El Lobo derrotó por 2 a 0 al Charrúa y se quedó con la cuarta edición de la Copa Santa Fe luego de triunfar por 4 a 2 en el marcador global.
En Las Parejas se ponía punto final a una nueva edición de la Copa Santa Fe. Sportivo y Central Córdoba se medían cara a cara sabiendo que, luego del 2 a 2 de la ida, no había nada definido. Sin embargo, y al igual que lo fue en el encuentro inicial, el Lobo volvió a ser superior. Pero, a diferencia de lo que sucedió en el Gabino Sosa, esta vez logró cristalizarlo en el marcador. Fue eficaz, pero en comparación de aquel encuentro, logró resistir en los momentos de embate, la principal clave por la que se quedó con la consagración.
La disputa no inició con el frenetismo con la que había comenzado aquella de dos domingos atrás. Muy disputada en el mediocampo y ninguno de los dos apostaba por la generación de juego: más bien, por el juego vertical. Y así llegó la apertura del marcador: tras un pelotazo largo, Guillermo Villalba guapeó en el área resistiendo a la defensa rival y fue al piso para adelantar al Lobo. Aunque el local la pasó mal en lo que quedó del primer tiempo. Pero allí estuvo Emilio Rébora para sostener su meta: le contuvo un penal a Lazo y luego rechazó de manera fenomenal un cabezazo de Casini.
En el complemento, Sportivo se impuso en el juego principalmente a partir de la diferencia física. Y comenzó a liquidar el pleito de temprano nuevamente con Villalba, que se sacó de encima la marca de Casini y definió de manera sutil por encima de Giroldi. Antes, Ferrari había tenido la chance de empatar. Tras el 2-0, el Lobo condujo el encuentro a su merced y no lo liquidó porque Giroldi, al igual que en el duelo de ida, volvió a ser fundamental para evitar las anotaciones de Ortigoza y Palma. Sobre el cierre, se fue expulsado Ceresetto. Fue lo último de una noche que dejó al Lobo como nuevo campeón del torneo.
Sportivo se quedó con su primera consagración: había perdido la final en 2016, ante Unión de Sunchales.
Foto: El Ciudadano Web