La entidad de Felipe Moré 1150 y César Martínez respiran igual pasión: el Celeste es pulmón de barrio Azcuénaga desde hace un siglo, y su socio vitalicio de 101 años, el corazón institucional
Los une el mismo color. Cada uno ofrece una rica historia escrita con la tinta celeste que corre por sus venas. El Club Atlético Libertad está al servicio de la comunidad de barrio Azcuénaga desde hace un siglo. La popular institución de Felipé Moré 1150 sigue destilando alegría por el centenario que celebró el pasado 2 de octubre. Mientras que César Martínez no es un socio vitalicio más. Tiene 101 años y es el orgullo de la institución, más allá de que también es el afiliado más longevo del fútbol argentino. La certificación que le entregó AFA hace dos años así lo avala. Los dos conjugan la misma pasión. La resultante indica que “Liber” es el pulmón de la tradicional barriada. Y don César es el corazón de la institución.
“Libertad es el club de mi infancia, donde hice muchos amigos. Vivía a 30 metros de la cancha de fútbol, que estaba en Rioja y pasaje Wilde, en barrio Mendoza”, recuerda sin titubear César Martínez, mientras un cúmulo de emociones comienzan a envolverlo. Frente a sus vidriados ojos, el socio vitalicio tiene al actual presidente del Celeste: Pablo Laporta, quien sigue cada palabra con suma atención y marcado respeto.
“Para nosotros es un enorme placer contar con un socio vitalicio como César, quien en su momento también formó parte de la comisión directiva. Es un pedazo grande de nuestra historia”, sostiene Laporta, quien desde hace 7 años preside el club “aunque -dice- llevo mucho tiempo en la comisión directiva porque me involucré desde joven”.
Ni bien Martínez recibe una camiseta de Libertad por los 100 años de vida, eleva la mirada como un chico y recuerda con espontaneidad: “Este el primer club del que fui socio. Era y es el mejor club del barrio”, afirma con orgullo.
Luego César suelta con firmeza: “Me hice socio cuando tenía 13 años, en 1932. La primera secretaría que tuvo el club estaba en Mendoza 5650”. Al instante exhibe sobre la mesa el histórico carné marrón donde reluce una foto ya sepia con el primer plano de Martínez, donde además aún se llega a visualizar “el número de socio 119”, expresa con alegría quien además fuera directivo durante años de Rosario Central.
“La última vez que fui a Libertad fue hace 7 años, para un carnaval. Cuando llegué, quise pagar la entrada. Salía 10 pesos pero no me quisieron cobrar”, relata. “Vino Oscar (González) y me dijo: qué hacés, pasá, pasá. Y me llevaron a ver el escenario y me quedé ahí todo tiempo. Libertad es mi club, así que quiero volver a visitarlo”, cierra un emocionado Martínez, socio vitalicio de 101 años que es el corazón y máximo exponente del Celeste.
El faro de Azcuénaga Libertad tiene el ingreso principal por calle Felipe Moré 1150. Cuenta con una prolija fachada donde resalta una frase, que más que un eslogan es el alma del club: “El barrio en Libertad”. Se percibe a simple vista que el Celeste es el principal faro de referencia para el barrio Azcuénaga. No sólo porque anida a casi 2.000 socios. También brinda un rol de contención importante, ya que colabora con dos colegios de la zona prestando las instalaciones para que los alumnos desarrollen diversas actividades.
Dentro del vasto espacio físico hay una variedad de disciplinas que contiene a la importante masa societaria, que poco a poco está volviendo a la “normalidad” como consecuencia de la pandemia.
Según desliza el presidente Pablo Laporta, quien está al frente de la centenaria institución desde hace 7 años, “el Liber ofrece básquet, que es el deporte histórico, patín artístico, vóley femenino, futsal masculino y femenino, gimnasia artística y deportiva, karate y natación”.
“Me crié y pasé toda mi infancia en este espacio, que además me contuvo y educó. A los 26 años me propusieron formar parte de la comisión directiva y acepté porque quería colaborar desde otro lugar y era además una forma de devolverle algo al club que tanto me dio. Fue así que me fui involucrando cada vez más hasta llegar al rol de presidente”, afirma Laporta.
El presidente de 39 años remarca sin dudar: “Tenemos un gran equipo de trabajo. No sólo por parte del personal que pertenece a planta permanente sino además por el aporte que hacen los profesores como integrantes de la comisión directiva, que está compuesta por hombres y mujeres”.
La pandemia causó algunos coletazos, pero “la llevamos bien porque generamos algunos recursos vendiendo pollos, rifas, bingo, sorteos. La gente respondió, pese a la situación de cada familia”. Espacios para todos los gustos
Libertad cuenta con “una histórica cancha de básquet, que está al aire libre y conserva hasta las baldosas de la época”. También ofrece un cómodo sector de camping junto a la resplandeciente pileta, que en temporada además sirve a la colonia de vacaciones. Además se inauguró hace poco un gimnasio y abrió la tienda oficial virtual, que cuando se levante la cuarentena tendrá su innovador espacio físico. El bufet «en tiempos normales juega un rol importante también”.
A ese combo hay que sumarle un amplio salón que “ahora está destinado a patín y tiene salida por calle Mendoza, pero en su momento era la pista de baile o el espacio donde se centraban los carnavales”, describe Laporta.
Mientras que el gimnasio cerrado, que se hizo gracias al Plan Abre “por tener toda la documentación al día” y sale a calle Matienzo, es utilizado para realizar múltiples actividades.
En tanto, en la parte superior del edificio resalta la cancha cerrada donde el básquet y vóley juegan por la Asociación Rosarina. Sin dudas, la institución brinda espacio para todos los gustos.
Caravana por los 100 años
“El Club Atlético Libertad nació por un grupo de amigos que jugaban al fútbol. Fue así que el 2 de octubre de 1920 decidieron fundarlo desde las calles 5 y B, del barrio Mendoza”, apunta Laporta. “Este año fue especial. Teníamos pensando celebrar a lo grande, pero la pandemia nos alteró todo”, afirma.
El presidente del Celeste comenta además que “estamos haciendo un libro por los 100 años donde César Martínez tiene un espacio destinado, como debe ser, por lo que representa para la institución. Además habíamos planificado una cena para los 2.000 socios. Pero todo quedó para más adelante por el coronavirus. Igual armamos una caravana y fue algo hermoso porque apareció gente que hacía tiempo no estaba en el club. Hubo más de cien autos. Vivimos un momento especial en un contexto particular en este club que tiene sentido pertenencia”.
Ginóbili en el Celeste
“Manu Ginóbili es yerno de Luis Oroño, un ex jugador de básquet que salió de Libertad y es muy amigo de nuestro querido profe Osvaldo Maya. Un día vinieron al club porque quería mostrarle de dónde había surgido. Y fue así que aparecieron una mañana. Lo curioso es que el portero que estaba en ese momento no quería dejar pasar a ninguno de los dos porque no eran socios”, expresa Laporta para recrear la histórica anécdota. “No conoció ni a Ginóbili”, añade con los ojos bien abiertos el presidente del Celeste.
“Manu conoció el predio, y luego nos regaló una foto con la camiseta de Libertad y además nos firmó una casaca. A eso le agrego que para el centenario nos mandó un video emotivo”, cierra con orgullo Laporta sobre el mejor jugador de la historia del básquet nacional y su vínculo directo con el club de barrio Azcuénaga.