Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia y Nueva Zelanda 2023 - Grupo C - España v Costa Rica - Estadio Regional de Wellington, Wellington, Nueva Zelanda - 21 de julio de 2023 La española Esther González en acción con la costarricense Mariana Benavides Foto NA- REUTERS/Amanda Perobelli

Corresponsales de una agencia de noticias europea recorrieron barrios humildes de América Latina en busca de historias cuyas protagonistas fueran futbolistas mujeres y encabezaron con aquellas que juegan en la Argentina.
Los gringos de la Reuters enviaron a periodistas mujeres para entrevistar a las futbolistas, la primera de ellas, Camila Luján Gómez Cabrera, una inmigrante paraguaya de 18 años del careciente Barrio 31 de Buenos Aires.
Un barrio que está en Retiro y que ya originara el tango Puerto Nuevo, inmortal en la voz de Agustín Magaldi, que dicho sea de paso no se parecía en nada al que apareció en una serie Evita de un canal pago de nombre difícil (para empezar no usaba bigotes y no consta que fumara descontroladamente, los guionistas ni siquiera se tomaron el trabajo de ir a ver el busto en el Patio de los Artistas situado en el Cementerio de la Chacarita, donde se encuentra entre Aníbal Troilo «Pichuco» y Roberto Goyeneche).
La futbolista de origen guaraní no percibe un salario y «tiene que hacer malabares entre un trabajo de medio tiempo de niñera y las exigentes prácticas».
La agencia internacional llega entonces a la conclusión que los mismos barrios pobres de Sudamérica que cobijaron a Diego Maradona o al Rey Pelé, son cuna de estas chicas.
A pesar de las dificultades, ellas van tras sus sueños.
«Hasta que sea igual, las jugadoras siempre vamos a necesitar otro trabajo porque no nos pagan ni la mitad de lo que pagan a los hombres, que viven cómodamente de esto», comentó Gómez Cabrera.
Mónica Santino, de 58 años, soñaba de chica con jugar profesionalmente en el barrio de clase trabajadora de Boedo, en Buenos Aires. Pero de adolescente la echaban del lugar y la insultaban por su amor al fútbol, así que abandonó su sueño, continúa la crónica.
Ahora dirige un programa de fútbol para niñas en el Barrio 31, donde jugó jugado durante casi una década.
Cuando ella y otra jugadora de La Nuestra lograron ingresar al equipo del club Defensores de Belgrano, las jóvenes se convirtieron en el orgullo del lugar.
Santino cree en el poder transformador del fútbol, particularmente para niñas de vecindarios pobres que muchas veces son estigmatizadas y discriminadas.
«Para una niña o adolescente, jugar al fútbol aquí es recuperar dignidad y es recuperar orgullo villero», comentó en referencia al barrio pobre, conocido popularmente como «villa», donde viven.
La capitana del equipo Olimpia de Paraguay, Paola Genes, trabaja por la mañana en el Hospital Nacional del Cáncer y entrena por la tarde, mientras cuida a su hijo Gael de 14 meses.
«A ellos (los jugadores) les sobra el dinero para hacer lo que quieran y nosotras, da para vivir el día a día pero con lo justo, siempre que seas de un club más grande de acá», apuntó.
Nicole Pereira, de 19 años, juega en el club de fútbol Rocinha, de la favela del mismo nombre.
Pero la falta de apoyo económico fue un elemento disuasorio de sus esperanzas de construir una carrera futbolística en Brasil y luego en Estados Unidos.
«Algunas chicas tienen ayuda de sus padres y yo no. No puedo pagar el transporte, no puedo pagar mis comidas», indicó Pereira, quien contó que se desmayó jugando por no poder llevar una dieta adecuada para una atleta.
La jugadora Christiane Rozeira patrocinó una academia de fútbol juvenil en Sao Paulo con el objetivo de usar el fútbol para transformar vidas, algo que ya se vio en Brasil, donde algunas jugadoras de orígenes humildes lograron triunfar.
«Mi sueño es jugar para Brasil y grandes equipos europeos. Y también ganar una Copa del Mundo», aseguró Gabrielle Cardoso, de 16 años.
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Una triste historia de Megan Rapinoe
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Megan Rapinoe, afamada futbolista estadounidense dejó el recuerdo de su talento en las canchas y rebeldía fuera de ellas pero también, una historia familiar triste.
La estrella que llegó a enfrentarse con Donald Trump presidente y llevó a su federación a los tribunales por la desigualdad salarial, tiene una historia familiar plena de particularidades.
Nacida el 5 de julio de 1985, la futbolista que actuó en 199 partidos y convirtió 63 goles es gemela de Rachel y ambas son las menores de seis.
Crecieron en una zona rural del norte de California y ella descubrió el fútbol a los tres años gracias a su hermano Brian, al que «idolatraba».
«Quería hacer todo como él», hasta que Brian fue detenido a los 15 años por traficar con drogas en el colegio.
«Desconsolada», triste y enfadada, el fútbol se convirtió en su vía de escape, contó una historia de la agencia de noticias France Presse.
Los años siguientes vieron a su hermano, ahora drogadicto, entrar y salir de la cárcel, mientras que ella construía una carrera profesional que la llevó a Lyon (2013-2014) y Seattle.
«Pinoe» lo dice abiertamente, los problemas de Brian, con quien mantiene una estrecha relación a pesar de los dieciséis años que pasó tras las rejas, despertaron su conciencia.
«Yo era su ídolo. Pero ahora, y no hay duda, ¡ella es mi ídola!», confirmó Brian en 2019, en declaraciones recogidas por ESPN.
EI/PT
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NA 2023-07-22 08:21:47