Detrás del escenario hay una pelota. Aunque no aparezca demasiado en estas horas en el centro de la discusión, será con ella que se jugará aquello que reúne aquí y luego en Rusia a una delegación de alrededor de 90 argentinos: un Mundial de fútbol. La agitación por la marcha atrás decidida por la AFA respecto del partido que iba a jugar ante Israel el sábado en Jerusalén va cediendo, y entonces el foco desnuda un dato: al final, la selección debutará el sábado 16 en Moscú ante Islandia corta de pruebas. ¿Cómo ataja Franco Armani cuando lleva el escudo de la AFA? Imposible saberlo porque la suspensión le quitó la posibilidad de mostrarse y aspirar así a pelearle el puesto a Willy Caballero. ¿Resiste sin problemas Lucas Biglia un partido de 90 minutos? Quién sabe, el descarte de uno alternativo -ni Letonia, Moldavia, Malta o San Marino fueron confirmados como el nuevo rival- lo dejó sin ese desafío. ¿Tiene ritmo competitivo Sergio Agüero? La práctica contra los sparrings, siempre menos exigente que medirse con un oponente real, será la única medida. ¿Funciona la sociedad Messi-Lanzini? Un juego de cotillón contra Haití no dio la talla. Así, Jorge Sampaoli se llevará esas preguntas a Bronnitsy, adonde la selección llegará el sábado a la noche sin pasar por la escala israelí. Allí comenzará otra historia.
Mientras ayer Claudio «Chiqui» Tapia iniciaba frente a la prensa argentina su soliloquio de tres minutos en el segundo subsuelo del hotel Sofía, en otra habitación se diseñaba lo que pasará en adelante: el cuerpo técnico le daba forma a los tres entrenamientos que restan en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Porque aunque el presidente de la AFA haya evitado decirlo, ya era un hecho que no habría amistoso de reemplazo. Había quedado atrás la reunión entre el dirigente y los dos emisarios que vinieron desde Israel a intentar salvar lo insalvable. Eran Ariel Raber, el dueño de la empresa Comtec Group -organizadora del fallido partido- y un allegado al gobierno de Benjamin Netanyahu. Los hombres se fueron con mucho menos de lo que pretendían: debieron conformarse con la promesa de que el enfrentamiento entre la Argentina e Israel se haría «más adelante», en una sede a definir. Que no será Jerusalén, claro.
A esa altura de la tarde, los jugadores disfrutaban las horas libres. Estaba por llegar desde Sevilla Federico Fazio, feliz de ser padre primerizo: el lunes había nacido Tomás en la ciudad a la que el defensor llegó cuando tenía 20 años, y en la que conoció a su mujer. Su regreso lo puso en el lugar del compañero feliz al que todos saludan. Los demás se repartían entre paseos catalanes, la ronda de mate y alguna pasada por el lobby. Menos Messi, que recibió a algunos conocidos en su habitación. El descanso de la tarde, una constante desde que se instalaron aquí -excepto el día que hicieron doble turno- respeta una idea que nació del profesor Jorge Desio. Fue él quien notó que las cargas sobre los jugadores necesitaban ser menos exigentes en esta etapa de afinación definitiva. Menos fútbol, más relajación.
La práctica de la mañana, de todos modos, había servido para machacar con el concepto de las tres fases de presión que pretende fijar el entrenador. Lo mismo habían realizado el día anterior: repetir y repetir hasta que el ejercicio salga coordinado, como en una situación de partido. En esos movimientos se pudo ver a Marcos Rojo tomando confianza como central a la par de Nicolás Otamendi. Más allá de la ausencia circunstancial de Fazio, Sampaoli ve los progresos que el defensor no mostró la noche del sopapo de España en Madrid. Aquel 6-1 en contra y el 2-0 a Italia a favor cuatro días antes -ambos en marzo- serán las últimas pruebas de fuerza que el equipo llevará en sus maletas cuando aterrice en Rusia. Demasiado lejanas: el 4-0 a Haití de la semana pasada en la Bombonera no cuenta como episodio relevante, dada la mínima estatura del rival.
Tapia confirmó que la selección argentina no viajará a Israel – Fuente: Télam 3:26
Para el cuerpo técnico, la falta de ensayos de peso no se trata necesariamente de un hándicap, a pesar de que en la última semana todos los candidatos jugaron mientras la Argentina solo se entrenaba. Brasil le ganó a Croacia (segundo rival argentino en Rusia) y enfrentará a Austria el domingo; España empató con Suiza y jugará contra Túnez el sábado; Alemania perdió ante Austria y se cruzará con Arabia Saudita este viernes; Francia le ganó a Italia y chocará con Estados Unidos el sábado… ¿Y los rivales del Grupo D de la Copa del Mundo? Lo mismo: Islandia completará dos partidos (Noruega y Ghana), Croacia también dos (Brasil y Senegal) y Nigeria otros dos (Inglaterra y República Checa).
Pero cada maestro con su librito; el del cuerpo técnico argentino tiene escrito que la remanida suspensión del match contra Israel será positiva, aunque implique no sumar más minutos de competencia. Y alrededor de Sampaoli enumeran las ventajas conseguidas: evitan dos viajes largos, liberan mentalmente a los jugadores de la carga de ir a un lugar al que no querían llegar y eliminar el riesgo de una lesión. «Si te torcés un tobillo ahora y no podés jugar contra Islandia, ¿quién te creés que sale perdiendo?», grafica un asistente técnico.