El ex delantero que participó del certamen con la selección francesa contó que, a pesar de conocer y estar «sensibilizado» por lo que sucedía durante la dictadura, nunca sostuvo una posición «favorable al boicot».
Por Marcos González Cezer
El ex delantero de la selección francesa de fútbol Dominique Rocheteau recordó «el miedo a hablar» que tenían los argentinos durante el desarrollo del Mundial 78, en el que participó con su seleccionado, y contó también que, a pesar de conocer y estar «sensibilizado» por lo que sucedía en el país, nunca sostuvo una posición «favorable al boicot».
En una entrevista exclusiva con Télam a 42 años del Mundial Argentina 78, en el que fue parte de un plantel galo donde sobresalía la figura de Michel Platini, Rocheteau reveló también lo que sucedió en la reunión que impulsó entre sus compañeros para interiorizarlos sobre la dictadura que encabezaba Jorge Rafael Videla y al que solo asistieron tres jugadores: «Yo siempre fui muy politizado. El resto no estaba comprometido», dijo.
El ex delantero de Saint Etienne (donde trabó amistad con el argentino Osvaldo Piazza), Paris Saint Germain (fue compañero de Osvaldo Ardiles) y Toulouse (coincidió con Alberto Tarantini), estuvo en tres Mundiales (Argentina 78, España 82 y México 86) y se retiró en 1989. Con el equipo nacional de Francia salió campeón de la Eurocopa 84 y también ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá, en el 76.
Tiene 65 años y su último cargo fue como titular de la Comisión de Ética de la Federación Francesa de Fútbol (FFF).
Télam: Durante 1978 hubo en Francia una gran campaña contra el mundial de la Argentina. ¿La selección francesa contempló en algún momento la posibilidad de no participar?
Dominique Rocheteau: No, no hubo nada organizado. En mi caso personal, porque siempre fui una persona muy politizada, sabía muy bien lo que ocurría en la Argentina, en Uruguay con los Tupamaros y en Chile. Habíamos recibido muchas cartas de partidos políticos para que boicoteáramos la Copa del Mundo, pero no diría que mi posición era favorable al boicot. Yo pensaba que había que ir porque el pueblo argentino lo esperaba, era importante.
T: ¿Considera que todo el plantel conocía, como usted, la situación argentina?
DR: Había jugadores que estaban más sensibilizados y otros que no sabían muy bien lo que ocurría. Yo hablaba mucho del tema con Osvaldo Piazza, jugábamos juntos en Saint Etienne.
T: Usted organizó una reunión con el plantel a la que fueron Patrick Battiston, Jean Marc Guillen y Dominique Baratelli. ¿Por qué no participó el resto del equipo?
DR: Porque no estaban comprometidos. Cada uno hizo lo que quería. El entrenador Michel Hidalgo tampoco dijo que fuera obligatorio acudir a la reunión. También era complicado.
T: Justamente Hidalgo dijo sobre el Mundial en la Argentina: «Hemos venido a encontrar un pueblo, no un régimen».
DR: Sí, Hidalgo también estaba sensibilizado ante la situación argentina. Cuando llegamos a la Argentina nos encontramos con el filósofo francés Bernard-Henri Lévy en la Embajada. Nos habló de lo que pasaba en la Argentina y luego vino hasta el hotel y con Hidalgo y un grupo de jugadores nos reunimos con él. Pero luego no se hizo nada concreto. Yo hablé en los medios de mi país, pero siempre me pareció que los periodistas franceses eran muy discretos ante esos problemas. Y además a algunos jugadores argentinos, no los que estaban en su selección sino en distintos clubes, no les gustó que yo hablara. Me dijeron cosas como «quién sos para meterte» o «este es nuestro país».
T: ¿Algunos de ustedes fueron a ver a las Madres de Plaza de Mayo?
DR: No, nunca oí hablar de eso. Sí sabía que las Madres se reunían en la Plaza de Mayo.
T: ¿Cómo era el ambiente entre ustedes en ese momento?
DR: Esa Copa del Mundo fue algo particular. Había un ambiente muy militar porque estábamos rodeados de militares. Al mismo tiempo sentíamos que había mucho miedo entre la gente, aunque no quisiera demostrarlo. Recuerdo que cuando la Argentina ganaba había una fiesta en el país y en Buenos Aires, pero al mismo tiempo percibíamos un sentimiento de miedo. Después de que nos eliminaron encontré una chica argentina con la que pasamos un momento en Buenos Aires, en un café, con sus amigos, entre los que había uno o dos que hablaban francés. Hablamos de lo que estaba pasando en la Argentina y se sentía que la gente tenía miedo de hablar. Había como un terror entre la gente.
T: ¿Qué recuerdo conserva del partido contra la Argentina?
DR: Un recuerdo fabuloso, a pesar de todo. La cancha de River era algo magnífico con el ambiente que había. Ese es el partido que más me marcó en mi carrera. ¡Un partido de Copa del Mundo, con 80 mil espectadores, contra la Argentina y todos esos papelitos! Fue impresionante. Y bueno, el partido en sí, Argentina tenía un gran equipo con grandes jugadores como (Mario) Kempes y (Leopoldo) Luque, o con otros con los que después jugué en Francia como Tarantini y Ardiles. Salimos frustrados. Habíamos jugado un buen partido, pero era muy difícil derrotar a Argentina en ese contexto.
T: ¿Usted cree que la dictadura favoreció al equipo argentino?
DR: No. Desde luego que para la Argentina era importante salir campeón y que, ante el mundo, fuese una bella Copa. Desde luego que había cosas escondidas. Pero no, la Argentina merecía esa Copa porque era un gran equipo. De todas maneras, en los mundiales, todos los equipos que son locales tienen algo de ventaja. Siempre hay un empujoncito. Pero no, para mí no. La selección de Holanda tenía un gran equipo. La final fue muy buena, pero sobre ese partido no hay nada que decir. Argentina fue mejor.
T: ¿Y sobre el partido entre Argentina y Perú, usted tiene alguna sospecha del 6 a 0?
DR: Argentina era superior a Perú. Sí, es cierto, hubo un resultado abultado, pero insisto: para mí, el equipo argentino merecía esa Copa del Mundo. Era un gran equipo.