El exdefensor de Colón, Guillermo Ortiz, repasó su paso por Santa Fe, con una salida fue complicada. «Había agotado el tanque de nafta y cumplí un ciclo», tiró
Guillermo Ortiz no se fue bien de Colón. Después de pedir su salida y tras negociar varios días pudo recalar en Atlético Tucumán, equipo con el que jugó partidos oficiales incluso para llegar a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
El defensor charló con radio Sol 91.5 en medio de la pandemia y reconoció de movida que «por suerte pude viajar a Rosario con mi familia. Estuve 58 días en Tucumán, salíamos muy poco al supermercado, entrenaba ahí pero sentimos ahora con mi familia que había que volver».
Más adelante, fue realista al momento de pensar en un rápido regreso a la actividad, al expresar que «es muy difícil la situación para volver enseguida, Agremiados y AFA tienen que encontrar la solución pero es lejano a lo que quiere la presidencia. El hecho de que donde haya un contagiado y pase lo peor será muy duro. Hasta que no estemos al 100 por ciento seguros, creo que no volveremos a los entrenamientos. Se mira mucho a Europa pero estamos lejos de eso».
En Colón, el zaguero vivió muchas cosas buenas también y no dejó de expresarlo al apuntar que «creo que en Colón encontré la madurez, me fui a los 22 años a Aldosivi, necesitaba jugar y estoy agradecido. Jugué varios torneos seguidos, me consolidé en Primera, fui competitivo, todas las exigencias que tiene Colón a uno lo va haciendo, toma ritmo, soy de poco hablar pero digo lo que pienso».
Cuando se refirió a los pormenores de su salida, Ortiz disparó: «El 2 de enero me comunico con el presidente y se lo manifesté. Volvemos al predio y se lo digo a Osella, creo que tuve bajones futbolísticos, soy consciente que en tres años no jugué en alto nivel siempre. Había cumplido un ciclo y si en Colón no estás a la altura o con predisposición es difícil. Agoté el tanque de nafta y era un ciclo cumplido, no era necesario hacer papelones para irme. Lo hablé con mi familia y amigos para tomar esa decisión».
En otro tramo de la charla rememoró algunos momentos inolvidables que le tocó vivir dentro de la cancha con el Sabalero. Al respecto expresó: «Con Mineiro el 90 por ciento de la gente decía ya está, para nosotros no. De local habíamos palpado que podíamos seguir adelante. Lo planteamos muy bien, tuvimos suerte, algo que no apareció en la final».
Cuando se le pidió que detallara cómo encontró aquel vestuario después de perder la final de la Sudamericana, Ortiz no dudó en decir que «cada uno asimiló a su manera pero ya está, uno tiene que dejar todo dentro de la cancha, los reproches después no sirven. Queda la experiencia, no lo esperábamos, estábamos confiados, hasta que no terminó el partido creíamos que podíamos darlos vuelta. Con un marco increíble».
Los jugadores que vienen de afuera a Colón por ahí no se van de la mejor manera, e incluso, como en el caso del defensor, dan su opinión respecto a que aún el fútbol de Santa Fe sigue virgen en materia de títulos. Por eso enfatizó: «El club se tiene que preparar para salir campeón, me pasó en Newell’s, uno veía por ejemplo a Lanús arrimar hasta que un día se le dio. Con cuerpo técnico, dirigencia, jugadores, todos con el mismo objetivo».
Para más adelante, agregar: «Hay detalles por fuera que tienen que estar a la altura de lo que un equipo necesita, algunos deben recibir un golpe en la espalda, otros dejarlos solos, hay que conocer. En Newell’s había un presidente que terminaban los partidos y nos saludaba a todos. Era un gesto, para mi era importante. Hay que conocerle la cara a todos porque son 90 minutos por semana pero antes hay muchos detalles que valen».
Antes de su despedida, contó una anécdota en la relación que mantuvo con el presidente Vignatti, al agregar que «me hubiese gustado terminar de otra manera, lo habré llamado 5 o 6 veces, no me habrá contestado muchas veces. Me daba risa cuando me juntaba con él, porque veía que cortaba las llamadas, yo decía mirá cuando te llamo me harás lo mismo. Nadie se puede esconder, hace tres años y medio que me tenía, esperaba un gracias, algo, uno exije cosas o espera y no se da. Pero todo lo va viendo en el camino».