Siete años después de perder la final del Mundial ante Alemania en tiempo suplementario, el astro argentino alzó el trofeo continental en la casa del clásico rival de la Argentina.
El capitán del seleccionado argentino Lionel Messi se cobró esta noche una dulce revancha en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, siete años después de la final del Mundial perdida ante Alemania en tiempo suplementario.
El astro conquistó su ansiado primer título con el seleccionado mayor de Argentina en el mismo escenario donde sufrió una de las decepciones más grandes de su carrera.
El mítico estadio había sido testigo de la tristeza del «10» que luego de jugar un buen partido tuvo que colgarse la medalla de plata y recibir a desgano el premio al Mejor Jugador del Mundial 2014, un consuelo insuficiente otorgado por la FIFA.
A los 34 años y en su mayor versión de liderazgo, Messi pudo sacarse las ganas de levantar el trofeo en la casa del clásico rival y que se esfume esa imagen de la Copa del Mundo levantada por los alemanes en un Maracaná repleto de argentinos.
Esta noche, con apenas 2.200 compatriotas en calidad de invitados, el seleccionado argentino se impuso sobre Brasil en la final de la Copa América y convirtió en el primer equipo en arrebatarle el trofeo en su propia casa.
A los 34 años y en su mayor versión de liderazgo, Messi pudo sacarse las ganas de levantar el trofeo en la casa del clásico rival
Lo intentó Diego Maradona con la base del equipo campeón en México en la Copa América de 1989 y tampoco lo consiguió ya que Brasil había sido ganador de las cinco ediciones anteriores que organizó (1919, 1922, 1949, 1989 y 2019).
El desquite también llegó para Ángel Di María y Sergio Agüero, los otros integrantes de una gran camada de jugadores que sufrieron las decepciones previas.
«Fideo» ni siquiera pudo jugar un minuto de la final con Alemania por la lesión muscular que tuvo en los cuartos de final ante Bélgica y años después reveló la presión que recibió por parte de Real Madrid, su club de aquel entonces.
El desquite también llegó para Ángel Di María y Sergio Agüero, los otros integrantes de una gran camada de jugadores que sufrieron las decepciones previas.
El «Kun», de poca participación en la actual Copa América, ingresó aquel 13 de julio de 2014 por Ezequiel Lavezzi en el entretiempo y fue uno de los once que vivieron de cerca el gol de rio Götze que frustró el sueño argentino.
Los tres se abrazaron en medio de ese campo inmenso para desahogarse y celebrar un título por el que lucharon e insistieron por tantos años.
«Cuando no estemos más, nos van a extrañar», dijo Agüero cinco años atrás. Cuando esa suceda, todos ellos podrán marcharse con un sueño cumplido: ser campeones con la «albiceleste» en el pecho.