El reinado de Bernie Ecclestone, de 40 años, como el supremo comercial de la Fórmula Uno, terminó el lunes 23 de enero con los nuevos propietarios Liberty Media, que reemplazaron al británico de 86 años por el estadounidense Chase Carey.
Señalando el final de una era, Liberty dijo en un comunicado que había completado la adquisición de la Fórmula Uno y nombró al Presidente Carey para el cargo adicional de Jefe Ejecutivo.
Ecclestone se convertirá en «Chairman Emeritus», disponible como una fuente de asesoramiento para el consejo de F1.
Liberty también nombró a dos directores generales, el ex director técnico de Ferrari y el ex jefe de equipo de Mercedes, Ross Brawn, para los deportes de motor y el ex ejecutivo de ESPN Sean Bratches para operaciones comerciales.
El estadounidense Chase Carey deja una vida dedicada a los medios de comunicación para asumir el manejo completo de la Fórmula 1, tras el desplazamiento del histórico Bernie Ecclestone por parte de la empresa Liberty Media.
Carey, de 62 años, fue nombrado titular de la Fórmula 1 en septiembre de 2016, pero la salida de Ecclestone -ex CEO de la máxima categoría del mundo automovilístico- le otorga desde entonces poder absoluto en sus decisiones.
Bajo la tutela del empresario y magnate australiano Rupert Murdoch, quien lo conoció en sus primeros pasos en Columbia Pictures, Carey construyó su camino en News Corporation, en 1988, que significó la apertura de puertas al grupo televisivo Fox, donde ejerció como director de operaciones pocos años después de su ingreso.
El trabajo de Carey, quien en comparación con Ecclestone cultiva un perfil mediático más bajo, continuó en 2003 en DirecTV, empresa regida por la órbita de News Corp con la compra de derechos. Allí logró un aumento considerable de suscriptores, y seis años después regresó a News Corporation.
Las preferencias y el gusto del nuevo presidente de Fórmula 1 hacia el deporte se apoyó fundamentalmente hacia el rugby y el béisbol, esencialmente como fanático de los Yanquis de Nueva York, su ciudad de origen.
La habilidad de Carey en los negocios vinculados al entretenimiento asoman como una esperanza para la Fórmula 1, para reavivar el alicaído interés de los espectadores por una categoría que conoció mejores épocas.