Se trata de dos instituciones ubicadas en el sur de la ciudad donde la tormenta pegó más fuerte. En el Quilla colapsó una de las torres de luz de la cancha de hockey. Querandí Rugby Club sufrió la voladura de un tinglado.
La tormenta pasó ayer por la noche en la ciudad y dejó su huella. En Barrio Sur las ráfagas de viento fueron potentes y arrasaron con todo lo que encontraban a su paso. Además al fuerte viento hubo que sumarle una copiosa lluvia y caída de granizo por un tiempo prolongado.
Una de las instituciones más afectadas con el paso de la tormenta fue el Club Náutico El Quilla ubicado a la vera del lago del Parque Sur. Tras la tormenta se pudo constatar que colapsaron dos torres de luz de tipo led de un costo cuantioso y, por otro lado la destrucción de uno de los bancos de suplentes con la voladura de su techo de vidrio. Como si esto fuera poco, las torres cayeron pesadamente sobre la carpeta del rectángulo de juego que es una cancha de agua que se destaca por ser la única en la ciudad con homologación para jugar partidos internacionales. Cabe destacar que en muy poco tiempo se estará presentando la ex leona Luciana Aimar para jugar en esa cancha.
Enrique Cerrado, presidente de la institución explicó que «significa mucho dinero y el esfuerzo de mucha gente. Eso lo hace más doloroso No fue facil levantar esta cancha de hockey ni mantenerla, y como si eso fuera poco, ahora el tiempo nos juega una mala pasada. Por otro lado destacó que más allá del costo de las torres el problema también está en la cancha ya que los dos gigantes de hierro cayeron sobre el césped sintético y presenta roturas en varios lugares. Se trata de una carpeta realizada hace un poco más de un año y es una de las mejores canchas del país que se iba mejorando para que esté lista para todo tipo de certámenes.
Querandí, también perjudicado.
Otra de las instituciones que tuvo que padecer las inclemencias del tiempo fue Querandí Rugby Club con dirección en Raúl Tacca y 4 de enero. El club es relativamente nuevo y con la plata de los socios fue levantando lentamente algunos espacios cerrados para llevar adelante diferentes actividades.
En esa institución los fuertes vientos provocaron la voladura del techo de uno de sus espacios cerrados. Triste fue la sorpresa cuando directivos de la institución recibieron el llamado telefónico de los vecinos para ser informados que el techo de chapa del espacio cubierto central se había volado en su totalidad y estaba tirado al costado de la construcción.