Gabriel Esparza, a quien se le vence el contrato con Colón el 30 de junio, reveló sus ganas de volver a México, aunque no descartó seguir en Santa Fe.

Gabriel Esparza es uno de los nueve jugadores a los que se les vence el contrato en Colón el próximo 30 de junio y su futuro es incierto, ya que dependerá de la decisión que tome Eduardo Domínguez sobre si lo tendrá o no en cuenta. El atacante manifestó sus ganas de volver al fútbol de México, donde jugó en Puebla, más allá que al tener el pase en su poder los dirigentes sabaleros podrían intentar estirar su préstamo si así se considera pertinente.

Esparza es uno de los tantos jugadores que la han peleado desde chico para mantenerse en el fútbol. Nada le fue sencillo: a los 10 años tuvo que dejar Tucumán (su ciudad natal en Argentina), para trasladarse a Buenos Aires. Fue en ese momento donde entendió que su futuro estaba dentro del fútbol, donde a su última etapa lo encontró en Colón, más allá de haber tenido un paso por México.

Esparza, actual jugador de Colón, persiguió su sueño y lo cumplió: quedó en las Inferiores de San Lorenzo (Argentina), hasta que tuvo su debut oficial en 2014. Ese año, no solo lo iba a dejar marcado por haber dado sus primeros pasos en Primera, sino también por conseguir uno de los mayores objetivos de todo futbolista: la Copa Libertadores.

Sin embargo, no todas fueron buenas: sin lugar en su club, Esparza antes de llegar a México, fue cedido a Temperley (Argentina) en 2015. Cuatro años después, la vida lo pondría nuevamente en una situación de privilegio: fue finalista de la Copa Sudamericana con Colón, club con el que finaliza su contrato en junio.

Entre esos años, Esparza, que finaliza finaliza su contrato con Colón, iba a tener un paso por la Liga MX. En 2017, arribaría al Puebla de México (un gol en 24 partidos) cedido a préstamo de San Lorenzo. Los recuerdos del argentino son tan buenos, que no duda en la posibilidad de volver.

¿Qué recuerdas de tu llegada al fútbol de México?

«Llegué al fútbol mexicano con muchas expectativas, porque sabía que iba a un futbol que estaba creciendo mucho. En su momento presioné a la directiva de San Lorenzo para que me dejara ir. Recuerdo que me encontre con un lugar hermoso para vivir».

¿Cómo evalúas tu paso por Puebla?

«Considero que fue positivo, pero quizás no se evaloró por estar peleando siempre en los puestos de abajo. Me acuerdo cuando le hice un gol a Cruz Azul en el último minuto, en un momento donde no podíamos ganar. Ese gol nos dio la salvación. Fui de más a menos. Era difícil jugar en ese Puebla, porque a mitad de año nos jugábamos no descender, se vendió el club y pasaron cosas negativas».

¿Te hubiera gustado continuar en México?

«Sí, por supuesto, me hubiera encantado. Me abrió mucha la cabeza estar ahí. Es un futbol que creció mucho. No me pude quedar, porque la opción de compra que tenía San Lorenzo era muy alta, por lo que tuve que volver del préstamo».

¿Recuerdas alguna curiosidad que hayas vivido en territorio azteca?

«Me llamó mucho la atención lo del público mexicano, ellos van a disfrutar el espectáculo. Van con sus familias, toman cervezas, se juntan con hinchas contrarios. Es muy diferente a lo que pasa en Argentina. Creo que el futbol se vive muy distinto. En lo personal, otra cosa que me sorprendió fue el tema de los sismos, me agarraron dos cuando estaba concentrando y entrenando. En el primero no sabía qué hacer, pensé que se me caía todo en la cabeza».

¿Cuál fue el mejor jugador que enfrentaste en la Liga MX?

«Es complicado, porque había bastantes jugadores de renombre. Pero Gignac es el mejor. Lo sufrí mucho de visitante en la cancha de Tigres. Me sorprendió por su técnica, su posicionamiento y cómo recibir siempre con el perfil indicado para rematar al arco».

¿Qué estadio mexicano te sorprendió más?

«El estadio que más disfrute de jugar fue el Azteca. Es un estadio en el que pasaron muchas cosas históricas, más allá que sea el del América y por su infraestructura, sino por ser tan representativo. Allí se jugo un Mundial (1986). El césped de juego también es espectacular».

¿Notaste en alguna ciudad de México el ambiente de pasión que se vive en el futbol argentino?

«La pasión en Monterrey se nota mucho. Me acuerdo cuando fui a jugar a la de Tigres, que mi equipo se llevó un resultado negativo, y fue increíble la presión. Encima cantan las mismas canciones que las que se escuchan en los aficionados de Argentina. Es un ambiente pesado».

Si tuvieras la opción de volver al fútbol mexicano y te dan a elegir un equipo, ¿cuál seleccionarías?

«Si tuviera que elegir, me gustaría tener revancha en Puebla. Me quedé muy encariñado con el club, con la ciudad y con la gente. Pero hoy en día no le cierro las puertas a nadie».