En esta nota con El Litoral, el “Gringo” Zuliani repetirá varias veces que “lo mejor que me pasó fue cruzarme en la vida y en el fútbol con Carlos Hurtado”. Pero reconoce que hizo grandes amistades en el Mundo Colón, entre ellas el “Chueco” Miguel Ángel Robledo y el “Cabezón” Sergio Juncos.
En esta nota con El Litoral, el “Gringo” Zuliani repetirá varias veces que “lo mejor que me pasó fue cruzarme en la vida y en el fútbol con Carlos Hurtado”. Pero reconoce que hizo grandes amistades en el Mundo Colón, entre ellas el “Chueco” Miguel Ángel Robledo (a la izquierda, en la foto) y el “Cabezón” Sergio Juncos.
Por Dario Pignata
Toda una vida en Colón, sin dudas, para el “Gringo” Carlos Zuliani como verdadero maestro y formador de jugadores. “Entré en el ‘72 y en el 1988 me fui para dirigir a Central San Carlos dos años (‘89 y ‘90). En el ‘91 me busca Carlitos para que vuelva a Colón: ni a Hurtado ni a Colón le podía decir que no. Esa vez duré poco, me agarré mal con Vignatti, nos dijimos de todo”.
—¿Que pasó?
—Yo dirigía la Liga y habíamos armado un equipazo, estábamos puntero mano a mano con San Cristóbal. Lo armamos con Hurtado a ese equipo: trajimos de Gálvez a Minozzi y Amado; estaba el “Negro” Ibarra con el “Tuca” Risso; Redondo de Atenas. Viene el técnico de Primer y me pide los cuatro que necesitaba. Le doy a Ibarra, Risso, Amado y Minozzi. Me desarman el equipo, pierdo tres partidos seguidos en la Liga y Vignatti me echa. Nos dijimos de todos.
—Eran los inicios de Vignatti en Colón
—Nadie entendía nada, no sabés la cara de Julito Villar y los otros dirigentes. Me acuerdo que el Dr. Albizatti me citó en su estudio y me preguntó cuánto me debía: yo hacía seis meses que no cobraba en Colón y me pagó todo.
—“Sarna con gusto no pica”: volviste a Colón y con Vignatti
—Sí, año 1998: yo estaba trabajando en la portería del Club El Quillá, al que le agradezco siempre la posibilidad que medio. Se aparece Orlando Medina y me dice: “Gringo, Vignatti quiere hablar con vos”. Me junté, nos pedimos disculpas y arreglamos. Esa vez, me quedé los dos años del contrato: agarramos quinta y sexta. “El año que viene vamos a entrar en AFA, van a tener que salir a buscar jugadores con Orlando Medina”, me dijo. Terminó el contrato en el 2.000 y me fui. El problema no era Vignatti, sino gente de su entorno. Ya está.
—No hay tres sin cuatro en Colón…
—Volví cuando asumieron “Lalo” Vega y el “Bicho” Godano como buscador de talentos. Estuve esos dos años y uno más hasta que dije basta, ya no me sentía cómodo. Me acuerdo que arreglo con Villanueva y tenía que presentarme un lunes. Ese domingo me voy a ver Unión de Sunchales-Mandiyú por el Federal. Cuando me encuentro en la sede con “Lalo” le digo: “Hay que comprar el 9 de Unión de Sunchales, un tal Franco Soldano”. ¡Un rato antes habían firmado con Becerra y no se pudo hacer!.
—La famosa posición del “Negro” Ibarra
—No se le cambio yo, se la cambia Nelson Chabay. Mi anécdota con el “Negro”, cuando lo recibo y le pregunto de qué juega, me dice: “De 8, de 5 de 10”. Entonces lo miro y le digo: “¿Por las dudas no ataja también?”.
—El perfil de Gustavo Siviero
—A Gustavo sí, porque él viene de “3” y yo le digo que era lento para la raya. “Juegue al medio, en la cueva, que ahí será impasable como zaguero”, le dije. Se ve que me hizo caso (se ríe…)
—Claudio Ubaldo Chena
—Yo dirigía la Selección de Santa Fe y le ganamos la final provincial a Rosario: el “9” de Gimnasia era un tal Claudio Chena. Llegué y le dije a los dirigentes de Colón “Hay que buscar el centrodelantero en Ciudadela”.
—César Carignano
—Todas las tardes nos quedábamos con un arquero y César practicando después de hora. Dale que dale definición: borde interno, las dos piernas, siempre. Un día, en quinta de AFA, le ganamos 2 a 0 a Boca y Carignano la rompió toda. Termina el partido, se me acerca Jorge Bernardo Griffa y me dice: “¿Cómo es el apellido del 9”. Le digo Carignano. Y me dice que lo quería llevar a un prueba en Boca. “Ni loco”, le dije. Si dudaba, Griffa me robaba a Carignano, no tengo dudas.
Foto: Mauricio Garin