Tras un proceso de selección de postulantes rosarinos, del país y el extranjero, 323 colaboradores se sumaron al equipo que hizo posible el evento deportivo más importante de la ciudad en 35 años.
Las remeras violetas circulan de acá para allá por todo el predio del balneario La Florida. En cada espacio, incluso donde el público no los ve, están trabajando para que cada pequeño engranaje de los IV Juegos Suramericanos de Playa sea posible. Son los voluntarios y voluntarias que se sumaron a la competencia para desarrollar diferentes tareas en cada una de las áreas que ordenan la compleja organización de un evento internacional de estas dimensiones.
Todo empezó en octubre de 2018, cuando se abrió “una convocatoria en una página web, donde había que llenar una ficha: consignar si tenían disponibilidad part time o full time, si eran estudiantes o profesionales, si estaban dedicados al deporte”. Así lo cuenta Gabriela, la Coordinadora de Voluntariado.
Gabriela Villalba trabaja hace más de 20 años en el área de Deporte Federado de la Subsecretaría de Recreación y Deportes de la Municipalidad de Rosario y tiene vasta experiencia en coordinación de eventos deportivos. Sin embargo, la escala y el prestigio de los Juegos Suramericanos obligaron a nuevas formas de organización.
“Tuvimos que empezar de cero porque si bien dentro de Deporte Federado teníamos voluntarios eran para eventos chicos. Tuvimos la experiencia del Dakar que funcionó muy bien pero esto era otra cosa”, narró.
El único requisito a priori era ser mayor edad. En poco tiempo, 1.500 personas de toda la Argentina e incluso de otros países, se anotaron para ser parte del voluntariado. “A raíz de eso, empezamos a hacer entrevistas. A la gente de afuera le enviamos una ficha específica para tener mejores perfiles por área. De todos ellos, seleccionamos a las 323 personas que están trabajando hoy en los Juegos”.
Los criterios de valoración fueron variados, como formación, idiomas o experiencia en grandes eventos y en las áreas solicitadas. Las aptitudes fueron estudiadas caso por caso. Los voluntarios seleccionados participaron de distintas instancias de capacitación donde la idea fue que puedan contar con instrucción gratuita de calidad en las tareas propias del área que elijieran apoyar.
Las jornadas de trabajo son de seis horas y se distribuyen en el día según la necesidad del área. Dependiendo el horario que hagan, se les da el desayuno, el almuerzo o la merienda. “La mayoría son de Rosario pero hay gente de todo el país, de Mendoza, Córdoba, Buenos Aires. Tenemos mucha gente de afuera, de Brasil y Colombia. Gente que vino exclusivamente para los Juegos”, contó Gabriela.
Si bien la mayoría son jóvenes, la coordinadora Gabriela Villalba destaca que también hay algunas personas de mayor edad, sobre todo mujeres. Entre este grupo, se incluye a dos brasileñas que viajaron para el evento y dos señoras de Buenos Aires que estuvieron en los Olímpicos de la Juventud y no quisieron perderse los Suramericanos.
Acorde a los estándares internacionales que demanda este tipo de competencias, toda la organización se divide prolijamente en áreas de trabajo. En el mismo sentido, el voluntariado fue asignado y capacitado para desarrollarse en algunas de las siguientes grandes áreas: Marketing, Prensa, Protocolo, Ayudante de Campo o Logística. También hay voluntarios en emergencias sanitarias y otros que participan específicamente de cada deporte, asignados por el director técnico local de cada disciplina. Hubo voluntarios en la sede de Puerto Roldán y también en el Yatch, desde donde parten los competidores de Vela hacia la laguna El Saco.
Tomás, María Emilia y Nahuel se conocen de la facu y comparten el voluntariado de Attache, una suerte de sub-área de Protocolo que se encarga de acompañar y asistir a las autoridades y delegaciones. Ninguno es rosarino pero los tres se mudaron a la ciudad para estudiar educación física. El amor por el deporte fue lo que los motivó a inscribirse para participar. “Queremos estar cerca, ver cómo es la movida”, dijo Emilia.
Antes de los Suramericanos, también fueron voluntarios en los Juegos Nacionales de Playa que se desarrollaron en el balneario La Florida en el mes de diciembre. “Estuvo todo buenísimo. No nos podemos quejar”, aseguró el grupo, que además no dudaría en repetir la experiencia y de hecho ya piensa en participar del Mundial Juvenil de Rugby M20 e incluso en los Juegos Suramericanos de la Juventud 2021.
“Hay muy buena onda entre todos. Incluso si no es de tu área y no lo conocés, sabés que estás en la misma sintonía y siempre está la mejor”, contó Nahuel, a quien le tocó acompañar a autoridades de Perú. Tomás fue el encargado de asistir a Eduardo Álvarez Camacho, el presidente el Comité Olímpico Venezolano, y Emilia trabajó con Mario Moccia, secretario general del Comité Olímpico Argentino.
Uno de los voluntarios que seguro quedó en la memoria del público es Lautaro, de Marketing. Su área se encarga del contacto con la gente, la organización de los grupos grandes de visitantes (como las escuelas que llegan cada día) y la arenga de las tribunas. Y Lautaro se volvió especialista en todas esas tareas, siendo el encargado oficial de asistir al locutor en los partidos.
Es uno de los que reparte regalos entre el público, uno de los que recorre las tribunas a las corridas, uno de los que distribuye el micrófono entre los curiosos durante Crónicas de Porte, y también fue uno de los que participó de la trayectoria de la antorcha olímpica por la ciudad antes de encender el pebetero.
Al igual que muchos de sus compañeros, se sumó al voluntariado por amor al deporte, «por todo lo que hay alrededor de una competencia deportiva”. Es técnico de vóley y también planea estudiar para dirigir básquet. “De todo lo que viví me quedo con el aguante de la gente, que muchas veces vino a ver deportes que a lo mejor no conocía y alentó igual. En rugby por ejemplo el estadio Verde se llenó siempre cuando jugaba Argentina. También muchos vienen a ver deporte porque sí, porque les gusta, aunque no juegue Argentina o aunque no conozcan la disciplina, y eso me encanta”, aseguró.
Una actividad muy particular congrega a todo el voluntariado sin importar las áreas: el intercambio de pines. Se trata de una tradición de las competencias de este tipo, donde cada delegación lleva pequeñas insignias de su país para regalar o trocar con sus pares. Y voluntarios y voluntarias se abocaron de lleno en esto. En la cinta de las acreditaciones que cada uno lleva colgada en el cuello, se ostenta la colección: los pines de cada delegación prometen quedar como recuerdo de una experiencia que se trata sobre todo de generar vínculos.
En este sentido, el vínculo entre Gonzalo Benzo y Gonzalo Santamaría (que por motivos obvios se tratan mutuamente por el apellido) se remonta al 2015, cuando compartieron por primera vez un voluntariado en el Mundial de Hockey sobre patines en línea. Desde entonces, participaron juntos de la World League de Hockey sobre césped, el Mundial Sub 18 de Vóley, el Mundial de Arquería y el Mundial Sub 18 de Básquet.
Los dos son periodistas deportivos y por eso fueron asignados a Prensa. Entre sus varias tareas, está asistir a los periodistas acreditados que trabajan cada día en la cobertura e incluso hacer notas en la zona mixta. Por su experiencia, Benzo fue apuntado como responsable del estadio Verde, con tres voluntarios a cargo, y Santamaría del Rojo, con cuatro. “Pero no por eso me creo más importante que nadie. Lo de ser responsable me lo tomo como un reconocimiento, un regalo”, aclaró el segundo.
La experiencia de ser voluntario tiene mucho valor humano pero también profesional. “Tenemos la posibilidad de hacer notas en las tribunas y también individualmente a los deportistas. Te codeás con gente que yo en mi vida pensé que me iba a codear. Por ahí hablás con un gerente de Odesur y después con los choferes que trasladan a las delegaciones, y eso está buenísimo”, aseguró Santamaría.
Al momento de pensar en el recuerdo más memorable de los Juegos, Benzo eligió la semifinal de voley masculino que ganaron el rosarino Nicolás Capogrosso junto a Julián Azaad. Pero el otro Gonzalo sorprendió con su respuesta: “Yo me quedo con la presentación en el Monumento. Fue algo imponente, que no lo esperaba. Lo sentí único: la prendida de la llama en el pebetero, las luces, la organización. Todo estuvo bien armado para que fuera perfecto como fue”.
Además, también destacó “algunos pormenores, como los deportistas de Guyana haciendo bailes en la tribuna, siempre de fiesta”. “Eso me gusta porque si están así es porque están bien en la ciudad, están bien en el evento y a mí como parte de la organización me pone muy contento”, agregó el voluntario.
Con todo, los vínculos a largo plazo no son sólo entre voluntarios. El voluntariado está cerca de todos y todas: atletas, público, periodistas, miembros de las comitivas de cada país. Rápidamente transmiten buena onda y simpatía. Algunos dejan tan buena impresión que reciben regalos de deportistas o autoridades, como indumentaria de una selección (piezas sin dudas muy codiciadas en los trueques). Algunos se llevan amigos de varios países en las redes sociales con los que saben que se seguirán hablando.
Angie, una de las voluntarias de Prensa, es una de las que puede marcar todas las anteriores. Aún en aquel martes de tormenta, ahí estuvo firme en la zona asignada para periodistas. Es una de las que pisa primero la zona mixta para hacer las notas que después replicarán los televisadores oficiales. Pero sobre todo, trabaja con la buena onda y la pasión que conforman la identidad del voluntariado.
“Estamos muy contentos por la organización que llevamos adelante. Y que todo haya salido muy bien es en gran parte por el trabajo que realizaron los voluntarios, siempre bien predispuestos. Son una pata fundamental en este tipo de eventos, transmitiendo a todos un poco de ese espíritu deportivo”, aseguró Diego Sebben, director ejecutivo de los Juegos Suramericanos.
Como parte del reconocimiento a su importantísima labor, el voluntariado será el gran protagonista de la ceremonia de clausura que tendrá lugar este sábado 23 desde las 20 en el estadio Rojo. Sobre el mismo campo por el que pasaron destacados deportistas y se disputaron medallas hasta el último aliento, los voluntarios y voluntarias compartirán el cierre celebrando con los atletas.