A seis meses de la consagración con Rosario Central en el certamen integrador, Edgardo Bauza reconoció el valor de su único título como entrenador en el Canalla. Actualmente sin trabajo, analizó el inicio del ciclo de Diego Cocca al frente de la institución.
El vínculo de Edgardo Bauza con Rosario Central comenzó en 1971, cuando arribó al club con 13 años, proveniente del club Sparta. Nueve años divididos en tres etapas fueron suficientes para convertirse en uno de los máximos ídolos del club. Bicampeón (Nacional 1980 y Campeonato de Primera 1986-1987), sorprendió con estadísticas poco comunes para un defensor: tercer máximo goleador en la era profesional con 82 tantos y líder anotador en el clásico con Newell’s al acumular nueve tantos. Retirado de la actividad profesional en 1992, comenzó su carrera como entrenador en 1998.
Si bien repitió los resultados positivos de su etapa como jugador, Bauza quedó con la cuenta pendiente de consagrarse en su nuevo rol. Sendos subcampeonatos en la Copa Conmebol 1998 y el Torneo Apertura 1999 fueron los puntos positivos de una etapa que finalizó en la temporada 2000-2001, con una campaña pobre en el certamen local que mpidió la renovación de su contrato. El regreso se produciría a mediados de 2018 y, más allá de una escasa longitud (seis meses), le permitiría tomarse revancha en una competencia que era esquiva para Rosario Central: la Copa Argentina.
“Fue un sueño que vivimos ganar la Copa Argentina. Sabemos lo difícil que es obtener un título con Rosario Central y esto fue lo más importante. Hice más de 80 goles y tengo una historia demasiado grande con el club. Para mí, es algo muy importante, no tengo nada que reprocharme”, expresó, en declaraciones al programa De Primera de radio Eco de Rosario. Una goleada sobre Juventud Antoniana marcó el puntapié inicial de la campaña del Canalla en la edición 2018, que incluiría también un triunfo fundamental en el clásico contra Newell’s por Cuartos de Final y cuatro clasificaciones mediante series de penales frente a Talleres de Córdoba (16avos), Almagro (Octavos de Final), Temperley (Semifinales) y Gimnasia La Plata (Final). Con este logro, la Academia cortó una racha de 23 años sin títulos y quebró la maldición de las tres definiciones perdidas en la competencia integradora.
Más allá de la mencionada obtención de la Copa Argentina, el entrenador se despidió en febrero de 2019. De todas maneras, el Canalla nunca pudo recuperarse en el pasado semestre y sufrió varios golpes consecutivos. El primero fue la derrota por penales contra Sol de Mayo, equipo del Torneo Federal A, en el comienzo de la defensa del título; también fue eliminado en la fase de grupos de la Libertadores y perdió ante Boca la Supercopa Argentina, nuevamente mediante una serie desde los doce pasos.