El exdefensor de Unión, Juan Pablo Avendaño, recordó su paso por Santa Fe y, además de resaltar lo importante que se volvió en su vida, ponderó al hincha.

El paso de Juan Pablo Avendaño por Santa Fe fue tan importante en su vida que terminó quedándose. Si bien es cierto que Córdoba está muy grabado a fuego en su corazón, hay cosas que lo marcaron cuando jugaba en Unión y a partir de ahí se dio un quiebre: se afincó definitivamente, formó su familia y, sobre todo, se volvió hincha. Un defensor confiable que vio su esplendor de la mano de Frank Darío Kuldelka.

“Siempre estuve cómodo en Santa Fe. Fueron varias cosas me llevaron a que me quede acá. Sobre todo, porque mi mujer es de acá y no había margen de discusión (risas). También se debe al tiempo que jugué en Unión, el cariño de la gente y el afecto que le tengo a la institución. No es normal, pero uno termina haciéndose hincha de un club donde uno logró cosas importantes, además de la pasión del hincha», reconoció Pata en diálogo con LT10.

Dentro de una entrevista distendida y descontracturada, el exzaguero contó cómo fue su llegada al club: “Yo estaba en Gimnasia de Jujuy y tenía casi cerrado irme a Argentinos Juniors, pero después me llamó (Frank) Kudelka y me convenció del proyecto que tenían en Unión. Ellos querían ascender y me sedujo. A parte la ciudad está cerca de Córdoba. Me gustaba ir a jugar a una ciudad futbolera, donde los dos equipos toman el fútbol con tanta pasión. Eso me convenció también”.

Sobre lo que significó Frank Kudelka su carrera, Juan Pablo Avendaño fue contundente: “Cuando lo conocí, yo veía más un profesor de fútbol que un entrenador. Es una persona que ve este deporte de forma diferente. Plantea los partidos para conseguir los tres puntos y las metas concretas”.

Lógicamente, hizo un párrafo aparte respecto al Clásico que terminó en victoria de Unión 2-0 como visitante en 2011: “Fue un partido especial, ya que después de ocho años se cruzaron en Primera para el Clásico. La realidad es que no habíamos tenido un buen arranque de torneo, pero los clásicos son partidos diferentes y la gente te lo hace sentir de esa manera. Íbamos medio de punto y Colón venía de tres partidos buenísimos y como puntero. Definitivamente, existe un poco de relajación cuando venís así”.

En el final, Avendaño no le cierra la puerta a ser entrenador, haciendo la salvedad que se retiró relativamente joven (tiene 37 años): “La realidad me marca que siempre me vi como entrenador. Durante cuatro años no tuve la iniciativa de hacer el curso. Mis hijos son chicos y me demandan mucho tiempo. Ir a Córdoba y demás también. Entonces no era el momento. Ahora crecieron y me siento con ganas de hacer el curso. Después veré si puedo ejercer o no”.