura racha de 26 años sin títulos a nivel mayores. Cuestionados por muchos hinchas y también por un sector del periodismo al formar parte de la generación que entre 2014 y 2016 perdió tres finales (Mundial 2014 y Copas Américas de 2015 y 2016), Agüero y Di María posiblemente elijan continuar el camino de otros históricos como Javier Mascherano, Lucas Biglia y Gonzalo Higuaín, quienes decidieron dar un paso al costado en la Selección tras la eliminación a manos de Francia en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018. «Sería una locura quedar eliminados en la primera ronda», dijo Messi tras la igualdad ante los paraguayos. Al capitán hay algo que a esta altura se le vuelve indisimulable: con la camiseta celeste y blanca su juego es mucho menos lúcido y productivo que con la azulgrana del Barcelona. ¿Le quedarían ganas de seguir intentando a Messi o una eliminación prematura aquí en Brasil ya sería demasiado para él?
3. El puesto de Lionel Scaloni. Si bien hoy todo parece indicar que al técnico no le alcanzaría ni con ganar el título en el Maracaná para quedarse en el cargo, cualquier resultado que no sea un triunfo ante Qatar lo eyectará del cargo. Sobreviviente del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli y sin experiencia como entrenador, Scaloni fue designado por Tapia a modo de parche ante las negativas, los compromisos vigentes o las señales de desinterés para con la Selección de Marcelo Gallardo, Diego Simeone o Mauricio Pochettino, algo así como los candidatos del consenso popular. César Menotti, el Director de Selecciones Nacionales, dijo más de una vez que el trabajo de Scaloni será evaluado al finalizar la Copa. La atmósfera negativa que instalaron los dos primeros resultados y las fallas del entrenador a la hora de hacer los cambios ante Colombia (sacó a Agüero con el equipo en desventaja) y Paraguay (reemplazó a Lautaro Martínez en el mejor momento del equipo) dejaron al descubierto cuanto menos su falta de recorrido en el cargo. Y ni siquiera una consagración en esta Copa América sería suficiente para sostenerlo al frente del equipo.
4. El futuro político de Claudio Tapia. El presidente de la AFA también se juega mucho, más allá de que su mandato finalizará en 2021. Responsable de la designación de Scaloni, el costo de una partida de Argentina en la fase inicial podría ser elevado para él. No son pocos los dirigentes que lo miran de reojo y que están en desacuerdo con muchas de sus decisiones, como la de haber contratado a Menotti después de la designación de Scaloni, cuando lo aconsejable era lo contrario. En términos fácticos, el poder de Tapia quedaría recortado ante otro resultado negativo como el de Rusia 2018, que derivó en el pago de una indemnización millonaria para Sampaoli, a quien le había firmado un contrato hasta después del Mundial de Qatar 2022. Así como los resultados deportivos legitiman las gestiones de los dirigentes, también actúan en el sentido opuesto. Y Tapia lo sabe.
5. El prestigio deportivo. No ser uno de los ocho equipos que pasarán a la segunda ronda entre los doce participantes de la Copa dejará a la Selección en una situación de endeblez a nueve meses del comienzo de las Eliminatorias para Qatar 2022. El respeto de los rivales se gana y la Argentina dejó de ser un equipo temible: ahora la respetan, en especial por la presencia de Messi, pero se le animan mucho más que antes. De potencia mundial, la Selección pasó a integrar un tercer o cuarto escalón en el mapa del fútbol.
Argentina, entonces, se jugará mucho ante Qatar. Tanto, que la ola expansiva de un posible mal resultado amenaza con sacudir todas sus estructuras.