El presidente de Unión cuenta con la ventaja del parate en el fútbol para buscar el reemplazante de Madelón, pero a su vez sabe que está ante la decisión más difícil de los últimos años.
El parate en el fútbol por la pandemia del coronavirus le permitió al presidente de Unión Luis Sphan y al resto de los dirigentes, como así también al secretario técnico Martín Zuccarelli ganar tiempo en la elección del nuevo entrenador. La incertidumbre respecto a la reanudación de la competencia, actuó como un hándicap en una decisión tan determinante.
Si la Copa de la Superliga hubiese continuado, estaba claro que Spahn tendría que haber salido a apagar el incendio sin los elementos adecuados. La decisión intempestiva de Leonardo Madelón descolocó a todo el mundo Unión y no dio tiempo a ensayar alguna solución.
No resulta normal una renuncia a dos días de arrancar un nuevo torneo y con la ilusión de seguir avanzando en la Copa Sudamericana. Esa ida cayó como una bomba y dejó a todos sin reacción. Pero el destino quiso que a los días se decidiera la suspensión del fútbol y en consecuencia las decisiones se retrasaron.
Ya no resultó urgente salir a buscar un DT, sino que ahora el tiempo juega a favor y de este modo el análisis es mucho más minucioso. Zucarrelli en charlas con la prensa admitió que no están apurados y que no tienen un perfil de técnico. A la vez que fueron ofrecidos una infinidad de entrenadores.
Lo cierto es que Sphan está ante la decisión más difícil de los últimos años, ya no está el paragua protector que resultaba ser Madelón, que absorbía todo tipo de presión. Ahora el presidente sabe, que ante un fracaso deportivo será el primer apuntado y que la vara quedó muy alta.
Algo similar sucedió cuando Madelón se fue en el 2016, allí se inclinó por el técnico de Reserva que era Juan Pablo Pumpido, pero cuando éste renunció, fue a buscar a Pablo Marini en lo que significó un rotundo fracaso. Y no le quedó otra que volver a tentar Madelón sin estar convencido de hacerlo debido a las diferencias entre ambos, pero sabiendo que no le quedaba otra opción.
Y está claro que fue un acierto contratar nuevamente a Madelón, ya que luego de eso Unión clasificó por primera vez en su historia a una Copa internacional y lo hizo dos veces de manera consecutiva, disputando la Copa Sudamericana del 2019 y la actual en donde pasó de ronda.
Pero ahora no tiene esa carta a mano y en consecuencia deberá buscar un DT que esté a la altura de las circunstancias, sabiendo a priori que nadie le asegura el éxito y que la comparación con Madelón será inevitable. Por estos días no hay un nombre que genere un consenso total, al menos de los que no están trabajando.
La buena noticia es que cuenta con tiempo para decidir y la mala es que la elección asoma muy complicada y no tiene margen de error. Es verdad que Unión no está angustiado con el promedio, pero también es cierto que de una vez por todas debe dar un salto de calidad en lo deportivo y que una mala elección puede desencadenar en un nuevo fracaso futbolístico.
Hace menos de un año Spahn fue reelecto de manera contundente con el 65% de los votos, pero está claro que las críticas en materia deportiva (compra y venta de los jugadores) fueron escalando en los últimos tiempos. Por ello, una mala decisión en la búsqueda del nuevo técnico no haría otra cosa que recrudecer los reclamos y desatar una crisis futbolística que nadie en Unión desea. La pelota se paró, Spahn la tiene bajo la suela y tiene que resolver. De esa decisión dependerá si el futuro es auspicioso o no.