La Selección nacional tuvo cuatro finales de la Copa América perdidas en lo que va del Siglo XXI. Las últimas fueron las dos consecutivas ante Chile en 2015 y 2016.
De las cuatro finales de la Copa América perdidas por la Argentina en lo que va del Siglo XXI, la más dolorosa resultó la de 2004 por haberse escapado por un desdichado despiste en el último segundo, la más inapelable fue la del 2007 y las que tuvieron como añadido la onda expansiva del desencanto y un dedo acusatorio y cruel, fueron las dos consecutivas ante Chile.
Las dos, además, consumadas a través de la específica herramienta de los penales, que aun cuando son una lotería -como ligeramente se afirma-, tampoco se ve obligada a dar explicaciones en el Tribunal de los Merecimientos.
En Perú, tiempos de Marcelo Bielsa, se dio un desenlace increíble y desdichado: Argentina ganaba por 2-1 y en el tercer minuto de descuento, en la última jugada, Adriano salvó a Brasil y la definición se salvó por la vía de los penales.
Brasil ganó entonces por 4-2 y repitió en 2007, pero ya cuando la Selección Nacional era conducida por Alfio Basile.
Impulsado por un juego contundente y vistoso (Juan Román Riquelme en su esplendor, Lionel Messi ya era un crack), la Selección ganó sus tres partidos de la fase inicial sobre Estados Unidos, Colombia y Paraguay, después dejó en el camino a Perú y México, pero en la final que tuvo lugar en Maracaibo cayó por 3-0.
(Riquelme fue sin embargo la gran figura de esa Copa América y goleador argentino con cinco anotaciones).
La piedra trasandina en el zapato, el karma y el trauma, se consumaron unos cuantos años después, en 2015 y 2016, primero por la Copa América
En 2015, de la mano de Gerardo Martino se llevó al cotejo decisivo después de empatar 2-2 con Paraguay, de ganar 1-0 a Uruguay y Jamaica, de imponerse a Colombia 5-4 en los penales y de golear por 6-1 en la revancha con los guaraníes.
Y resultó que el 4 de julio de 2015, en el Nacional, Argentina cayó en la trampa tendida por Jorge Sampaoli, cuyo Chile renunció al juego abierto que había desarrollado hasta entonces y se plantó cómodo en los roces, en la intensidad y en el juego directo.
Irresoluto, inconexo, Argentina fue la sombra de una sombra, sufrió la lesión de Ángel Di María, resignó la tenencia de la pelota (43 a 57 por ciento), desaprovechó un espléndido desborde de Ezequiel Lavezzi que Gonzalo Higuaín no pudo empujar al gol y debió someterse al código penal.
En esa instancia, la de los tiros desde los 11 metros, Chile acertó cuatro veces (Charles Aranguiz, Arturo Vidal, Matías Fernández y la última Alexis Sánchez, picando la pelota) y aprovechó la estirada de Claudio Bravo para desviar el derechazo de Banega.
Aquella noche la Selección formó con Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Martín Demichelis, Nicolás Otamendi, Marcos Rojo; Lucas Biglia, Javier Mascherano, Javier Pastore; Lionel Messi, Sergio Agüero y Ángel Di María (en calidad de relevos entraron «Pipita» Higuaín, Ever Banega y Ezequiel Lavezzi).
Un año después se jugó la Copa América Centenario y amén de los consabidos beneficios de inventario se dieron varias coincidencias y ninguna positiva para la vereda albiceleste.
Por saber: la Selección del Tata Martino jugó entre regular y mal, el cotejo abundó en infracciones (un total de 36), Lionel Messi careció de influencia virtuosa, Higuaín desaprovechó una buena oportunidad para anotar y la Copa se definió por penales en favor de Chile.
Para llegar a la final, la Selección le ganó a Chile por 2-1 en la primera fase y también a Panamá (5-0), Bolivia (3-0), después a Venezuela (4-1) y Estados Unidos (4-0).
El 16 de junio de 2016, en el MetLife Stadium del condado de East Rutherford, de Nueva Jersey, de la mano de otro entrenador argentino, Juan Antonio Pizzi, los trasandinos se impusieron a la Selección formada por Sergio Romero; Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Marcos Rojo (expulsado); Ever Banega (Matías Kranevitter) Javier Mascherano, Lucas Biglia y Lionel Messi; Gonzalo Higuaín (Sergio Agüero) y Ángel Di María (Erik Lamela).
En la ronda de los penales Messi falló el primero, después anotaron Mascherano y el Kun Agüero, hasta que Biglia falló otro, y Chile, pese a que Arturo Vidal no convirtió, volvió a celebrar gracias a sendos aciertos de Nicolás Castillo, Charles Aranguiz, Jean Beausejour y Francisco Silva
El ciclo del Tata Martino se extendería hasta el 5 de julio de 2016, inclusive.