Fernando Peverengo, Secretario de Políticas deportivas de Santa Fe: «Queremos que haya un real sinceramiento de lo que está pasando en el fútbol santafesino».
Otra vez la violencia desatada por los que se dicen hinchas de un equipo de fútbol pueden más que los que quieren disfrutar de una tarde de fútbol. Hoy, esa locura, se hizo presente en el estadio del barrio Centenario. Colón y Vélez apenas pudieron jugar 22 minutos. La caída de una tercera bomba de estruendo en el área de César Rigamonti, obligó al árbitro Andrés Merlos, que había advertido que eso iba a ocurrir, a suspender el cotejo.
Desde el primer estruendo hasta el que obligó a la suspensión del cotejo, pasaron apenas 16 minutos. Se podrá esgrimir una serie de especulaciones pero quedó en evidencia que esto fue premeditado porque durante la semana la «barra brava» del sabalero visitó el predio donde entrena el equipo -a la vera de la autopista Santa Fe-Rosario- con el propósito de solicitar dinero para acompañar al plantel. La respuesta no fue positiva y los barras se alejaron sabiendo lo que iban a concretar esta tarde. En la parcialidad existe el convencimiento de que la barra brava ingresó al estadio, 5 minutos después de iniciado el cotejo (segundos después explotó la primera bomba) decidida a suspender al cotejo.