El DT de la campaña en la Libertadores 98, Daniel Córdoba, dijo que nunca se olvidará de la gente de Colón. Además, habló de su relación con José Vignatti.
En plena cuarentena por la pandemia del coronavirus, de lo que menos se habla es de fútbol. De todas maneras, hay protagonistas que tienen mucho para contar y aprovechar para dar detalles que pocos conocían. En este caso, el Daniel Córdoba, quien comandó a Colón en la memorable campaña en la Copa Libertadores 1998, donde se logró estar entre los ocho mejores del continente. Fiel a su estilo, le llegó al corazón a los hinchas por lo que fue su pasó por Santa Fe y de paso reveló cosas de su particular relación con el presidente José Vignatti.
Inicialmente, dijo cómo lleva adelante el aislamiento y sorprendió con su reflexión del fútbol actual: «Tengo armado un gimnasio donde me mantengo activo. Además tengo una cancha para nueve jugadores que me permite hacer cosas más exigentes. Después en lo intelectual, mantengo charlas con psicólogos y colaboradores haciendo tests para no errar en la búsqueda de talentos. Ya tenía unos trabajos antes y ahora lo estoy fundamentando más con gente que colabora».
«Creo que hace tres años no dirijo. El fútbol argentino me decepción en muchos aspectos. Pero el colmo es que realmente no tenga un objetivo claro. Los torneos están pésimamente hechos. Ahora parece que está todo monopolizado por un representante. En América mucho no se puede pedir, ya que me tocaron dirigir clubes que lo único propio era la camiseta, ni un jugador ni cancha para entrenar. Ni hablar de instalaciones. Entonces no me produjo un vacío este parate, pero sí me generaba algo cuando me llegaba un ofrecimiento y lo perdía. Después, mucho problema no me hice, porque nunca fui ambicioso en lo económico. No hago lobby y no pongo guita para notas. Lucho a mí manera», expuso Profe en diálogo con LT10.
Pero indefectiblemente, Daniel Córdoba no pudo evitar emocionarse al recordar su paso por Santa Fe: «Colón sin dudas fue el momento más lindo de mi carrera. Sacarlo a Lanús del descenso en su momento fue un hazaña también, lo mismo con Estudiantes quebrado y desprestigiado. Pero a nivel emotivo, por cómo se vivía todo, en Colón hacían que cada paso sea increíble. Era todo para la gente».
Sin embargo, admitió que «el momento más duro fue cuando me fui. Tenía mi vida armada en función de Santa Fe. Tenía un año y medio más de contrato. Entonces ya estábamos buscando casa con mi señora cerca del rancho de chiquito. Estaba todo organizado. Me encantaba Santa Fe. Cuando me tuve que ir fue un golpe duro, porque para mí Colón era pasión. Era todo lo que necesitaba para ser entrenador. Era lo máximo. Era un club que sentía que podía marcar un antes y un después en mi vida. Cuando me fui me di cuenta que hubiese sido inútil quedarme teniendo que pasar siempre por José Vignatti. ¡Hasta mi rescisión fue complicada! El juicio no fue contra Colón sino contra José Vignatti. Me faltaba cobrar solo un mes de contrato. Me daba eso y me iba sin problemas. Pero después lo que me ofrecían era una cargada y terminó siendo un juicio que gané. Me dolió mucho, porque había encontrado mi lugar en el mundo. Me resigné después de ver que no iba a poder hacer cosas grandes por la gente que había, pensé que lo mejor era dejar esta ilusión en el camino».
Siguiendo por el mismo hilo conductor, Daniel Córdoba dudó respecto a si mantendría una nueva charla con el titular sabalero: «Yo no sé si José Vignatti cambió. No era una persona que desconocía de fútbol. Quizás desubicado en el momento en el que él quería hablar de fútbol. Llegaba el sábado a la noche a la concentración cuando ya había dado el equipo y aparecía para decir «que le parece sultano en lugar de mengano». Entonces le respondí que teníamos toda la semana para hablar de estos temas, pero esperaba al instante en el que estaba todo confirmado».
Y siguió: «Varias veces me dijo que me tenía que hacer responsable de lo que hacía. Me sonaba a amenaza. Como el famoso día que puse a (Pablo) Burtovoy por Leo Díaz porque sabía como atajaba los penales (ante Olimpia). Fue un drama tremendo. No fue en desmedro de Leo, que me rindió un montón, pero tenía intuiciones. Después cuando pasamos la fase, él en pleno festejo me vino a felicitar. «Me está cargando José le dije. El día anterior me sacó de la concentración para pedir explicaciones de por qué no ataja Díaz y venís como si nada». Nunca nada fuera de tono, pero tenía que bancarme estos planteos un días antes de la competencia. Estoy convencido que José Vignatti sabe de fútbol, pero equivocaba los momentos. Le reconozco que él lleva un técnico adentro, pero sí le critico que era inoportuno».
Más adelante, Daniel Córdoba develó como fue su cruce económico con Colón: «Quiero aclararle a la gente: eran 350.000 dólares por los 18 meses que faltaban que se arreglaban con 25.000 que me podían dar en dos cuotas, pero que me ofrecieran pagos de 1.000. Era una cargada y como siguió así terminó en juicio. Le terminó saliendo más caro. Lo que hice con eso fue poner una estación de servicio que casi se me funde con (Mauricio) Macri. Yo no quería hacerlo, pero me llevaron a eso, porque me tomaron el pelo. Si José me hubiese bancado, poniendo también a un Colón más fuerte en AFA, estábamos para campeones de América. Lo aseguro».
En el cierre, Daniel Córdoba tuvo palabra de elogios para la gente: «Cuando iba a disputar la Libertadores y me cruzaba con la gente, me emocionaba. Me hacía llorar por la pasión que transmitía. Tenía que ir al vestuario para lavarme la cara. Nunca en mi vida me pasó y lo consiguió solo la gente de Colón. No me lo voy a olvidar nunca más».