Al capitán no le tembló el pulso: pegó un saltito y definió suave a un palo. “Ojalá podamos ponerle una estrella a este escudo para quedar en la historia”, destacó emocionado.
Ni la pelota que quemaba ni las 50 almas en contra en el estadio Mineirão de Belo Horizonte lo hicieron dudar a Luis Miguel Rodríguez. El Pulga se hizo cargo del último penal de Colón y sacó a relucir toda su experiencia. El talentoso delantero, de 34 años, emuló a Diego Maradona al pegar un saltito antes de patear suave hacia un palo.
Cuando el balón besó la red, al ídolo tucumano se le dibujó una sonrisa picarona en su rostro y bailó moviendo los dedos al estilo Ronaldinho. Después, Leonardo Burián hizo su parte al atajar el último tiro del local y la clasificación a la final de la Copa Sudamericana quedó sellada.
«Es algo maravilloso. El club pasó por 114 años sin lograr esto y nosotros pudimos. Me siento muy orgulloso de ser capitán de esta institución. Esto es para la gente, los hinchas, dirigentes, nuestra familia. No se puede explicar: las palabras, de verdad, sobran», reconoció emocionado el Pulga, apenas terminado el partido.
«Ver a todos llorando es muy emocionante. Colón tiene hinchas grandes que sueñan con esto. Ojalá podamos ponerle una estrella a este escudo para quedar en la historia. Santa Fe debe ser un mundo de gente. Disfrutamos esta noche, pero mañana ya empezamos a pensar en lo que viene», agregó el 10 sabalero.
El próximo sábado 9 de noviembre, Colón disputará la final contra Independiente del Valle de Ecuador. Será en Asunción del Paraguay con una multitud de hinchas sabaleros. Allí, el Pulga y compañía buscarán escribir la página más importante en la historia del club santafesino.