Ocurrió en el «Autódromo Municipal de Buenos Aires» el 13 de enero de 1974, a bordo de un Brabahm BT 44 -con el número 7- y frente a 80 mil espectadores.
Iba a ser su primera victoria en la Fórmula 1, también el debut cruzando la bandera a cuadros antes que todos, pero cuando faltaba media vuelta para ganar, el auto se le quedó sin combustible y lo marcó para toda la vida.
Ocurrió en el circuito número 15 del «Autódromo Municipal de Buenos Aires», aún no se llamaba «Oscar y Alfredo Gálvez», el 13 de enero de 1974, a bordo de un Brabahm BT 44 -con el número 7- y frente a 80 mil espectadores.
Si bien la cuestión de la falla y el abandono del «Lole» fue la falta de combustible, miles de hipótesis se tejieron: rotura de la toma de aire que quemó más combustible, rotura del motor, hasta un error de cálculo y menos carga de nafta durante una parada en boxes.
Pocas explicaciones hubo en ese momento y debieron pasar muchos años para que el diseñador de aquél increíble Brabahm BT 44, le dijera a los argentinos el verdadero motivo de aquella tremenda decepción.
«Después de las pruebas de la mañana estábamos cargando combustible cuando de pronto se trabó la rueda trasera derecha con el portamaza y tuvimos que cambiar la suspensión trasera. En el apuro nos olvidamos de cargar la última lata de combustible de 18 litros. De haberlos tenido, ‘Lole’ hubiese terminado la carrera sin problemas y la hubiese ganado», reconoció el legendario Gordon Murray.
Luego de clasificar sexto el sábado, donde la pole había quedado para el sueco Ronnie Peterson (Lotus), el piloto santafesino se las ingenió para en solo tres vueltas quedar líder del Gran Premio de la Argentina, en medio de un calor abrasador.
Una clase magistral de manejo lo llevó a escaparse adelante por más de 50 vueltas para ganar en su tierra y frente a su público, Denis Hulme (Mc Laren) escolta lejos ya se contentaba con el segundo lugar en el podio, igual que el joven austríaco Niki Lauda con su Ferrari, quien marchaba tercero.
La vuelta 51 quedará en la historia, al pasar por boxes para encarar los dos últimos giros, apareció una falla en el auto del «Lole», un «rateo» clásico en los habitáculos, y dio la pauta que algo no funcionaba correctamente, cuando la toma dinámica por detrás de su casco se había deteriorado.
Fue en vano el aliento de su público, el «Lole» fue superado a vuelta y media que cayera la bandera de cuadros, por seis de sus rivales. El silencio fue total, nadie lo podía creer, el combustible del tanque de su Brabham no alcanzó.
En una imagen que quedó para la posteridad, Reutemann fue invitado al palco de honor, tras la consagración de los ganadores, y ahí lo esperaba el presidente de la Nación Juan Domingo Perón, quien le regaló su lapicera, a modo de consuelo.
Escrito por Noticias Argentinas