La generación dorada de los bicampeones de América sigue en carrera por defender su título.
Chile sigue siendo indestronable en los penales. El vigente bicampeón de América, que ganó los dos últimos títulos desde el punto blanco, supo superar en intensidad a la prometedora Colombia, y aunque no consiguió batir el arco de David Ospina, que se marcha invicto de Brasil, exhibió su temple de acero en una tanda de desempate (4-5) que condenó al lateral cafetero William Tesillo, el único que desvió su remate. La Roja sigue en carrera, ya está en semifinales y se medirá al ganador del cruce de este sábado entre Uruguay y Perú. Brasil y Argentina juegan la otra semifinal.
En su torneo talismán, Chile es imbatible en las tandas decisivas de la mano de sus ídolos incombustibles, Arturo Vidal y Alexis Sánchez, cuyos aciertos abrieron y cerraron la tanda. Aunque ya no cuenta con las atajadas de Claudio Bravo, jubilado de la selección por el técnico Reinaldo Rueda, la generación dorada, ahora con Gabriel Arias en el arco, sigue estirando su buena racha. No consiguió mandarla a la lona la Colombia de Carlos Queiroz, que sorteó la fase de grupos con un pleno de victorias. Sedienta de títulos, la tricolor ahora tendrá que esperar por revancha hasta el año que viene, cuando la final de una inusual Copa América se dispute en su casa, pese a que compartirá sede con Argentina.
La llave más esperada de los cuartos de final arrancó con 20 minutos de retraso, pues un fallo logístico dejó a la delegación de Chile, muy molesta con la Conmebol, varada en uno de los famosos atascos de Sao Paulo. Los chilenos ya habían eliminado a Colombia en las semifinales de la Copa América Centenario, hace tres años en Chicago, en un extraño partido que se detuvo más de dos horas por una tormenta, y en esta ocasión el infortunio tampoco los desquició sobre el césped del Corinthians Arena.
De entrada, Queiroz sorprendió al jugársela con Falcao García. El veterano artillero, máximo goleador histórico y capitán de su selección, había visto su titularidad amenazada por el exuberante momento de Duván Zapata, autor de dos tantos en el torneo mientras que El Tigre se despidió en blanco. Colombia comenzó segura, dominando el balón y ejerciendo la asfixiante presión que ha sido su sello desde la llegada del entrenador portugués. Sin embargo, fue La Roja la que primero llevó el peligro al arco de Ospina, de regreso después de haber viajado a Medellín para visitar a su padre enfermo. Una atajada providencial del portero del Nápoles desvió un cabezazo abajo de Charles Aránguiz, a centro de Fuanzalida. Fue apenas el preludio de la confusión; entre Ospina y Davinson Sánchez se quitaron un balón que dejaron servido al mismo Aranguiz, quien definió sin resistencia. La enésima rectificación del VAR anuló el que habría sido el primer tanto concedido por la tricolor por un fuera de lugar muy fino en una jugada previa.
Pasada la zozobra, Colombia perdió precisión ante otro equipo igualmente compacto. Aunque el duelo no bajó en intensidad, los cafeteros fueron cediendo los costados ante unos laterales chilenos más lanzados, con Vidal y Sánchez a la carga, sumados a Beausejour en vendavales ofensivos particularmente profundos en una franja izquierda que no consiguieron cerrar Medina y Cuadrado.
El incansable Rey Arturo es el portaestandarte de un equipo que no da ningún balón por perdido. El volante ganó los duelos en la mitad y en la defensa, por abajo y por arriba. En el otro bando, el más destacado no era el voluntarioso James Rodríguez, sino otro hombre de overol, Wilmar Barrios, toda una señal del rumbo de un partido que no cambió de tono en la segunda mitad.
Los chilenos volvieron a celebrar cuando Vidal embocó un zurdazo furioso, que pasó en medio de un bosque de piernas, luego de un rebote dentro del área. De nuevo llegó el suspenso del VAR, que ahogó el grito de gol pues la pelota golpeó la mano de Maripán. Colombia había fundido a sus rivales y llegó con las piernas frescas después de descansar a sus titulares ante Paraguay en el último partido de su grupo, pero se vio superada por las camisetas rojas. Se anticipaba que el físico y la juventud de los cafeteros pesarían con el paso de los minutos, pero los chilenos echaron mano del orgullo herido por su ausencia en el Mundial de Rusia. Queiroz refrescó a los suyos con el ingreso de Duván, Edwin Cardona y el rápido Luis Díaz, pero los penales fueron inevitables.
James, con el brazalete de capitán tras la salida de Falcao, inauguró la serie con un cobro rasante al palo izquierdo de Arias. Vidal le replicó, y así fueron asegurando su cobro Cardona, Vargas, Cuadrado, Pulgar, Mina y Aránguiz. El zurdo Tesillo exageró en la dirección del suyo, mientras Alexis engañó a Ospina. Colombia se despide sin conceder goles, Chile aspira al tricampeonato.