El defensor se fue muy caliente tras la derrota ante Banfield y dio qué hablar con su conclusión de la actualidad del equipo.
En Colón buscan dar vuelta la página de la derrota de este domingo ante Banfield en Santa Fe, pero la realidad es que todavía perdura la bronca. Más que nada por la forma en que se perdió. Si bien quizás no hizo tanto méritos para ganar, el resultado más justo no fue tampoco quedarse sin nada, pero en este deporte lo que importa son los puntos y no los merecimientos.
La realidad es más cruda de lo que se piensa y la irregularidad es lo que puso en esta situación incómoda a un plantel que no logra torcer el rumbo en picada, que hoy lo pone en el umbral del descenso. Algo que no preocupaba en 2019, pero que ahora pasó a ser un tema de ocupación suprema. No es para menos, el Sabalero dejó ya de depender de sí mismo y eso es algo que juega en la cabeza todo el tiempo.
Por eso el entrenador Diego Osella, además de trabajar en lo futbolístico también debe enfocarse en lo anímico, porque quedó claro que este grupo es de mandíbula floja: en el primer golpe se cae. No es una tarea sencilla, porque cuando las cosas no salen la cosa se magnifica. En consecuencia, la única forma de salir de esta encrucijada es laburando y ganando –y también con aunque sea sumando– para encontrar algo de confort ante la malaria.
El DT fue autocrítico en conferencia de prensa, pero coincidió con los jugadores que Colón fue quién «tuvo más y mejores ocasiones de gol» ante el Taladro, en algo que desde afuera no se vio tan así. Pero amén de este detalle para el debate hubo un futbolista que dejó una reflexión descarnada y contundente.
«Material hay, pero si no lo demostrás dentro de la cancha, lamentablemente tendrá que jugar un pibe. Respondo con mucha bronca. No me gusta hablar tanto cuando pierdo, pero lo hago por ser mi primera vez en Santa Fe», dijo Rafael Delgado.
Una de las caras nuevas para este semestre, que ni bien llegó se calzó la camiseta y fue titular. Por ahora, sin saldo positivo en el marcador. Justamente al zurdo se lo notó con mucho malestar y, pese a avisar que cada vez que haya un revés no dará declaraciones, le bastaron algunas palabras para ser brutal, sin escaparle a este magro presente.
Fue lo único que dijo y se marchó a la salida de los vestuarios, pese a la insistencia de los medios de hacerle más consultas. Esto deja a las claras que puertas adentro hay preocupación y que la historia va más allá de los nombres propios, sino de aquellos que se sientan más aptos para jugar.
¿Podrá lograrlo Colón para encontrar algo de tranquilidad?