Pasaron 34 años del gol más importante de su vida. Todavía lo recuerda con mucha emoción cuando repasa las imágenes y escucha el relato en la voz de Víctor Hugo Morales: “Se me pone la piel de gallina”, remarca Pedro Pablo Pasculli (PPP), quien pasó a la historia de nuestro fútbol el 16 de junio de 1986, cuando marcó el único tanto frente a Uruguay, que le permitió a la selección argentina avanzar a los cuartos de final del Mundial de México.

Hoy, el oriundo de Santa Fe reside en Lecce, Italia, donde llegó hace 35 años junto a su mujer y dos hijos. Durante una charla telefónica, rememora ese encuentro inolvidable como si hubiese sido ayer: “Marqué el gol justo y necesario para ganar. Fue un partido durísimo, muy difícil y complicado. Uruguay era uno de los favoritos a ganar el Mundial, tenía un equipo de puta madre”, recalcó el delantero que esa tarde en el estadio Cuauhtémoc de Puebla compartió la delantera con Jorge Valdano.

Pasculli fue titular en dos de los siete cotejos que coronaron al seleccionado por segunda vez campeón del mundo. Estuvo en el inicio del torneo ante Corea de Sur y luego frente a los Charrúas en los octavos de final, donde fue determinante. Seis días más tarde Argentina le ganaba a Inglaterra un partido que se transformó en leyenda.

Con el tiempo, PPP (como lo apodó Maradona) se transformó en un campeón olvidado que en el futbol la vivió casi todas: conoció como pocos a Diego (compartió plantel en Argentinos, Selección Argentina y Newells), ganó una Copa del Mundo, disputó la Copa América en 1987, se destacó durante siete años en la Serie A de Italia y es parte de la historia del Lecce siendo el máximo goleador extranjero con 54 tantos en 214 encuentros. En la actualidad trabaja como Embajador del club italiano.

Se cumplen 34 años de la obtención de la Copa del Mundo en México 86´. ¿Cuántos recuerdos que se le vienen a la cabeza?

Son muchos, lindos recuerdos, emocionantes. No tuvimos la suerte de ganar otra copa a pesar de los jugadores que salieron y tenemos. Argentina es uno de los países que mejores futbolistas le dio al mundo. Y una de las selecciones más fuertes del planeta. De mitad de cancha hacia adelante tenemos a los dos mejores: Maradona y Messi, pero poseemos pocos títulos por lo que somos y representamos…

¿Qué tan importante es en un grupo que se lleven bien jugadores e integrantes del cuerpo técnico?

Muy importante, es esencial. La relación con el técnico es fundamental. Se vio lo que sucedió en Rusia, cuando los jugadores no se llevaron bien con el entrenador y así nos fue. Nosotros teníamos una excelente relación con Carlos Bilardo. Era uno más. Te hablaba dentro y fuera de la cancha. Te transmitía pasión, garra, ganas, todo. Pasaba por las piezas y se podía hablar tranquilo. Te preguntaba primero y después corregía los errores que teníamos. Éramos una familia. Después del 86’, nunca se volvió a formar una familia en el seleccionado. En el 78’, Cesar Menotti tenía a Mario Kempes, Osvaldo Ardiles, Daniel Pasarella, que eran jugadores que transmitían muchísimo y se llevaban bien…

¿Se disfruta jugar un Mundial o la presión por ganar no te lo permite?

No es para todos jugar una Mundial. Y ganarlo es lo máximo para cualquier jugador del mundo. No sé lo que harían Lionel Messi, Cristiano y Johan Cryff para ganar un Mundial. Son grandísimos jugadores y estrellas, pero nunca ganaron una Copa del Mundo. Jugar es lo máximo, pero ganar la copa es mucho más. Obvio que la presión siempre está, pero nosotros nos íbamos a divertir y no nos dimos cuenta de que podíamos salir campeones. Maradona no te hacía pesar lo que representaba. Se mostraba como uno más del plantel. Y teníamos al número uno del mundo que podía permitirse hacer lo que quisiera. Esa Selección, aparte de ser un buen equipo, tenía muy buenas personas y mucha hambre de gloria…

Pero como en toda familia hubo discusiones y peleas…

Sí, hubo discusiones y peleas. Nos encerramos en el vestuario, nos dijimos de todo y quedo ahí, entre nosotros. Después, salimos campeones…

¿Para ser el mejor del mundo hay que ganar un Mundial?

Sí, para ser el mejor del mundo tenés que ganar un mundial. Messi dijo que daría los 5 balones de oro a cambio de logar una Copa del Mundo. Ganar un Mundial es como tocar el cielo con las manos…

Marcó el único tanto en la victoria ante Uruguay en la ciudad de Puebla. ¿Ese gol fue clave para el futuro de la Selección en la copa?

Sí, marqué el gol justo y necesario para ganar. Lo importante es convertir. Fue un partido muy difícil y complicado. Uruguay era uno de los favoritos a ganar el Mundial, tenía un equipo de puta madre. Tuve la suerte de anotar y fue muy importante el triunfo para nosotros desde lo anímico y futbolístico…

Jugó de titular ante el charrúa y después frente a Inglaterra fue al banco. ¿Como se lo comunicó Bilardo?

Sí, me dio rabia y estaba enojado por el cambio. Bilardo no te decía si ibas a jugar o no. No fue fácil digerir el hecho de pasar de ser titular a ser suplente. Yo dormía con Maradona en la habitación. Él me veía un poco enojado, fastidioso porque venía de convertir contra Uruguay y no jugaba frente a Inglaterra. Me hablaba y aconsejaba. Me hacía entender la situación. Después ganamos y se me pasó el enojo. Si formas parte de la Selección tenés que estar preparado para todo…

¿Cómo fue la noche previa a la final con Alemania? ¿Es verdad que les costó dormirse con Diego pensando en los argentinos que perdieron la vida en Malvinas?

Sí, nos costó dormirnos. Hablamos de los pibes que se murieron por defender a nuestro país, que no debió pasar eso. Después, cuando ganamos la copa se la dedicamos a los fallecidos en Malvinas. Nosotros no somos un país que podemos ir a la guerra. No teníamos nada y ellos (ingleses) tenían todo y encima estaban aliados con los norteamericanos. Hablábamos de eso con Diego. Y nos juramentamos ganar el Mundial por ellos…

¿Cómo era Maradona como compañero de habitación?

Yo lo conocía de Argentinos Juniors. Nos enfrentamos en Italia. Yo jugando en el Lecce y él para el Napoli. Además, compartimos la Selección. Una persona extraordinaria, tranquila. Que te aconsejaba y tranquilizaba cuando estaba nervioso por algo. Con nosotros no era Maradona, era Diego. Uno más del grupo…