El ex-coordinador del fútbol amateur de Unión cumple su cuarentena en República Dominicana, donde encabeza un proyecto ambicioso. «Si andamos en la calle nos podemos contagiar todos», apuntó.
Muchos se sorprendieron cuando se dio su salida después del trabajo que llevó adelante durante casi tres años en Unión. La realidad en este inicio de abril, lo encuentra a Alejandro Trionfini, ex-coordinador del fútbol rojiblanco.
En Santo Domingo (República Dominicana) cumple la cuarentena, pues está al comando de un gran proyecto con un club que arrancó desde cero. En diálogo con el programa Unión en tu dial (Sol 91.5) dio su impresión de cómo está atravesando este momento.
«Acá todo el mundo está encerrado, con toque de queda desde las 5 de la tarde hasta las 7 de la mañana. La policía en las calles con el patrullaje y los militares controlando que todos estén en sus casas».
Más adelante, apuntó que «nuestro club desde el 10 de marzo no tiene actividad, el 13 de abril es la fecha de inicio de las clases. La única verdad es que si andamos en la calle nos podemos contagiar todos».
Los números en una zona del Caribe muy visitada por turistas de todo el mundo son altos en relación a la población local. Por eso Triofini apuntó: «La curva se fue para arriba con el coronavirus, hay más de 1000 casos, 51 muertos, el porcentaje es muy alto, el más alto de Latinoamérica. Es un paraíso turístico, hubo europeos, asiáticos que siguieron llegando. Esa conciencia no se tomó a tiempo y hoy lo están pagando caro».
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Trionfini destacó que «vivo en Santo Domingo, imaginar que sería sobre calle Corrientes en Buenos Aires, en un condominio de tres edificios, el silencio te pega, es lo que más impacta, a uno le pega fuerte porque tengo mi familia lejos, en Santa Fe y Esperanza. Mi esposa tenía vuelo para el miércoles 18 y lo tuvo que suspender. Explotó Panamá también, Punta Cana, otro centro turístico. Todos esos lugares tuvieron extranjeros que llegaron hasta hace poco».
En la parte final detalló que «en las calles, la poca gente que se moviliza lleva barbijos y guantes, hay filas de 10 en los supermercados, con desabastecimiento, el alcohol en gel se disparó, todo es un trastorno, es como hacer un tour a Chernobyl cuando uno va a buscar mercaderías. Toda esta locura nos tiene que hacer abrir los ojos para ver que le dejamos a nuestros hijos».