Al cumplirse once décadas del nacimiento de Juan Manuel Fangio, Télam celebra al argentino pionero en cobrar fama mundial, por permanencia y audacia. Sus récords. Sus hitos. La admiración de sus pares. Su legado en la memoria y en imágenes.
Primera leyenda de la Fórmula 1
«El Chueco» se coronó legendario, no sólo en su país de nacimiento sino en el mundo de la Fórmula 1 al ganar cinco títulos en las ocho temporadas iniciales de la categoría, récord que conservó hasta 2003 cuando el alemán Michael Schumacher logró su sexta consagración mundial.
Con 38 años, Fangio estuvo presente en el nacimiento de la F1, el 13 de mayo de 1950 en el circuito de Silverstone, Inglaterra, donde debió abandonar por un problema de motor en su Alfa Romeo.
Ese año el argentino fue subcampeón detrás de su compañero de escudería, el italiano Giuseppe Farina, pero en la siguiente temporada se cobró revancha y festejó su primer campeonato con la misma marca.
Tras ausentarse un año, Fangio volvió a la F1 en 1953 con una Maserati que condujo hasta la segunda carrera de 1954 en Bélgica cuando pasó a Mercedes y coronó dos títulos consecutivos.
Su reinado se extendió dos años más porque en 1956 descorchó con Ferrari y en la siguiente temporada con Maserati.
Una victoria eterna
El 4 de agosto de 1957, luego de batir diez veces el récord del circuito, Juan Manuel Fangio protagonizó la carrera más «alocada» de su vida y se adjudicó el triunfo en Nürburgring, Alemania.
El oriundo de Balcarce se detuvo en boxes para cambiar neumáticos y demoró más de lo esperado. Pero el ‘Chueco’ recuperó la desventaja y llegó primero a la bandera a cuadros con su Maserati 250F.
Ese infierno de Nürburgring, de 22 kilómetros de extensión y 176 curvas, le dieron a Fangio la posibilidad de plantear una estrategia. El argentino pretendía sacarle 30 segundos de diferencia a sus rivales directos, los británicos Peter Collins y Mike Hawthorn, ambos con sendas Ferrari.
Como un aura imborrable, la bandera de cuadros de Nürburgring, bendice para siempre a la histórica Maserati 250 F el 4 de agosto de 1957
Como un aura imborrable, la bandera de cuadros de Nürburgring, bendice para siempre a la histórica Maserati 250 F el 4 de agosto de 1957
El balcarceño había entrenado a sus mecánicos para cambiar las cubiertas en 30 segundos, pero cuando promediaba la competencia, tuvo que ingresar a boxes, con una ventaja de 29 segundos sobre las Ferrari.
Los mecánicos no tuvieron una jornada feliz y realizaron el recambio de gomas en casi un minuto.
«Pensé en ese momento que tenía la carrera perdida definitivamente, y volví a la pista algo desilusionado. Pero me juré a mi mismo que intentaría ganar», contó oportunamente Fangio.
Con un automóvil con neumáticos nuevos y tanques llenos, Fangio comprobó que Hawthorn y Collins le extraían mayores diferencias. La solución consistía, entonces, en asumir riesgos y hacer ‘volar’ a la máquina en los lomos de asfalto para recorrer como una bola roja los caracoles y toboganes del ‘anillo embrujado’, tal como le decían a Nürburgring.
Los ocasionales testigos dieron cuenta de que Fangio utilizaba la cuarta velocidad en sitios en los que se debía usar tercera y esa marcha a fondo, en algunos virajes de segunda. Así fue descontando la ventaja.
«Yo tenía un sitio donde recuperaba bastante y era un salto en el kilómetro 12. Ahí frenábamos y aún así el auto volaba como 50 metros. Decidí entrar a fondo y el auto cayó a medio milímetro del alambre. Como me salió bien, lo seguí repitiendo. Ese día hice lo que nunca había hecho: di espectáculo», relató el quíntuple campeón mundial.
Reverencia del «Zorro plateado»
El piloto bonaerense batió el récord de vuelta con 9m. 17s. 4/10 y se acercó a las dos Ferrari. Aunque el ‘Chueco’ intuía que perseguía a una sola, con la ilusión de ganar la carrera y alcanzar el quinto título de su cosecha.
En la trepada de Adenau (sector emblemático de Nürburgring), vio llegar a lo lejos a las dos Ferrari y, aunque le pareció una insolencia, Fangio pasó por el centro de dos curvas a ambos pilotos ingleses, a falta de una vuelta y media, cuando restaban solamente 7 kilómetros para la meta.
El bonaerense alcanzó así una verdadera hazaña, logro que fue reconocido tanto por Hawthorn como Collins, quienes lo abrazaron como caballeros una vez que las máquinas ingresaban al parque de boxes.
La escena final corrió por cuenta del germano Karl Kling, compañero del balcarceño. El piloto al que apodaban ‘Zorro plateado’ ingresó a la habitación en la que se hospedaba el ‘Chueco’ y, sin pronunciar palabra, se arrodilló y le hizo una reverencia al ganador, para luego alejarse en silencio.
La figura más celebrada en las pistas que a veces es un acertijo, un misterio de curvas, temeridad y talento.
La figura más celebrada en las pistas que a veces es un acertijo, un misterio de curvas, temeridad y talento.
La admiración de los colegas
Muchos de los expilotos, contemporáneos a su período de gloria, y otros que lo sucedieron coinciden en nominar a Juan Manuel Fangio como el más grande exponente del automovilismo mundial, aun cuando otros se consagraron más veces campeones en la Fórmula 1, tales los casos de Michael Schumacher o Lewis Hamilton. He aquí algunos de los testimonios de los pilotos que compartieron o no pista con él, referentes del automovilismo internacional o local de distintas épocas:
«Fue un hombre humilde, jamás culpó a nadie de nada. Nunca hizo una maniobra desleal. Un verdadero caballero en las pistas. Unno de los pocos que yo inscribiría en un reducido grupo de grandes conductores de la historia, pero él está en la cima de todos. ¿Qué lo hacía imbatible? Era más rápido que nosotros, vuelta a vuelta. Todavía me preguntan si me dejó ganar el Gran Premio de Inglaterra en 1955. La respuesta es que no lo sé. Puedo decir que hasta la última curva no pudo batirme porque corrí a fondo. No tiene importancia ya. Si me dejó ganar, le estoy agradecido. Y si no lo hizo, le pude ganar al mejor»(Stirling Moss, subcampeón mundial de Fórmula 1 entre 1955 y 1958. Ganó 16 Grandes Premios. Falleció en 2020).
«En el GP de Mónaco, en 1964, tras atravesar la meta, se me acercó Fangio, el mejor piloto de todos los tiempos, se puso enfrente mío, me sonrió, me dio con firmeza su mano y me dijo en español: ‘Muy bien manejado joven’. Eso me quedó fue un gran honor, mi ídolo de la infancia» (Jackie Stewart. Tricampeón mundial, en 1969, 1971 y 1973 )
«Fue muy superior a nosotros, no creo que sea justo compararnos con Fangio» (Michael Schumacher)
«Fue muy superior a nosotros, no creo que sea justo compararnos con Fangio» (Michael Schumacher)
«Uno de los más grandes conductores de todos los tiempos en Fangio, no sólo porque obtuvo el Campeonato Mundial cinco veces sino por su actitud. Tuve la posibilidad de encontrarme con él en distintos lugares, eventos y carreras, y realmente me gusto su forma de ver las cosas, encarar situaciones, sus conceptos sobre la vida y sus ideas sobre el automovilismo de su tiempo y el de hoy. Para mí no es sólo un campeón en la pista sino también un verdadero caballero fuera de ella» (Ayrton Senna, ganador en tres temporadas McLaren: 1988, 1990 y 1991).
«Fue muy superior a nosotros, no creo que sea justo compararnos con Fangio. Ahora los autos son más seguros y él logró sus campeonatos a una tremenda velocidad teniendo en cuenta los vehículos que existían en su tiempo. Está en un nivel más alto del que yo me veo a mí mismo. Absolutamente, no hay comparación posible» (Michael Schumacher, acreedor de seis títulos mundiales, el último, con el que superó el record del argentino, en 2003, tras disputar el Gran Premio de Japón en Suzuka)
«Fangio es el padrino de todos los pilotos. Fue uno de los grandes desde el comienzo de este deporte y siempre será admirado», reconoció (Lewis Hamilton, el multicampeón más joven de la historia de la F1)
«Podía calibrar un circuito y sus riesgos con una precisión de regla de cálculo, y alcanzaba sus conclusiones con una rapidez notable. Después relacionaba esas condiciones con las capacidades de su auto. Manejar detrás suyo y con él es la más exquisita forma de instrucción que cualquier piloto podría tener»(Peter Collins, piloto de F1 entre 1952 y 1958. Ganó 3 Grandes Premios. Falleció en 1958).
«Fangio fue terrible en la pista y un gran amigo fuera de ella. En la vida era todo un señor. Tenía tal visión global de las carreras que no se le escapaba ningún detalle. Fue el mejor pero Ascari era un piloto, indomable, que si largaba en punta no había manera de alcanzarlo. El estilo de Alberto era de fuerza y vehemencia, muy limpio cuando ponía el auto en una posición en la curva. Fangio, en cambio, inició el estilo de derrape controlado».(Luigi Villoresi, ex piloto de F1 hasta 1955. Murió en 1997).
«No es sólo un campeón en la pista sino también un verdadero caballero fuera de ella» (Ayrton Senna)
«No es sólo un campeón en la pista sino también un verdadero caballero fuera de ella» (Ayrton Senna)
«Lo vi correr a Fangio en 1955 y me fui a dedo de Once hasta el autódromo. Fue emocionante ver desde la tribuna la idolatría del público, Lo conocí en 1966, estaba en Santa Fe e hicimos lo imposible para llevarlo a Rafaela a dar una charla. Lo llevé yo manejando, y con el tiempo me recordó ese paseo. Lo que le había impresionado que lo llevara a no más de 80 kilómetros por hora. Todos querían demostrarle a Fangio cómo manejaban. Tuvo enorme influencia en los pilotos argentinos de otras generaciones»(Carlos Reutemann, subcampeón mundial de Fórmula 1 en 1981).
«Tenía 13 o 14 años cuando leí en una revista, bien pudo ser El Gráfico, una frase que hice mía: Ese día hice cosas que nunca había hecho y que nunca volvería a hacer. Era de Juan Manuel Fangio rememorando su triunfo en Nurburgring. Así se encendió mi pasión por el automovilismo. ¿Cómo explicar lo que sentí cuando, en la despedida que me hicieron cuando fui a tentar suerte a Europa, vino Fangio a darme una mano? Vendimos cien cubiertos a cien dólares cada uno y yo gastaba 500 por mes haciendo mi camino. Me apoyó mucho. Lo veía como a un Dios» (Oscar Larrauri, expiloto de Fórmula 1, 66 años).
«Las veces que salgo con Fangio y manejo yo, voy acomplejado. Pienso a cada momento que estoy haciendo alguna macana y que me está mirando. Y cuando maneja él, bueno, me da vergüenza sentirme corredor, después de verlo hacer las cosas que hace al volante. El día antes de una etapa del Gran Premio de TC (1966), fuimos a ver el camino de tierra, en un Rambler que nos prestaron. Yo al volante, Fangio a mi lado. El camino estaba feo y llovía mucho. Adelante iba un chatita y me tiré a pasarla. No lo hagas, me advirtió Fangio, porque nos quedamos hermano. Quise demostrarle a mi maestro que podía hacer y nos empantanamos. Por la estima que me tenía no me insultó: ‘Pucha qué macana que hiciste me dijo y me pidió que le dejara el volante. Yo pensaba que aunque se llamara Fangio no podía sacar de allí el auto. Increíble: Juan hizo dos maniobras, pisó a fondo el acelerador y salimos como tiro. Asombroso»(Juan Manuel Bordeu, campeón de TC 1966, y discípulo de Fangio. Murió en 1990).
«Una luz histórica, como Maradona» (Guillermo Ortelli)
«Una luz histórica, como Maradona» (Guillermo Ortelli)
«Siento que a Fangio lo conocí desde que nací. Lo traté cuando acompañaba a Bordeu y muchas veces almorcé en la casa de su padre Loreto. En 1966 me eligió para integrar la escudería Automundo para correr en Europa a la Fórmula 3 y aprendí mucho de él. A Fangio lo querían en todos lados y en Europa todos lo homenajeaban. Lo querían por su humildad, e iba a los mismos lugares de cuando corría, en Milán, por ejemplo, al hotel Columbia, el lugar que lo cobijó y cuidó en sus comienzos
Una vez me despisté en la misma curva de Lesmo (Monza) que él en 1952 y me querían matar. Juan me había dicho que cuidara el auto, y los dueños de los autos involucrados que yo hice bolsa me buscaban. Fangio los convenció a los jefes de equipo diciéndole que eran cosas de carreras» (Carlos Pairetti, campeón de TC en 1968, 85 años).
«Como Maradona»
«Para los pilotos de nuestra generación, que aún competimos, Fangio es una referencia, una luz histórica, como Maradona para los futbolistas, o como Lionel Messi ahora. Lograr un título es difícil, pero repetirlo cinco veces habla del talento, de superación. Cada tanto paso por el Museo, veo los autos que manejaban en ésa época y la verdad que ellos corrían un riesgo superior. Eso aumenta el respeto que uno tiene por lo que hacía. Ahora no hay tanto riesgo, pero la competitividad es más grande. No eran tan veloces pero corrían con los bidones de combustible dentro de esas cupés, durante cientos de kilómetros. Eso es admirable»(Guillermo Ortelli, siete veces campeón de TC, 48 años).
A su regreso de la gira europea de 1949, Fangio fue recibido por Perón y Evita en la Casa de Gobierno.
A su regreso de la gira europea de 1949, Fangio fue recibido por Perón y Evita en la Casa de Gobierno.
El impulso del Estado Nacional al campeón
La construcción de Juan Manuel Fangio como leyenda deportiva se produjo sobre la base de factores diversos y, entre ellos, además de los relativos a sus atributos personales, se destaca el respaldo de Estado argentino en tiempos que el deporte era decididamente un pilar de la política pública.
«La relación entre (Juan Domingo) Perón y Fangio comienza cuando el Gobierno argentino, a través del Automóvil Club (ACA), le da la Ferrari con los colores de la bandera para que vaya a correr a Europa. Desde ese momento empezó una etapa muy importante en su vida deportiva», aseguró Juan José Carli, presidente del Museo Fangio, en diálogo con Télam.
El acercamiento entre el balcarceño y el expresidente argentino lo realizó el santafesino Clemar Bucci, primer piloto del país en correr en el Grand Prix europeo, antes que se denominara Fórmula 1.
En 1949, con la promoción de empresas públicas y el apoyo del Gobierno, que lo había designado embajador deportivo un año antes, Fangio viajó a Italia acompañado por Benedicto Campos, con quien formó equipo para su definitiva proyección internacional.
La primera victoria en el Viejo Continente llegó con una Maserati 4CLT 1.5 litros en San Remo, el 3 de abril. Los éxitos continuaron en Marsella, Francia, y la figura del «Chueco», que por entonces tenia 37 años, comenzó a seducir en la elite del automovilismo mundial.
La excursión europea de 1949 terminó con seis victorias.
La excursión europea de 1949 terminó con seis victorias.
Fangio sintió que sus aptitudes al volante necesitaban complementarse con una máquina mejor y buscó la aprobación del ACA para la compra de dos Ferrari 2000, con las que compitió y ganó el Gran Premio de Monza ante los ojos de Enzo, fundador de la Casa de Maranello.
La excursión europea del ’49 terminó con seis victorias y en su regreso al país Fangio fue recibido como un ídolo por el pueblo argentino. Perón y Evita le realizaron una recepción en la Casa de Gobierno, le entregaron la medalla al «Caballero del Deporte» y lo acompañaron a saludar a la multitud desde el balcón enfrentado a la Plaza de Mayo.
El éxito del balcarceño coincidía con una época de auge para el deporte argentino, que un año antes había cosechado siete medallas en los Juegos Olímpicos de Londres (tres oros, tres platas y un bronce), la mejor producción histórica junto a la de Ámsterdam ’28.
El fútbol, el atletismo, el boxeo y el básquetbol, campeón del Mundial organizado por la Argentina en 1950, eran otras disciplinas que brillaban en la época, como lo hizo Fangio en la Fórmula 1 desde ese mismo año hasta coronar el quíntuple campeonato en 1957 (récord recién alcanzado por el alemán Michael Schumacher en 2002).
Fangio nunca fue peronista pero expresó hacia Perón un sentimiento de respeto y agradecimiento por el impulso recibido cuando decidió ponerle fin a su etapa en el automovilismo nacional.
«En la parte política, Fangio nunca se metió con nadie, andaba bien con todos. No sabemos ni de qué extracción política fue», certificó Carli sobre su perfil ajeno a la militancia.
Sin embargo, en 1977, ya retirado y siendo una celebridad del deporte argentino, el expiloto quedó relacionado con la dictadura militar cuando aceptó un viaje a Venezuela junto al genocida Jorge Videla para promocionar al Gobierno argentino en el ámbito internacional.
Se impuso en forma consecutiva en los Grandes Premios de Argentina de las temporadas 1954, 1955, 1956 y 1957.
Se impuso en forma consecutiva en los Grandes Premios de Argentina de las temporadas 1954, 1955, 1956 y 1957.
El chueco; profeta de cuatro victorias en su tierra
Ganar una carrera de Fórmula 1 en el país propio es cumplir el refrán de ser «profeta en su tierra», máxima que Juan Manuel Fangio concretó en cuatro ocasiones.
El piloto balcarceño, fallecido en julio de 1995, se impuso en forma consecutiva en los Grandes Premios de Argentina de las temporadas 1954, 1955, 1956 y 1957. Los triunfos se alcanzaron con tres marcas distintas: Maserati, Ferrari y Mercedes.
La fábrica alemana Mercedes ingresa al mundo de la F-1 en 1954 y elige como primer piloto al astro del momento. Sus compañeros fueron los alemanes Karl Kling y Hans Hermann.
Fangio había obtenido el permiso de Mercedes para utilizar en las dos primeras competencias de 1954 una Maserati 250F, ya que la casa alemana no había terminado de alistar las «Flechas de Plata». Entonces, el 17 de enero en el autódromo 17 de Octubre (lo que es hoy el Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires) el balcarceño cantó victoria.
En Argentina, triunfó con tres marcas distintas: con tres marcas distintas: Maserati, Ferrari y Mercedes.
En Argentina, triunfó con tres marcas distintas: con tres marcas distintas: Maserati, Ferrari y Mercedes.
El segundo triunfo en el escenario porteño se dio al año siguiente, un domingo 26 de enero. Al comando de un Mercedes y bajo un calor abrasador de más de 37 grados, Fangio dio cátedra de manejo en las tres horas de duración, al igual que su compatriota Roberto Mieres, que finalmente llegó tercero.
El «Chueco», que manejó toda la carrera (en esos tiempos era habitual que algunos pilotos recurrieran a reemplazantes en el medio de la prueba), terminó la exigencia con una quemadura en la pantorilla derecha y un desgaste físico notable. Recibió sentado el trofeo de ganador y se fue directo a su casa a descansar.
En 1956, ya sin Mercedes en la máxima categoría, Fangio fue contratado por Ferrari, que también tenía en sus filas al británico Peter Collins, más a los italianos prometedores como Luigi Musso y Eugenio Castellotti.
Ese domingo 22 de enero, el balcarceño se impuso por tercera vez en su país.
Y la última se dio el 13 de enero de 1957, con Maserati, con la marca que había empezado en la Fórmula 1 en 1950. Esa tarde, Fangio protagonizó otra recordada carrera y se quedó con el triunfo, que le permitió enderezar el rumbo hacia su quinta corona.