En su primera etapa como entrenador sabalero, sumó 12 puntos en los primeros cinco partidos, en cambio en la actualidad cosechó apenas dos unidades en la misma cantidad de encuentros.

Cuando Diego Osella asumió en enero del 2014 el contexto era crítico, Colón estaba en convocatoria de acreedores y la AFA no le permitía sumar más de un refuerzo. Le habían sacado seis puntos por la gestión de Germán Lerche quien no le había pagado al Atlante de México los 600.000 dólares por el 50% del pase de Juan Carlos Falcón. Y hacía días que Eduardo Lalo Vega era el flamante presidente.

El técnico tenía todo en contra, ya que varios jugadores se habían desvinculado y nadie quería jugar en Colón. Y encima en el debut el Sabalero cayó 3-0 frente a Racing como visitante, lo que hacía presagiar un futuro muy oscuro. Sin embargo, el entrenador junto a los jugadores reaccionaron de una manera que nadie esperaba y entre un mix de jugadores jóvenes del club y otros de experiencia protagonizaron una gran campaña sumando 30 puntos (terminó 7º) que no alcanzó ya que el Sabalero perdió la categoría en el cotejo desempate ante Atlético Rafaela.

Pero luego de la 1ª fecha en la que fue goleado por la Academia, el conjunto rojinegro cosechó cuatro victorias consecutivas (Argentinos Juniors 1-0, Quilmes 2-0, River 3-1 y Rosario Central 1-0). Es decir que sobre 15 puntos, Colón había cosechado 12, con triunfos resonantes como ante el Millonario en el Brigadier López y el Canalla en el Gigante de Arroyito.

Muy distinto resulta el comienzo de Osella en su segunda etapa en el club, en donde Colón apenas sumó dos puntos sobre 15 en disputa, producto de dos empates y tres derrotas. Pero además con el agravante de que en cinco partidos, el Sabalero solo convirtió un gol. Perdió en el debut ante Central Córdoba 1-0, luego con Banfield 1-0, posteriormente llegaron los empates con Defensa y Justicia 0-0 y Racing 1-1 y la caída ante Newell’s 4-0.

A la hora de comparar, claramente en su primer ciclo Osella tenía por delante un panorama mucho más complicado por lo antes descripto. En esta oportunidad, el cuerpo técnico asumió con una institución que está al día con el plantel, que viene de jugar una final de Copa Sudamericana y que además se reforzó con jugadores de jerarquía. Potenció lo que tenía.

Por lo cual, resulta difícil analizar los motivos de tamaña diferencia en cuanto a los resultados, coincidiendo en que en 2014 tenía todo para que le vaya mal y en esas primeras cinco fechas el equipo era puntero del torneo con cuatro triunfos al hilo. Y ahora en este 2020 si bien la situación no es sencilla, cuenta con mayores recursos deportivos e institucionales.

Así las cosas, son bien marcadas las diferencias entre un ciclo y otro y la sensación es que el partido ante Boca puede ser clave para el futuro del entrenador. Los resultados no aparecen y el funcionamiento tampoco y frente al Xeneize es una oportunidad para reaccionar y enderezar el rumbo. Al menos desde el esquema táctico, el DT pretende imitar al del 2014.