El equipo de Omar De Felippe le metió dos manos de nocaut al Unión del «Kily» González en Santa Fe. El Tate se quedó sin su fortaleza y ganó sólo un partido de los últimos seis. Sin refuerzos y con poco recambio, un bajón previsible.

El equipo de Omar De Felippe le metió dos manos de nocaut al Unión del «Kily» González en Santa Fe. El Tate se quedó sin su fortaleza y ganó sólo un partido de los últimos seis. Sin refuerzos y con poco recambio, un bajón previsible.

Darío Pignata

En la previa, chocaban dos lindas rachas: Unión sin derrotas en el 15 de Abril y Central Córdoba by De Felippe sin derrotas desde hacía nueve presentaciones y en semifinales de Copa Argentina a dos partidos de una estrella. En cuanto a la diferencia anímica en sí, el Tate llegaba golpeado por actuación fulera más resultado negativo en Junín pero el «Ferroviario» llegaba agrandado por alcanzar de manera inédita a cuatro alegrías seguidas en el profesionalismo de Primera División.

No había pasado nada que a los 8 minutos «pegó» el santiagueño, en una jugada donde más allá de la polémica (el dueño de casa discutió la posición de Florentín porque supuestamente tapaba a Cardozo), hubo un manual de instrucción repleto de errores. Floja cobertura cuando nace la jugada del «Ferroviario» en la oreja del córner (Bruno Pittón), un despeje de cabeza para adentro en el medio (Paz) y hasta la salida tardía de Vargas que lo tapa a Cardozo tanto o más que Florentín. O sea, tres distracciones en una misma jugada para ir a buscarla adentro. El costo que pagaba el Tate, carísimo.

Para un equipo que venía de perder jugando mal en Junín era el peor escenario, arrancar 0-1 en Santa Fe, con su gente y con un rival en racha positiva como el once de De Felippe. Con un guerrero afuera como es Orsini, los dos del ataque corrían un montón, barriendo los extremos y dejando vacío el poste del «9». Para colmo, con el 1-0 a favor, esa línea de cinco parecía impenetrable.
Unión fue, como siempre, ganas, presión, empuje. Pero, sacando a Rivero que se mostraba y la pedía para armar juego, el resto aparecía como demasiado estático. A los 15, lo encontró Roldán a Morales pero no le pudo dar precisión el ex «9» de Boca. Y fue el mismo «Toro» el que inventó una media vuelta que se le fue arriba. Si bien siempre el que está afuera es el mejor, el equipo del «Kily» parecía extrañar mucho la presencia ofensiva de Nicolás Orsini.

Central Córdoba se fue a los vestuarios arriba por la mínima, algo que pudo ampliar en dos ocasiones el visitante: primero con una jugada preparada de doble cabezazo que el uruguayo Cardozo tapó en la misma línea de gol; después, con otro salto solitario de Abascia que calculó mal.

Como era de imaginar, perdiendo de local, se le fue encima con todo Unión ni bien arrancó el complemento. Hubo buen ataque izquierdo pero sin terminación (Morales) y hubo escalada por derecha de Vargas, centro perfecto y el cabezazo de Bruno Pittón desviado cuando entraban otros tres de Unión.
Antes del cuarto de hora, movió el tablero el «Kily»: salieron Nico Paz otra vez amonestado y Bruno Pittón «tocado» para que entren Jerónimo Dómina y Mateo Del Blanco. En consecuencia, tres para atacar (Balboa, Morales y Dómina) y buscar la igualdad en Santa Fe. A esa altura, empezaba la película de siempre: la desesperación del local por empatar y el pedido del visitante buscando una contra letal para sellar todo en López y Planes. Dos roles bien claros y definidos, que se podían leer desde el 0-1 del resultado.

Unión, con el correr de los minutos, peleaba contra el resultado negativo y también contra el reloj, además de la impaciencia de la gente con miles de cabezas en las tribunas. A los 25 minutos, delantero por delantero: adentro Lucas Gamba en lugar del «Toro» Morales. Al toque, error de Del Blanco en una salida, defensa a contra-pierna saliendo en el Tate y amarilla para Pardo que cortó con la mano la contra letal visitante.

Pasada la media hora, el último cambio en Unión: Patricio Tanda por un cansado Enzo Roldán. A puro empuje, con Gamba generando infracciones, parecía el mejor momento del rojiblanco que lo acorralaba a un «Ferroviario» que aguantaba y aguantaba. Sin embargo, esa contra con regalo que pedía a gritos el visitante llegó cerca del final, con una supuesta mano de Cabral y corrida del colombiano Angulo, más carambola contra la raya para el fusilamiento de Palavecino que estableció el 2-0 en Santa Fe en medio de gritos, reclamos y una revisión de mano que no fue por lo que el gol quedó firme.
El segundo de los santiagueños, más que provocar enojo con Herrera o el VAR, desempolvó en el 15 de Abril el griterío de la gente con el viejo reclamo popular desde las tribunas para con la Comisión Directiva de Luis Spahn: un club cinco meses inhibido, un pago escandaloso a Munúa, venta de dos elementos titulares (Vera y Luna Diale) y la no llegada de ningún refuerzo en el mercado de pases más largo de la historia. Todo eso que había disimulado la elogiable campaña del «Kily» (que lo sigue siendo) volvió a florecer en Primavera.

El 2-0 en Santa Fe agrandó la racha de Omar De Felippe, con cinco victorias consecutivas, diez partidos sin perder y en semifinales de Copa Argentina. La derrota del Tate implica perder el invicto como local, donde estuvo ocho jornadas sin derrotas. Pero, además, el equipo del «Kily» se fue desinflando en esta parte de la temporada por cuestiones lógicas, ganando un solo juego de los últimos seis.